El Universal
24 de enero de 2006
Karina Avilés
La innovación incluye refacciones para darse mantenimiento en el espacio
Confiable en equipos que no pueden «darse el lujo» de fallar, como las computadoras de uso quirúrgico o financiero, explica Esaú Vicente, quien encabeza al grupo autor de la tecnología
El grupo encabezado por el investigador Esaú Vicente Vivas, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrolló un sistema computacional inteligente para satélites que se puede autorreparar en el espacio, además de tener sus propias refacciones para darse mantenimiento.
Diseñado para el proyecto Satex -cuyo objetivo era crear y construir un satélite por diversas instituciones mexicanas para luego ponerlo en órbita-, el investigador del Instituto de Ingeniería señala que esta tecnología puede ser empleada con toda confiabilidad en la Tierra en equipos que no pueden «darse el lujo» de fallar, como por ejemplo las computadoras de uso quirúrgico o de sistemas financieros.
Vicente Vivas, cuyo proyecto denominado Microsatélite con sistema inteligente está en la lista de casos de éxito elaborada por la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), precisó que el proyecto satelital mexicano multinstitucional no está totalmente finalizado.
Manifestó que el proyecto Satex ha tenido distintos problemas, que van desde el retraso en la entrega de los recursos económicos hasta la mala planeación de algunos grupos científicos para entregar las partes del satélite que cada institución se comprometió a desarrollar.
«Para validar nuestros equipos tuvimos que desarrollar un simulador de satélite, es decir, un software que simulara a las demás computadoras que intervendrían en este proyecto, así como el tráfico en la red. Eso nos permitió terminar lo que correspondía a la UNAM en el proyecto Satex.»
Precisó que a su grupo de trabajo le interesó, en particular, el desarrollo de una computadora central para control de satélites pequeños que pudiera diagnosticarse y darse mantenimiento. El problema de los satélites es que están sujetos a fallas y si se descomponen no se les puede dar mantenimiento o resultaría muy caro, como ocurrió con el telescopio Hubble, el cual sólo por su alto costo de fabricación fue necesario repararlo para que continuara operando.
«En la actualidad, un satélite puede pesar seis kilos, pero realiza lo que una década atrás hacía uno de 60 o 70 kilogramos. Entonces, eso implica que los adelantos tecnológicos permitan hacer cosas más pequeñas, lo cual ha repercutido en una mayor investigación en esta área en diversas universidades del mundo», dijo.
Explicó que el desarrollo de sistemas inteligentes para la computadora central es muy importante, porque de nada sirve que el resto de los componentes de un satélite funcione a la perfección, si la computadora central falla. De ocurrir esto, se pierde comunicación con la Tierra.
La dimensión, el reto
A pesar de que esta tecnología se utiliza en la tierra, en plantas nucleares o bancos, el reto del proyecto consistió en desarrollar un sistema inteligente de pequeñas dimensiones que pudiera ser insertado en un satélite de menos de 100 kilogramos de peso y consumiera muy poca energía, manifestó.
«Esta computadora se desarrolló de acuerdo con normas militares, es decir, los componentes que vemos allí son de calificación militar; son los mismos que, por ejemplo, se pueden encontrar en un avión K o en algunos misiles. Esos componentes son más caros que los comerciales y todos se compraron en Estados Unidos.»
Aunque en 2001 ya se tenían los recursos económicos, hubo algunas partes que tardaron en llegar a México hasta nueve meses -después de haber sido liquidadas- y eso afectó mucho el trabajo «porque veníamos de una época sin recursos y cuando los tuvimos se tardaron en mandar las piezas», agregó.
Mientras espera la conclusión del proyecto Satex, el equipo de investigación de Vicente Vivas buscará colocar esta tecnología en algunos proyectos de la UNAM en el área de satélites. Además se impulsará la comercialización de esta innovación, que puede ser muy útil para la infraestructura médica, especialmente en los quirófanos, donde no se puede permitir que en medio de una operación falle alguna computadora.