La Crónica de Hoy
14 de marzo de 2011
Redacción
El presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, Arturo Menchaca, alertó que la planta de investigadores del país envejece y el promedio de edad de científicos del nivel III del SNI, que en 2004 era de 59 años, en el 2009 pasó a los 62.
La realidad que hoy vivimos en el área de la ciencia, añade, tiene dos causas fundamentales: la carencia de un programa de jubilación decorosa para la plantilla de científicos y la falta crónica de plazas para investigadores.
Respecto al avance promedio de la edad, Arturo Menchaca señala que de acuerdo con los datos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), sus integrantes del nivel III rondan entre los 62 desde el 2009.
En una entrevista publicada en la revista Ciencia que edita la misma AMC, el físico nuclear señala que la jubilación y las plazas están ligadas. “Si hubiera un programa de retiro decoroso liberaría plazas, mismas que serían ocupadas posteriormente por jóvenes investigadores, aunque un país como México que desea progresar debe contratar más investigadores que los que jubila”.
Sin embargo, puntualiza, hay otro problema: la generación de nuevos investigadores. Ésta, añade, es una cadena larga en la que participa toda la comunidad académica y se busca dar respuesta a la pregunta de: ¿se está haciendo algo para enfrentar este problema?
En ese sentido, indica que la misma AMC tiene prestigiosos programas destinados a llamar la atención del público hacia la ciencia, especialmente de jóvenes desde la edad más temprana, como “Domingos en la Ciencia”, “La Ciencia en tu Escuela”, “Computación para Niños”, “Verano de Investigación Científica, entre otros.
RESULTADOS. Los esfuerzos realizados para formar científicos, dice, ofrecieron en 2009 la titulación de más de tres mil doctores, “pero es una cantidad insuficiente, según los estándares internacionales”.
Al respecto, Arturo Menchaca señala que aunque se hacen bien las cosas en el país, en el terreno de la producción de científicos aún es insuficiente.
Otra de las deficiencias es que sólo la tercera parte de los jóvenes que se doctoran ingresa al SNI. “La mayoría de ellos no obtiene un trabajo en México que les permita continuar activos en el terreno de la investigación”.
Además de estas pocas plazas, dice Menchaca Rocha, una parte de los que ingresan al SNI lo abandona al poco tiempo por falta de productividad.
Entonces, señala, el envejecimiento de la plantilla de investigadores, su bajo crecimiento ante los requerimientos del país y la poca oferta de plazas para desarrollarse como científico profesional explican la ineficiencia del sistema educativo nacional, lo que empeora año con año.