Piden cientí­ficas igualdad de oportunidades y reconocimiento

Mujeres Universia

El número de mujeres que ocupan puestos como investigadoras en México es de aproximadamente 30 por ciento

Martes 08 Marzo 2005.- En el paí­s, las cientí­ficas desempeñan un papel importante pero desgraciadamente su porcentaje es aún bajo, aunado a que la misma comunidad no reconoce las aportaciones que realizan en sus respectivos campos, señala Rosalinda Contreras Theurel, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Basta recordar numerosos grupos de investigación, liderados por varones y conformados en su mayorí­a por mujeres, agrega Analilia Arroyo Becerra, adscrita al Instituto de Biotecnologí­a de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¡Ellas aportan ideas, hacen la ¡talacha!, administran el laboratorio e incluso se las ingenian para adaptar, arreglar o incluso crear equipo que les facilite los experimentos cuando no hay muchos recursos; sin embargo, al final el titular va y presenta ¡sus! resultados!, recalca.

De acuerdo con el artí­culo «Qué oportunidades tienen las mujeres cientí­ficas», de Carolina Escobar, publicado en 2001 en la Revista Salud Pública y Nutrición, si bien la participación de las mujeres en la ciencia ha aumentado en las últimas décadas, el número de mujeres que ocupan puestos como investigadoras en México es de aproximadamente 30 por ciento.

Estos datos contrastan con una proporción de 50 por ciento de mujeres que ingresan a realizar estudios de posgrado y aún más con el número de mujeres que ocupan puestos de mando o bien pertenecen a sociedades cientí­ficas de alta exigencia como el Sistema Nacional de Investigadores y la Academia Mexicana de Ciencias, en donde su presencia es del 27 por ciento.

Aunado a lo anterior, la participación de la mujer en puestos de mando tales como directoras de facultades, institutos o universidades es mí­nimo.

¡En un campo predominantemente dominado por hombres, la mujer debe esforzarse el doble!, acota Maria Luisa Bení­tez Hess, investigadora del Departamento de Genética y Biologí­a Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional.

Rosalinda Contreras, también directora general del Cinvestav, resalta que, aunque las investigadoras también se dedican a la maternidad y al cuidado de la familia, ello no mengua su capacidad para hacer ciencia y tecnologí­a de la más alta calidad.

En ese sentido, reitera, la sociedad tiene que tomar en cuenta a la mujer en los reconocimientos cientí­ficos.

Estas mujeres no son simplemente eso, subraya Arroyo, son ¡súper mujeres! que merecen más reconocimiento y apoyo en todos los aspectos, incluyendo el económico.

Arroyo hace hincapié en que se requiere alcanzar una igualdad real de oportunidades y acreditar de forma ¡justa! a quienes hacen la labor más difí­cil en la investigación, no sólo mexicana sino en todo el mundo.

Contra viento y marea

Otra situación de desventaja observada en los laboratorios de investigación se presenta cuando las mujeres desean continuar sus estudios doctorales o se postulan para ocupar plazas dentro de una institución.

¡En reiteradas ocasiones son bloqueadas en sus aspiraciones, algunas veces por varones que dudan de su capacidad o peor aún, por otra mujer que de forma excepcional tiene un puesto de este tipo!, lamenta Arroyo, ganadora del Premio Weizmann 2004 en el área de Ciencias Exactas, otorgado por la AMC.

Marí­a Luisa Bení­tez narra que a ella misma le rechazaron su petición para ingresar al doctorado en el Cinvestav, alegando que no podrí­a trabajar y estudiar simultáneamente. Bení­tez tardó dos años en trámites administrativos y finalmente decidió irse a la Facultad de Ciencias de la UNAM. Recientemente, su tesis doctoral recibió el Premio Weizmann Kahn 2004 en el área de Innovación Tecnológica.

A pesar de contar con el grado de doctora y reconocimientos, Bení­tez no fue aceptada en el Sistema Nacional de Investigadores. ¡Desconozco si fue por ser mujer o por otras razones!, menciona.

Por lo anterior, hace énfasis en la necesidad de «hablar con la verdad», decirles a las nuevas generaciones que dedicarse a la ciencia implica contar con pocos recursos y desempeñarse en un limitado campo de trabajo. ¡Hay que esperar 10 ó 15 años a que los investigadores fallezcan para ocupar una plaza. Si todaví­a tienen la convicción de venir y luchar todos los dí­as, entonces les damos la bienvenida!.

Fuente: Academia Mexicana de Ciencias

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