Reforma
18 de febrero de 2010
Karla Garduño Morán
Congregados en la conmemoración de los 150 años de la promulgación de las Leyes de Reforma, un grupo de especialistas e intelectuales aprovechó para urgir a los senadores a aprobar las modificaciones al artículo 40 constitucional, que consagran la naturaleza laica del Estado mexicano.
Carlos Monsiváis, José Woldenberg, Rosaura Ruiz, Enrique González Pedrero, Roberto Patiño, Rodolfo Echeverría y Patricia Galeana pidieron al Senado aprobar la minuta que el pasado 11 de febrero fue enviada por la Cámara de Diputados con el cambio al artículo 40 constitucional.
El grupo arremetió contra los gobernantes que buscan dar marcha atrás a las reformas en favor de los derechos de los homosexuales y promulgar leyes antiaborto.
«De alguna manera se le debe agradecer a la derecha mexicana, alto clero incluido en primer término, la nueva y muy amplia preocupación por la laicidad, el laicismo y las libertades en México», dijo Carlos Monsiváis al iniciar su discurso.
Monsiváis fue el invitado más esperado de la mesa organizada en el edificio del Senado por la Comisión Especial Encargada de los Festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, además de la comisión de Cultura y la del Distrito Federal. Llegó una hora después de iniciada la mesa por que «no puedo seguir el ritmo acelerado de la nación», pero no hizo aspavientos, como otros legisladores que entraron rompiendo el orden.
En la defensa del Estado laico y el cuestionamiento a los detractores del mismo coincidieron Woldenberg; Rosaura Ruiz, de la Academia Mexicana de la Ciencia; Beatriz Pagés y Rodolfo Echeverría, del grupo Ciudadanos en Defensa del Estado Laico; Roberto Patiño, rector de la Facultad de Derecho de la UNAM; Enrique González Pedrero y Patricia Galeana, de la comisión especial dedicada a los festejos de los centenarios en el Senado.
Prácticamente todos los ponentes prendieron focos de alarma ante las últimas acometidas de la derecha y la iglesia en materia legislativa, ya fuera por las reformas a las constituciones locales en 17 estados que penalizan el aborto, o por los recursos de inconstitucionalidad contra la ley que permite el matrimonio entre homosexuales en el DF, por parte del gobierno federal y de entidades panistas como Jalisco, Morelos, Sonora, Guanajuato y Tlaxcala.
«Gran medida epidemiológica: si se deja sin control a las leyes del DF, contagiarán a todas las demás leyes del país (se recomienda, en recuerdo de las medidas contra la influenza, el uso del tapaleyes). Y como todavía no hay vacunas jurídicas, procede el hundimiento del foco de infección. Alegato impecable: muerta la rabia, que le pongan el bozal al perro, o algún otro refrán de los que abundan en las zonas del alto pensamiento de Kelsen y John Rawls según la derecha mexicana», dijo Monsiváis respecto a los argumentos de los gobernadores panistas.
Los panistas, por cierto, fueron los grandes ausentes de la mesa a la que fueron llegando intermitentemente otros legisladores: Carlos Navarrete, el presidente del Senado; Manlio Fabio Beltrones en su calidad de presidente del Instituto Belisario Domínguez, y otros priistas y perredistas, pero ningún representante de acción nacional dispuesto a defender la laicidad del Estado proclamada en las leyes de reforma hace 150 años.
Y es que a pesar de que con estas leyes México alcanzó realmente la independencia, al desprenderse del yugo tanto del poder extranjero como de la iglesia -según se concluye de prácticamente todas las ponencias- la correlación de fuerzas actualmente ha cambiado y la iglesia a vuelto a ejercer poder sobre el Estado.
«La religiosidad vuelve a asomar la cabeza en sociedades que parecían destinadas a la laicidad para siempre», como dijo González Pedrero.
En adhesión a esta advertencia, Galeana, quien funge como secretaria técnica de la comisión especial del Senado, recordó que Ignacio Ramírez, el llamado Nigromante y uno de los autores de las leyes dijo que si la iglesia volvía a tener poder en México no pararía hasta derrocar todas las leyes de reforma.
«Los librepensadores, que representan el 5.2 por ciento de la población, todavía no logran la tolerancia de la mayoría católica de la sociedad», sentenció Galeana ante lo que parecía un público de librepensadores que le aplaudió.
La defensa del Estado laico no podía estar completa sin referirse a la reforma al artículo 40 constitucional que realizaron recientemente los diputados y cuya minuta está recientemente en el Senado, en espera de aprobación para pasar luego a los congresos locales.
El dictamen pretende que en la frase: «Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal…», se incluya la palabra «laica», una reforma que según Echeverría tiene implicaciones y ecos democratizadores en otros muchos ámbitos y vertientes.
«No sólo es una reafirmación de la libertad universal, de la vocación pacífica que anida en las entrañas de una sociedad, por cierto, masacrada, sino una rendija que se abre e invita a la recuperación, al rescate de los fundamentos del Estado mexicano», dijo Pagés.
Cuando clausuró el foro, el presidente del Senado no dijo ni sí ni no a las invocaciones de los ponentes para aprobar esa reforma, pero se comprometió a hacer todo para defender el Estado laico.