¿Ciencia, tecnología e innovación en la agenda electoral?

Investigación y Desarrollo
28 de enero de 2012
Héctor de la Peña / Isaac Torres Cruz

PÁGINA: 1-4-5

Los periodos electorales en México son muy distintivos. Se encuentran las calles llenas de pancartas y bardas pintadas con los nombres o las caras de personas poco conocidas para el común de la población, las transmisiones de radio y televisión se ven repletas de fomento al voto hacia algún partido político, y los estantes de las librerías se ven invadidos por publicaciones de análisis políticos o biografías de los aspirantes a puestos de elección popular. Pero, dentro de toda esa información, muchas veces vale la pena detenerse en las propuestas de personajes o instituciones que ven en la coyuntura del cambio de gobierno la oportunidad de exponer sus argumentos y participar en la recomposición del sector al que pertenecen o están interesados.

La ciencia, la tecnología y la innovación no son ajenas a esa dinámica. Tan sólo el año pasado la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) dieron a conocer, cada una por separado, sus propuestas para «mejorar» estos rubros, en los cuales revelan una alta coincidencia de perspectiva con diversas iniciativas que impulsa el Forocyt (Foro Consultivo Científico y Tecnológico, A.C.), que en conjunto con legisladores en el Senado de la República y la Cámara de Diputados, promueven la creación de una Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, de ser posible en este periodo de sesiones o al inicio del próximo gobierno; la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico (ADIAT) presentará a los aspirantes a la Presidencia de la República la Declaración de Monterrey, una iniciativa sobre la apuesta que debe tener el país para basar su desarrollo económico en el conocimiento.

Los tres documentos están disponibles en los sitios web de cada organización; sin embargo, recogemos los puntos más significativos de cada propuesta, la cual se complementa con comentarios de personajes destacados en este tema.

Recomendaciones desde la AMC

«No podemos esperar un cambio, si seguimos haciendo lo mismo», decía Albert Einstein en una de sus frases más conocidas, misma que ha retomado la Academia Mexicana de Ciencias en el inicio de un documento que debe ser, en su opinión, indispensable para que la nueva administración federal cambie el rumbo mediante el apoyo de la educación, ciencia, tecnología e innovación.

El único camino hacia el desarrollo de México pasa por el conocimiento es un texto realizado por esta institución, con recomendaciones básicas que cualquier aspirante a la Presidencia debe conocer, refiere el presidente de la AMC, Arturo Menchaca Rocha, quien agrega que el análisis está basado en datos sobre la situación actual en materia de educación de la ciencia y el desarrollo y estancamiento en ciencia, tecnología e innovación (CTI).

Este trabajo, presentado desde finales de 2011, contiene cuatro recomendaciones concretas que pueden ser clave en las plataformas. Se trata de mejorar la calidad de la educación básica en ciencia; incrementar la producción y calidad de los recursos humanos; mayor prioridad gubernamental al sector (promoviendo una secretaría de Estado); y aumentar la inversión del sector al uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), como establece la Ley federal en la materia.

Para el primer punto establece mejorar la calidad educativa e incluir en ésta la impartición de las ciencias. «La experiencia de la AMC en el tema indica que se requiere iniciar por la educación misma de los profesores, revisando los programas desde el nivel de la educación Normal», establece el documento.

Sobre el nivel de investigadores y recursos humanos de alto nivel, principalmente doctorados, el texto establece la necesidad de contar con más de éstos, frente a uno de los problemas torales de la ciencia.

«El país requiere urgentemente de la creación de nuevos polos de desarrollo tecnológico, con sus respectivos centros de investigación públicos y privados. El objetivo es ampliar el acceso a la empresa mexicana a las nuevas tecnologías, a nivel regional y nacional. Sin embargo, esta visión de un México triunfador resulta inviable en el corto plazo si no se prevé la producción de los recursos humanos en los niveles más altos (maestría y doctorado), por el tiempo que esto último requiere (dos a seis años).

Un gobierno que aspire a hacer un cambio efectivo en este rubro, debe iniciar por incrementar la oferta educativa en los niveles medio y superior, adaptándola a la realidad poblacional actual del país», refiere el texto.

