Milenio Diario
26 de septiembre de 2006
Arturo Barba
A ciencia cierta
La semana pasada se reunieron algunos de los biotecnólogos más importantes del país junto con invitados de la Unión Europea, Estados Unidos y América Latina, en un evento poco común: BioMonterrey 2006.
En ella se abordaron algunos de los aspectos multidisciplinarios más importantes que giran alrededor de este campo científico-tecnológico de gran crecimiento mundial y en el que México aún puede participar en el concierto internacional.
La reunión no se limitó al análisis desde los especialistas para especialistas, sino que se abordaron los impactos sociales, económicos, científicos, tecnológicos, educativos y culturales que tiene la biotecnología en el mundo y los muy cortos alcances que ha logrado en nuestro país, pero donde (gracias a su enorme riqueza biológica, climatológica, geográfica, etcétera( cuenta con un enorme potencial que podría ser clave para la generación de riqueza y conocimientos.
Celebrado en la ciudad norteña que el próximo año se pretende convertir en Ciudad del Conocimiento, pues será la sede del Forum Internacional de las Culturas, hizo énfasis en algunos aspectos de la biotecnología en diversos campos como la salud, agricultura, alimentos, medio ambiente, industria, bioinformática, bioseguridad, bioética, entre otros.
Participaron diversas figuras de la talla nacional e internacional como Federico Mayor Zaragoza, í‰tienne-í‰mile Baulieu, Francisco Bolívar, Juan Pedro Laclette, Miguel José Yacamán, Hugo Barrera, Renzo Tomelini, David Hulmes, Ezio Andreta, entre muchos otros.
La participación entusiasta de más de mil estudiantes le dio vida y color al encuentro, y ellos pudieron enterarse de proyectos de gran impacto como el que realiza un consorcio de decenas de investigadores para reparar la córnea, con el uso de células madre o el uso de nanopartículas de plata para matar el virus del sida.
Pero una de las conferencias que causó mayor impacto fue la de Gustavo Viniegra, notable biotecnólogo mexicano quien pidió a los jóvenes estudiantes no olvidar su espíritu aventurero, crítico y propositivo que infunde la propia actividad científica y que se expresa mayormente en la juventud.
Contar con un programa nacional en biotecnología realmente estructurado y ambicioso de mediano y largo plazo permitirá aprovechar este campo tan prometedor. Esa debería ser una de las tareas prioritarias en materia de ciencia y tecnología del próximo gobierno.
abanav@gmail.com