El Universal
28 de marzo de 2011
Guillermo Cárdenas Guzmán
guicardenas@hotmail.com
Expertos piden nuevas políticas enfocadas a abrir espacios a jóvenes
Ante el ya marcado envejecimiento de la planta de investigadores en el país, expertos piden aplicar nuevas políticas en la materia.
La edad promedio de los registrados en el nivel 3 del Sistema Nacional de Investigadores, el cual agrupa hoy en total a 17 mil 639 miembros, pasó de los 59 años en 2004 a los 62 años en 2009. De esta masa de investigadores, hasta 2010 sólo 22 tenían menos de 30 años de edad, mientras la mayor cantidad se ubicaba en los segmentos de 40 a 49 años de edad (5 mil 588 individuos) y en el de 50 a 59 años de vida (4 mil 770).
Podría pensarse que la tendencia sigue cierta “inercia”: al mismo tiempo que aumenta la expectativa de vida de los mexicanos (el promedio actual es de 75 años) la edad mediana (no es el promedio, sino la que marca el punto intermedio) también se ha movido poco a poco hacia arriba: en 1990 era de 19 años; en 2000 llegó a 22 años y para 2010 alcanzó los 26 años. Es decir, según el último censo demográfico del INEGI, el año pasado la mitad de los más de 112 millones de mexicanos tenía más de 26 años y la otra mitad menos de esa edad.
Pero para el doctor Arturo Menchaca Rocha, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) hay dos factores principales e interrelacionados que condicionan esta tendencia: la ausencia de un plan de jubilación “decorosa” para los investigadores, así como la permanente falta de generación de nuevas plazas para esos puestos, pues pese a los diversos programas y esfuerzos en ese sentido, en 2009 sólo se titularon unos 3 mil doctores, aproximadamente.
“En otros países existe un programa de jubilación honrosa y por lo tanto la gente en edad de hacerlo se retira. En cambio en México, un científico que trabaja en la UNAM y tiene un apoyo económico del SNI, por citar un ejemplo, verá reducido su ingreso hasta en un factor de 4, es decir, percibirá 4 veces menos debido a las limitaciones que impone la normatividad del ISSSTE”, expone el investigador del Instituto de Física de la mencionada casa de estudios.
Jubilación y renovación
Contar con un programa de jubilación adecuado, añade el físico nuclear, ayudaría a liberar plazas para la gente joven, situación que no ocurre salvo en pocos casos o debido a fallecimientos, pues si se toman como referente nuevamente las cifras actualizadas hasta 2009, sólo un tercio de los 3 mil nuevos doctores titulados ingresó al SNI. Un informe de la UNESCO sobre ciencia, difundido en 2010, reveló que hasta 2007 México contaba en total con casi 38 mil investigadores, Brasil con 125 mil y Argentina con unos 39 mil.
Así pues, en México la formación de científicos, aunque muy escasa en cantidad (que no en calidad) supera ampliamente la demanda de ocupación, ya sea en la iniciativa privada o el sector público. “Eso es básicamente lo que tiene estancada la contratación en este momento”, reitera Menchaca. “Estamos entrenando a muy poca gente y además la estamos deperdiciando”. René Asomoza Palacio, director del Cinvestav, comparte la visión de que el envejecimiento de la comunidad científica es un reto que sólo podrá remontarse con nuevas políticas en la materia.
Durante el primer congreso de los miembros del SNI, efectuado en 2010 en Querétaro, Asomoza advirtió que si no se incorporan más jóvenes a la planta de investigadores el problema será no sólo referente a cantidad, sino también a la calidad y diversidad: “cuando los científicos maduros abandonen sus investigaciones, muchos laboratorios cerrarán las puertas y, por lógica, se perderán líneas de investigación que podrían beneficiar a muchas personas”.
Para paliar esta problemática, la AMC mantiene diversas medidas: programas de divulgación, olimpiadas de biología, química, geografía e historia, premios como el Weizmann, becas para estudiantes y otro tipo de estímulos. Sin embargo, aún falta mucho tramo por recorrer, pues el sector público no contrata doctores y las empresas del ramo tecnológico lo hacen escasamente, pues se concentran en la innovacion, “algo importante, pero que no genera ningún tipo de conocimiento”, a decir de Menchaca.
Paralelamente, la propia AMC impulsó una propuesta fiscal para que dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación para el año que corre se contemplaran fondos para la apertura de al menos 200 nuevas plazas para investigadores jóvenes, que pudiesen ser contratados en instituciones de educación superior o centros de nueva creación. Dicha iniciativa, que parecía “tan poco ambiciosa, ni siquera se discutió”, lamentó el presidente de la agrupación.
“El ramo no está considerado dentro del Presupuesto. La Secretaría de Hacienda lo trata casuísticamente con las instituciones; si por ejemplo la UNAM quiere abrir una nueva plaza de investigación, tiene que ir a negociarla directamente”, relató Menchaca, quien aseguró que en el país existe la infraestructura y capacidad académica para formar al doble de doctores, esto es, unos 6 mil al año. Pero dadas las condiciones descritas, los jóvenes ya no encuentran atractiva dicha opción educativa.