Reforma
7 de mayo de 2013
Redacción
Ciudad de México (7 mayo 2013).- Del 26 de abril al 2 de mayo pasados, se han registrado en el Distrito Federal 33 incendios que han afectado 33 hectáreas de superficie herbácea y 2 mil 146 de arbustiva, lo que coloca a la entidad como la segunda más incidencias en el año, de acuerdo con la Comisión Nacional Forestal.
Antonio Lot, secretario ejecutivo de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, apuntó en un comunicado de prensa que entre enero y mayo anualmente se registran las más altas temperaturas, las cuales siempre vienen acompañadas de incendios, la mayoría evitables.
Para prevenir un incendio, el miembro de la Academia Mexicana de Ciencias recomendó que las personas estén informadas, que pregunten y busquen, y, segundo, que cuando visiten la reserva se comporten como en su casa y no tiren basura ni cigarros encendidos.
En los últimos 11 años, 31.8 hectáreas de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel ha sido siniestradas en total por 164 incendios, los cuales son intencionales, en terrenos donde hay problemas con los propietarios, o por falta de conocimiento y descuido humano, consideró Lot.
Aunque no han habido pérdidas humanas, los daños se encuentran asociados a la alteración total del desarrollo y el balance de las interacciones de todos los microhábitats que se desenvuelven en la superficie rocosa del Pedregal en sus grietas y oquedades, indica el especialista en el libro «La Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel: Atlas de riesgos».
«Las incidencias de los incendios son un problema de educación de la población, del descuido y falta de vigilancia. La fragmentación y la reducción del Pedregal aumentan la frecuencia de incendios ya que lo hacen más susceptible a la introducción de especies exóticas (como eucaliptos y pasto kikuyo), la acumulación de basura doméstica, las fogatas y sobre todo las colillas de cigarro», señaló el integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
En el lugar predomina el matorral, arbustos y plantas de baja altura; sin embargo, la cantidad de especies que lo habitan es mucho mayor que otros ecosistemas que a la vista parecen más exuberantes, indicó en un comunicado de prensa.
«Por cada planta de zacatón (Muhlenbergia robusta) que se queme, se exterminará el hábitat de al menos 158 especies, y por cada tetlacote (Verbesina virgata), el de 235 tipos de invertebrados», reporta.
Otra consecuencia de un incendio es que al alterar a una superficie de la vegetación se provoca la migración de animales vertebrados, la desaparición de invertebrados y microorganismos que tienen una actividad importante en la salud del ecosistema.
Al esterilizarse el terreno afectado, entran otras especies ajenas al sitio. Para recuperarlo se puede tardar muchos años en volver a la condición natural de la flora nativa y, en consecuencia, de la fauna asociada.
«Las cosas van mejor cada día. Tenemos más acciones de prevención y podemos controlar mejor los conatos de incendio, pero es difícil exterminarlo porque el origen del problema es otro: es cultural, educativo y de falta de organización», estimó.
Dentro de las urbes con más de 10 millones de habitantes, la única ciudad en todo el mundo que tiene un ecosistema natural es el Distrito Federal: la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (con una extensión de 237 hectáreas), que este 2013 cumple 30 años.
No sólo es única en su tipo por encontrarse a cargo de la Universidad Nacional Autónoma de México, sino que es una de las más estudiadas a nivel mundial.
Según datos de la Comisión Nacional Forestal, entre el 1 de enero al 2 de mayo de 2013 se han presentado en las 32 entidades federativas del País 7 mil 289 incendios forestales, los cuales han afectado una superficie de más de 170 mil 312 hectáreas. Los estados con mayores incidencias, por orden, son el Estado de México, el Distrito Federal, Michoacán, Chihuahua, Puebla, Hidalgo, Chiapas, Jalisco, Tlaxcala y Oaxaca.
Hora de publicación: 16:45 hrs