El único camino… enfatiza la necesidad de generar más plazas y captar a más investigadores en el sector público, reconociendo que las empresas privadas no tienen aún la capacidad para innovar y contratarlos en el corto plazo.

La Academia establece, por otra parte, que la atención y prioridad de la ciencia y tecnología ha disminuido en las últimas décadas, por lo que su documento instó a que se instituya «una Secretaría de Estado para este ramo, como han hecho varios países del orbe, entre ellos Brasil, Argentina, Uruguay, España, Venezuela y Cuba. Esta nueva Secretaría debe elevar a nivel subsecretarial el fomento a la formación de recursos humanos de alto nivel, así como retomar las problemáticas asociadas al fomento de investigación científica, incluyendo al Sistema Nacional de Investigadores. También se debe reconocer, en un nivel subsecretarial independiente, las importantes diferencias que existen entre la investigación tecnológica, por un lado, y la innovación y la competitividad, por el otro».

Finalmente enfatiza la importancia de cumplir el ordenamiento legal de aumentar al uno por ciento el PIB en ciencia, tecnología e innovación.

«Si la pregunta es ¿en qué se invertirían esos recursos? la respuesta está en cada uno de las tres propuestas anteriores: lograr una mejor educación científica y tecnológica ligada a la investigación y a la educación superior, duplicar la producción de graduados con doctorado aumentando su contratación y construyendo con ellos los nuevos centros de investigación científica y tecnológica que requiere el desarrollo económico del país, y canalizando los recursos necesarios para becas y proyectos a través de la creación de una Secretaría de Ciencia y Tecnología», se lee en la propuesta de la AMC.

La ruta de Concamin

Desde el sector académico se ha acusado en diversas ocasiones la supuesta falta de interés de los industriales en el quehacer científico y tecnológico del país. Pero al analizar el documento de cerca de 200 páginas que lanzó la Concamin en octubre pasado, se entiende que al empresariado nacional también le conviene que las condiciones para la generación y uso del conocimiento mejoren.

Titulado México, la ruta del progreso. Plan de Acción para una Política Industrial Flexible y Dinámica (2012-2030), la estrategia que sugiere grosso modo el gremio industrial para que el quehacer científico, tecnológico y de innovación impacte en la economía nacional es apuntalar la generación de recursos humanos, la vinculación con la academia y el impulso de la inversión privada en la investigación y desarrollo. Puntos que no distan de la versión que presenta la AMC en su iniciativa.

A pesar de que el documento de la Concamin aborda otros temas, como aspectos laborales y seguridad social, o competencia y comercio exterior, dedica varias páginas a la investigación, el desarrollo y la innovación. Entre los ejes más destacados en esos puntos figura la necesidad de reforzar la vinculación de empresas con universidades y centros de investigación.

En ese sentido el documento sugiere «avanzar en la implementación y respaldo (…) de las unidades de vinculación y transferencia de conocimiento (en las universidades y centros de investigación). Las cuales son herramientas efectivas de vinculación entre centros públicos de investigación e innovación y la propia industria».

El déficit de recursos humanos especializados también es analizado por la Canacintra, que al igual que la AMC puntualiza la necesidad de incrementar los niveles de estudio de la población, toda vez que «la industria demanda una fuerza laboral más calificada, con mayores niveles de educación formal (…)¦ Asimismo, se necesitan mayores profesionistas científicos e ingenieros que favorezcan en las empresas la adopción y generación de nuevas tecnologías y procesos de innovación».

Sin duda uno de los sectores que más preocupa a los industriales es el de las llamadas Pymes, ya que muchas de ellas trabajan en el esquema de supervivencia, y por lo tanto tienen pocas expectativas de invertir para generar innovación de nuevos productos o procesos. En tomo a ello es que el texto México, la ruta del progreso… sugiere orientar los apoyos a la innovación que operan el Conacyt y la Secretaría de Economía hacia rubros específicos (generación de nuevos productos, fortalecimiento de la capacitación personal, implementación de sistemas avanzados de producción y uso de nuevos materiales para mejorar la productividad).

