La Crónica de Hoy
19 de enero de 2012
Isaac Torres Cruz
«La fuga de cerebros es un hecho social consumado y resolver que los académicos regresen es un problema», manifestó el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Arturo Menchaca Rocha durante el primer día de la Reunión General de la AMC Ciencia y Humanismo.
Durante la mesa redonda “Diáspora Científica”, el científico recordó algunos de los problemas estructurales que originan el problema, como la falta de oportunidades para los jóvenes científicos: “El país tiene un problema de falta de empleo en todas las áreas, y la investigación no es una excepción”.
En el acto participaron los doctores Luis Adolfo Orozco, Raymundo Sánchez Pescador y Pablo Meyer, miembros de esta diáspora, quienes desde distintos ángulos confirmaron de primera mano el círculo vicioso que impide su estancia laboral en México.
En resumen es: falta de plazas, por la falta de inversión en nuevas y un sistema de pensiones paupérrimo que impide que los científicos de mayor edad puedan jubilarse con decoro y dar lugar a los jóvenes que vienen. Esto, mientras se beca y prepara a más estudiantes de maestría y doctorado, que no encontrarán trabajo por lo anterior. Es un problema estructural que ponentes y asistentes compartieron en la mesa, una vez más.
PROPUESTA. Sin embargo, el objetivo era llevar a una propuesta concreta venida desde la Academia para ayudar a resolver el problema. Aunque no logremos “repatriar” a esta diáspora, mencionó Menchaca Rocha, tenemos que sacarles provecho. “Por ello proponemos un mecanismo que permita institucionalizar el contacto con quienes se han ido, pero podemos tener un contacto e intercambio académico”. Establecer una red con la diáspora.
El físico apuntó que si bien, desde la AMC no se ha emitido una cifra sobre esta diáspora nacional, conviene remitirse a datos de la Secretaría de Educación Pública, que estima una migración de 600 mil profesionales, en EU y Europa, con niveles de preparación arriba de licenciatura, y de la cual promedia alrededor de 20 mil al año.
De estos, se buscaría establecer una red de colaboraciones con los cerebros de científicos y académicos, que dijo, podrían equivaler a otro SNI (Sistema Nacional de Investigadores): que está por arriba de los 17 mil.
Hay científicos que vienen y van continuamente de México a su país de trabajo, añadió, puesto que muchos mantienen un contacto frecuente con su país. “Pero el objetivo es hacer algo más institucional que nos permita verlos como un cuerpo organizado, nos costaría mucho, porque ya se hace de manera ‘informal’, por lo que podríamos organizarnos de mejor forma.
“Eso favorecerá también el contacto puramente académico, porque a varios, cuando se van, les hacemos la ley del hielo y no es conveniente para ninguno, tenemos que vencer ese provincianismo”.
Enfatizó que las grandes instituciones y universidades del país podrían llevar a cabo un programa así, pero debería tener también financiamiento de órganos como Conacyt, uno similar al que ya tiene de repatriación. “Esta diáspora es un problema nacional y, a la vez, una oportunidad”.
Las actividades del Congreso Ciencia y Humanismo 2012 comenzaron ayer y continuarán hasta el viernes 20 de enero en la sede de la AMC o se puede seguir en vivo en la página www.webcast.unam.mx