El Economista
29 de enero de 2014
Redacción
La población de axolotes se ha ido reduciendo drásticamente en los últimos años en los canales de Xochimilco. En el primer censo poblacional que realizó en 1998 la doctora Virginia Graue, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, había 6,000 ejemplares por kilómetro cuadrado; el segundo lo realizó en el 2003 el equipo encabezado por el doctor Luis Zambrano, del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México y había 1,000 por km²; mientras que en el tercero, realizado en el 2008, sólo se contaron 100 ejemplares por kilómetro cuadrado.
El doctor Zambrano y sus colaboradores se encuentran a mitad del último censo poblacional para saber cuántos axolotes (Ambystoma mexicanum) quedan. En el 2013 se realizó durante tres meses una primera etapa del censo, en la cual no se no encontró un solo axolote, aunque este mes se reiniciará el muestreo. “El proceso se retoma en enero porque es más difícil pescarlos en tiempos de lluvias y para hacer una estimación final de cuántos axolotes quedan en los canales”, dijo Zambrano.
REFUGIOS PARA AXOLOTES
Además, el especialista en ecosistemas urbanos y lacustres impulsa la recuperación del axolote en su hábitat natural: “En un análisis de viabilidad poblacional del Ambystoma mexicanum vimos que se iba a extinguir totalmente para el 2018 si no hacíamos nada”, refirió. De ahí surgió la idea de construir refugios entre chinampas para que crezcan estos animales (únicos en el mundo capaces de reproducirse en estado larvario).
“Se ha comprobado que reproducirlos en peceras no es recomendable porque se introduce, por mencionar una cifra, a 1,500 hermanos gemelos y no hay variabilidad genética”, dijo.
En Xochimilco, cuya principal amenaza es la urbanización y la introducción de especies exóticas como la tilapia y la carpa (competidoras y depredadoras del axolote), el investigador trabaja con los dueños de las chinampas para impulsar una producción libre de pesticidas y fertilizantes, contaminantes del agua donde viven estos anfibios.
UNA DEIDAD AZTECA
Relata Fray Bernardino de Sahagún que el dios Xólotl no se sacrificó en el fuego como los otros dioses para hacer que el Sol y la Luna giraran. Xólotl trató de esconderse en los maizales y los magueyes pero fue descubierto, hasta que se guareció en el fondo de un lago y se llamó axolotl. Su suerte duró poco, porque de ahí lo tomaron y lo mataron.
“Es casi irónico que después de tanto tiempo el castigo lo siga persiguiendo y lo mantenga al borde de la extinción”, comentó Luis Zambrano.
(Con información de la Academia Mexicana de Ciencias)