Además, con el objetivo de disminuir «la tasa de mortalidad» de las empresas pequeñas antes de cumplir sus primeros cinco años, la Concamin propone conjuntar los apoyos a emprendedores del Fondo Pyme con la red de incubadoras del Sistema Nacional de Incubación de Empresas.

También manifiesta su interés por restablecer «deducciones en el impuesto sobre la renta por inversiones o gastos en actividades de investigación, desarrollo e innovación», así como mantener el fortalecimiento de los parques científicos y tecnológicos para «incrementar la riqueza de las regiones, promoviendo la cultura de la innovación y la competitividad a través del flujo de conocimiento entre universidades, instituciones de investigación, empresas y mercados».

Se declaran por la competitividad

Quizá de los tres documentos referidos, el de la Adiat sea el más ambicioso, no sólo porque se presentará directamente a los candidatos a la Presidencia de la República, sino porque toca puntos transversales que van desde la educación, pasando por el empleo, hasta concluir con la implementación de las sociedad del conocimiento; todo con el objetivo de alcanzarlo para 2018.

La Declaración de Monterrey, en referencia al próximo congreso de la Adiat que se llevará a cabo en la capital regiomontana, insta a crear un nuevo marco institucional en materia de ciencia, tecnología e innovación, cuyo pilar sería la institución de una «Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación», sin menoscabo de mantener en la estructura al Conacyt.

Esa idea, que se ha expresado en diversos foros, es planteada en el documento ante la exigencia de formular un plan a 25 años en tomo al desarrollo científico, tecnológico y de innovación como palanca para el desarrollo nacional, donde se coordinen las prioridades sectoriales y regionales.

Otro de los rubros que destaca la Declaración atañe a la educación superior. En ese sentido se manifiesta por tener una tasa de crecimiento de su cobertura al menos 15 por ciento anual, para pasar de los 2.7 millones de estudiantes que tiene actualmente el país a al menos cinco millones. Lo que significaría que 40 por ciento del segmento de la población entre 20 y 24 años tendría un lugar en las aulas universitarias. Esta estrategia iría de la mano con el incremento de programas de estudio certificados por las instancias correspondientes (lograr el estatus en siete de cada 10), y aproximar las asignaturas a las necesidades del mercado laboral.

Sobre la participación del sector privado, la Adiat propone que los apoyos gubernamentales al empresariado sirvan de compromiso para triplicar su inversión en investigación e innovación, y lograr que durante los próximos seis años puedan gastar mas de 90 mil millones.

Finalmente, la Declaración de Monterrey también aborda el compromiso que deben asumir los estados para consolidar la sociedad del conocimiento. Al respecto, plantea que desde el Ejecutivo federal se negocie con los gobiernos locales un incremento gradual del gasto orientado a las actividades científicas, tecnológicas y de innovación, a fin de que en 2018 cada entidad federativa destine al menos 0.5 por ciento de su presupuesto fiscal. Además de promover mayor participación por parte de los municipios.

Notas al renglón

Crítica fue la opinión del ingeniero Guillermo Fernández de la Garza, director ejecutivo de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (FUMEC), quien destacó varios puntos en tomo a las iniciativas y señaló que es necesaria una estrategia eficaz para impulsar el desarrollo nacional, ésta debe dar más peso al hecho de que la mayoría de las empresas y programas sociales pueden lograr mejoras importantes al aprovechar los conocimientos existentes, sobre todo ahora que es fácil tener acceso a la información y a los expertos de todo el mundo.

Explicó que el gran reto para tener una asimilación adecuada es la preparación de los directivos y técnicos, de esta manera se contará con la visión y la capacidad de comprensión de los problemas y se aprovecharían los conocimientos existentes.

Al referirse a las diferentes propuestas para apuntalar la ciencia, tecnología e innovación, recordó que desde hace tres décadas en México se han planteado distintas ideas, centradas en la investigación y el desarrollo tecnológico. y poco se ha avanzado en torno a cómo emplear el enorme y valioso acervo.

[tc]


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