Milenio Diario
23 de octubre de 2008
Alejandro Canales
canalesa@servidor.unam.mx
La semana comenzó bien. Este lunes 20 se llevó a cabo en las instalaciones de la UNAM el “Segundo foro parlamentario sobre educación media superior, superior, ciencia y tecnología e innovación”. Lo mejor es que existe acuerdo en el diagnóstico y en las eventuales iniciativas para hacerle frente a los problemas en este terreno. El punto sobresaliente, aunque poco novedoso, es que no hemos avanzado lo suficiente y como nación necesitamos hacer un mayor esfuerzo de inversión. El debate y el consenso no son lo único que se requiere, pero es parte de la solución.
Los foros son un espacio abierto de interlocución frecuente entre legisladores y los destinatarios de sus iniciativas. Nada tiene de extraordinario un mecanismo de este tipo en la actividad legislativa. Sin embargo, tanto el primer foro realizado en noviembre de 2006 como el más reciente, tienen la peculiaridad de reunir a buena parte de los principales actores del sector y hacerlo en la víspera de decisiones importantes.
En estos foros participan representantes de las principales fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Unión, particularmente los presidentes de las comisiones de Educación y de Ciencia y Tecnología de los diputados; funcionarios del gobierno federal responsables de las subsecretarías de Educación Media Superior y Superior, así como de Conacyt; los titulares de instituciones de educación superior y centros de investigación y algunos académicos, entre otros.
La jornada del reciente foro estuvo organizada en sesiones plenarias y mesas de discusión por tema. La mesa sobre ciencia, tecnología e innovación, según se indicó, tenía el objetivo de discutir la importancia de ese componente en el desarrollo de México y el apoyo para consolidarlo. El diputado Jesús Vicente Flores Morfín, del PAN, secretario de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, moderó la mesa.
Una de las participaciones destacadas en la mesa sobre ciencia fue la de Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias. La representante de la AMC señaló la discordancia entre la duplicación del número de investigadores pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y la tendencia inversa en el número de publicaciones, sugirió que probablemente los datos indican que existen las personas pero no los apoyos para investigar. También subrayó el endémico problema de la desigualdad regional, tanto en lo que se refiere a la cantidad de miembros del SNI por entidad federativa (el Distrito Federal concentra más de seis mil integrantes y Nayarit apenas tiene 26 miembros), como a programas de posgrados reconocidos por su calidad. En su opinión, uno de los mayores problemas ha sido el programa de estímulos fiscales, sobre todo, dijo, porque empresas transnacionales han sido las principales beneficiadas y el indicador de patentes solicitadas por extranjeros en México ha crecido exponencialmente y no ha ocurrido lo mismo con las solicitudes de nacionales. “Aquí no debe haber borrón y cuenta nueva”, dijo.
La propuesta de la presidenta de la AMC es relativamente sencilla: cumplir lo que dice la ley en materia de presupuesto en este sexenio. Según los cálculos que presentó, si a partir del año próximo se destinaran 15 mil 800 millones de pesos más al presupuesto de ciencia y tecnología anualmente, al término de esta administración se alcanzaría 1 por ciento respecto del PIB que marca la ley. Por el contrario, si se sigue la tendencia de incremento que propone el Ejecutivo en el presupuesto de egresos para el año próximo, llevará décadas alcanzar la proporción.
Por su parte, Juan Pedro Laclette, coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico también tuvo una participación importante. Apuntó que sería deseable el incrementó anual de los 15 mil 800 millones de pesos, pero lo más probable es que no se autorice, por lo cual sugirió un monto más modesto, pero más localizado en el presupuesto que controla directamente Conacyt. Un incremento de poco más de 220 millones de pesos dirigidos a apoyar a los centros públicos de investigación, otros 400 millones más para fondos sectoriales, también recursos para sostener e incrementar los montos de los fondos mixtos y etiquetar en tres rubros el fondo de 2 mil 500 millones de pesos de apoyo directo a empresas, programa que el año próximo sustituirá al de incentivos fiscales para empresas.
El asunto de los recursos financieros fue el punto más destacado y el resto de participantes en la mesa coincidieron en la necesidad de una mayor inversión en el sector. Lo que cabe notar es que a pesar de los acuerdos relativos, no de ahora, sino de hace décadas, el resultado final no refleja los consensos ni tampoco se traduce en iniciativas de largo aliento. Al término de la administración o de la legislatura correspondiente e, incluso, al año siguiente, otra vez a comenzar de nuevo. Ojalá que esta vez sea diferente.
* UNAM-IISUE/SES.