Detecta UNAM zonas de riesgo de hundimientos en el DF

El Universal
7 de enero de 2012

El Instituto de Geofísica realiza un mapa de riesgos que podría servir de base para nuevos reglamentos de construcción no sólo en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, sino en todas las poblaciones del país en las que la actividad humana, como la extracción del agua del subsuelo, provocan fracturas y hundimientos en calles y construcciones

El hundimiento y fracturamiento en la ciudad de México demuestran que la planeación para su construcción no fue adecuada lo cual se observa en las constantes fracturas de las casas y avenidaas, afirmó René Chávez Segura, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El investigador explicó que, durante años, algunas zonas de la Ciudad de México han registrado mayores hundimientos que otras, debido principalmente a que este asentamiento fue creado sobre un lago, no obstante, precisó, los hundimientos se presentan en todo el mundo gracias a la evolución geológica del terreno. El problema se agudiza cuando la actividad humana, como la extracción de agua del subsuelo, genera que dicho fenómeno no sea parejo.

Muchos de estos hundimientos se relacionan con un fenómeno geológico conocido como subsidencia o hundimientos, que al ser propio de la naturaleza tiene efectos que provocan fallas y llegan a generar montañas o cuencas en el sentido más extenso.

A nivel más local, la influencia de la subsidencia se observa en fracturas y hundimientos que se presentan en las calles, por lo que está asociada a problemas de origen humano, como fallas en tuberías y extracción o fugas de agua.

Se sabe que estas intervenciones socavan el material del subsuelo hasta generar un fenómeno llamado tubificación, que es la generación de tubos que interconectados hacen que el volumen afectado pierda su capacidad de carga, en casos extremos, estos pueden colapsar y formar, incluso, cavernas.

Indicó que su grupo de investigación en el IG realiza actualmente un mapa de las zonas de riesgo:

«Queremos una secuencia, es decir, tener la dirección de las fracturas que están en ciertos lugares y que están relacionadas con una cuestión geológica. Si tenemos una serie de fallas de origen geológico, parece que éstas de alguna manera pueden interactuar o marcar la manera en cómo las fracturas en superficie se pueden ir dando, a pesar de que se deban a cuestiones de origen antropogénico», explicó.

En nuestro país este fenómeno también se vive en distintas comunidades de Guanajuato, León, Michoacán y Querétaro, por lo que contar con un reglamento de construcción que especifique el tipo de estudio geofísico que se debe realizar en cada zona, será un avance para aminorar el hundimiento de las ciudades, consideró Chávez Segura.

El mapa en el DF

La zona Oriente de la Ciudad de México es una de las que mayor hundimiento ha registrado en las últimas décadas, por lo que el grupo de investigación del Instituto de Geofísica trabaja en el registro cartográfico de algunas zonas de las delegaciones Iztacalco, Iztapalapa y Milpa Alta, así como en el municipio de Coacalco, estado de México.

Asimismo, participaron en la exploración geofísica de la ciudad de Guatemala en 2010, donde se produjo un agujero de 48 metros de profundidad por 25 metros de ancho.

En Iztacalco realizan la cartografía de zonas de riesgo que han sido detectadas por la delegación. El alto daño a sus infraestructuras se observa en edificios hundidos, casas con fracturas y calles agrietadas. Su labor consiste, primero, en identificar rasgos superficiales y efectos de fracturas. Apoyados en estos puntos, trazan algunas áreas de interés para empezar a sondear la zona.

Uno de los equipos utilizados en este trabajo es un conductivímetro, formado por dos bobinas colocadas en un tubo de cinco centímetros de diámetro y cinco metros de largo. Este aparato es sostenido por una persona que camina a lo largo de la superficie para medir la conductividad eléctrica a una profundidad determinada.

Con él también se puede medir la susceptibilidad magnética, es decir, ayuda a identificar estructuras metálicas con afectaciones, como tuberías. Los datos de las mediciones se obtienen de inmediato y posteriormente se realiza su interpretación.

«La idea es mapear la conductividad, porque cuando el terreno se fractura o se agrieta, las propiedades no van a ser iguales en un lado y en otro, por lo que cuando pasemos el equipo encima vamos a poder identificar los cambios», explicó la doctora Claudia Arango Galván, integrante de este equipo de trabajo.

Por su parte, Esteban Hernández Quintero, también investigador del IG, indicó que con la información que obtengan de esta cartografía lograrán formar un mapa de riesgo de la zona.

Resaltó que después de tres años de trabajo en los que se ha consolidado este grupo de investigación, han cartografiado una amplia variedad de problemas geológicos en distintas áreas.

«A principios de 2011 se preparó una memoria de los problemas que se han detectado en los lugares donde hemos trabajado. Se está conformando una base de datos importante que nos da la posibilidad de que en un mapa del DF o de otras ciudades que hemos trabajado, tengamos la ubicación exacta y el problema preciso», expuso.

Con los estudios del subsuelo que realiza el grupo de investigación del Instituto de Geofísica se espera retroalimentar los estándares que existen en la actualidad a nivel de construcción, tanto del Distrito Federal como de la Zona Metropolitana.

Cabe señalar que el reglamento que rige este ámbito se modificó a partir del sismo de 1985 y dicta que para hacer una obra se debe contar con un estudio del subsuelo, pero no especifica qué tipo de estudio, por lo que, de acuerdo con el maestro Cifuentes Nava, el trabajo que este grupo de científicos realiza es el parteaguas para modificar ese reglamento.

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