La Crónica de Hoy
20 de febrero de 2012
Isaac Torres Cruz
Academia
Hace alrededor de 30 años, Hugo Barrera Saldaña egresaba de la Universidad Autónoma de Nuevo León para realizar su posgrado en biología molecular en la Universidad de Texas, Houston, en el Hospital MD Anderson de Cáncer, donde finalmente se doctoró.
Al terminar, fue propio tutor quien le sugirió que el esfuerzo hecho al salir de México podría capitalizarlo mejor y hacer una estancia pos doctoral. Escogió irse a Estrasburgo en Francia con el profesor Pierre Chambon, autoridad en el campo de la transcripción genética, sobre cómo se “prenden” y “apagan” los genes.
Ya con su posdoctorado y una docena de publicaciones en algunas de las revistas científicas más importantes del mundo, de pasar por dos de los laboratorios más equipados del mundo, regresó a México donde no había nada…, en lo que se refiere a biología molecular. Sólo había “piedra que picar” y lo hizo.
Hace algunas semanas, el investigador fue reconocido como el primer Miembro Distinguido de la Sección Regional Noreste de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) por su labor pionera en desarrollar la biología molecular, sobre todo biomédica y áreas afines a la salud, en el noreste del país, donde tuvo impacto a nivel nacional e incluso en Latinoamérica. Pero a la par formó muchos recursos humanos y fue artífice de muchas instituciones en el norte del país.
En entrevista hace una retrospectiva de esos 30 años de esfuerzo, que en investigación constata el desarrollo tecnológico para diagnosticar y tratar de enfermedades, así como otros terrenos como la ganadería y otras ramas de la biomedicina, a partir de sus conocimientos adquiridos en biología molecular.
También la creación y dirección de instituciones de excelencia líderes en el país, dentro de la UANL así como una unidad del IPN en Reynosa, Tamaulipas, y su centro de biotecnología. De la creación de la Unidad de Ingeniería y Expresión Genética, dentro de la Facultad de la UANL, laboratorio con el récord de más proyectos aprobado en la historia y generar ciencia de excelencia. Ese “oasis en medio del desierto”, dice, donde por donde han pasado centenares de investigadores del norte y resto del país.
HACER EL MILAGRO. Si la pregunta es ¿cómo fue posible sobrevivir después de venir de uno de los mejores laboratorios del mundo en EU y Francia a donde no había nada y generar estos y otros logros más en la materia?, su respuesta se resume en la pasión y entusiasmo por su trabajo y mucha libertad de la UALN.
“Para lograrlo el universo conspiró”, como dice el dicho, afirma, donde convergieron esa pasión para perseverar entre tantos obstáculos y adversidad, y así sumarle alumnos talentosos dedicados y una universidad que confió en él. De esta manera, solo, generó un posgrado en dicha rama, que a la fechas está catalogado como de Calidad Internacional, el nivel más alto otorgado por Conacyt.
Pero el apoyo de su familia y profesores de EU y Francia fueron decisivos también. Es por ello que las circunstancias le ha llevado a compartir con amigos, estudiantes y colegas, que “más que esperara milagros, hay que hacerlos”, porque, añade, siempre que hay un problema hay una oportunidad de plantear una solución.
Después de tantos años ha adquirido la experiencia para seguir sorteando diversos obstáculos dentro del sistema científico del país, “porque el panorama no ha cambiado demasiado en todos estos años, en donde México se pueda hacer más y mejor ciencia”, reconoce.
INVESTIGACIÓN. Durante todo este recorrido, el científico ha hecho notables contribuciones con sus estudiantes y equipos de trabajo, resultado del desarrollo de ciencia básica hasta su aplicación y que benefician a muchos mexicanos.
Más que trabajar en una enfermedad en particular, su grupo realizó investigación básica sobre genes, principalmente de la familia de la hormona del crecimiento, su función, regulación, incluso su evolución. Estudios realizados en la Facultad de Medicina que se trasladarían al hospital universitario de la UANL para resolver problemas de salud.
Introdujeron así tecnología de biología molecular e ingeniería genética, ahora genómica, para desarrollar diagnósticos de un buen número de enfermedades: fibrosis quística, distrofia muscular, hemofilia A, así cánceres de mama y cérvico uterino.
“Todos estos esfuerzos rindió como fruto un servicio llamado la Unidad de Diagnóstico Molecular, que hasta hace poco tenía un centenar de pruebas de diagnóstico para un sinfín de enfermedades genéticas, oncológicas, de naturaleza infecciosa y otras más”.
Pionero una vez más, introdujo este tipo de tecnología en el país así como la terapia génica, con protocolos para tratar cáncer de próstata y cérvico-uterino.
POLÍTICA-FICCIÓN. Estos son algunos de los motivos por lo que la AMC reconoce a un pilar de la ciencia nacional clave en el desarrollo de este oasis en el norte del país, uno de los casos más exitosos de descentralización de la ciencia. Con esta labor y frente a un panorama incierto de la ciencia en México ¿qué es lo necesario para avanzar a su parecer?
De inicio, apunta, hay que reconocer que la falta de interés de este país por la ciencia, tecnología e innovación, no es sólo un problema de las autoridades, sociedad o científicos, sino algo más estructural, algo casi cultural. “no le hemos les hemos dado su lugar en el quehacer de la vida diaria. En las decisiones y en los planes…”
“Pero tampoco hemos cambiado nuestra actitud: nos hemos resignado a que la ciencia de excelencia y la tecnología de vanguardia sólo se pueden hacer lejos del país, lo que nos ha metido en serias dificultades y nos tiene donde estamos”.
Para Hugo Barrera mientras no agreguemos muchos valores, cualidades y bendiciones que tenemos como país, y no nos sintamos orgullos de hacer buena ciencia y tecnología, no habrá forma de usarla en los sectores productivos para hacer empresas de alta tecnología y crear un círculo virtuoso.
“Ese lugar donde la ciencia aporta las soluciones que necesitan los sectores productivos, sociales y privados y que estos se convenzan de ello”.
Ha habido avances en los últimos 30 años, donde el investigador abrió brecha y “picó piedra”, pero aún así el país no ha logrado basar su desarrollo en el conocimiento. Ejemplos de naciones que lo han hecho sobran, no así nosotros que en muchos aspectos, pero centrándonos en ciencia y tecnología “todavía nos mantenemos en niveles lamentables”.
Pero es año de elecciones, de cambios, y “cada vez que viene nuevo gobierno vuelve a surgir la esperanza de que finalmente llegue un líder, o lideres, que entiendan por qué hay que apoyar estos sectores”.
“Varios estamos inquietos por hacer llegar propuestas a los candidatos y la Academia lo está haciendo, importante, incluso ha elaborado un documentos para ellos. Tenemos que amalgamar la mejor política con la mejor ciencia y tecnología y ya verán cómo cambia este país”.
Lo lamentable sería, y ya ha pasado, solo escuchar buenas intenciones y después no cristalizarlas en presupuestos y recursos, caer en la demagogia, enfatiza.
“Este país necesita perseguir la excelencia en educación, ciencia y tecnología, sólo así lograremos hacer cosas de clase mundial, con las mejores prácticas del mundo para tener éxito, eso es lo que debemos adoptar y dejar a un lado tanta demagogia y tanta simulación”.