Ventajas de una Secretaría de Ciencia y Tecnología

Planeta Azul
5 de febrero de 2010
Opinión de Rosaura Ruiz*

Varias personas e instituciones hemos propuesto la creación de una Secretaría de Ciencia y Tecnología, como un instrumento que coadyuve a elevar la productividad y competitividad de nuestro país.

Es incuestionable que la investigación científica y el desarrollo tecnológico juegan un papel fundamental en la economía y la sociedad, al impulsar procesos de innovación, mejorar la productividad y la competitividad, así como el bienestar social, la soberanía y una mejor posición en el mundo global.

Frente a esta realidad, en nuestro país se han llevado a cabo diferentes acciones para promover el desarrollo científico y tecnológico, como han sido la creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, el Consejo Consultivo de Ciencias, de la Presidencia de la República, una importante reforma a la Ley de Ciencia y Tecnología, la elaboración del Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación y la configuración de una red de centros públicos de investigación, entre otras, que sumadas a las labores de investigación que realizan las Instituciones de Educación Superior y las actividades de desarrollo tecnológico que llevan a cabo las empresas, configuran un complejo sistema, aunque desorganizado, científico y tecnológico en nuestro país.

Sin embargo, éste se encuentra poco articulado, hay falta de coordinación y no ha logrado establecerse un verdadero sistema nacional de innovación eficiente y eficaz, que vincule fuertemente a la investigación científica, el desarrollo tecnológico y a las empresas, de manera que se convierta en el eje fundamental del crecimiento económico y el bienestar de nuestra sociedad.

Adicionalmente, si bien a nivel discursivo se reconoce la importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación, en los hechos pareciera que no es así, como se demuestra en los recursos públicos que se han venido asignando para estas actividades y que están muy por debajo del 1% que la ley establece.

Antes de abordar las implicaciones de la creación de una Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación —o bien una de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación— vale la pena revisar, de manera breve, algunas de las experiencias internacionales que nos permiten encuadrar estas alternativas en una dimensión mucho más amplia.

Tanto en América Latina como en Europa y Asia, muchos son los países que cuentan con un ministerio (o secretaría) como parte de sus sistemas nacionales de ciencia y tecnología, encargados fundamentalmente de formular y/o coordinar las políticas en estas materias.

En Brasil, el Ministerio de Ciencia y Tecnología es el organismo encargado de impulsar esta área. Bajo la coordinación de este Ministerio, se elaboró el Plan de Acción para Ciencia, Tecnología e Innovación para el periodo 2007-2010, que es un conjunto de iniciativas organizadas en cuatro ejes: expansión y consolidación del sector; implementación de la innovación tecnológica en las empresas; investigación y desarrollo en áreas estratégicas; y ciencia y tecnología enfocadas al desarrollo social.

Asimismo, para 2010 este país asignó al Ministerio de Ciencia y Tecnología 4.3 billones de dólares, y está instrumentando una estrategia para ampliar la inversión del capital privado en investigación y desarrollo.

Por su parte, Corea del Sur, desde la década de los años sesenta del siglo pasado, inició un proceso de transformación y crecimiento económico impulsado por el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Corea del Sur ocupa hoy el lugar 13 en desarrollo económico, científico e industrial y el cuarto en la producción de documentos científicos y de propiedad industrial.

Desde los años sesenta, el gobierno decidió promover el desarrollo científico y tecnológico a través de distintas estrategias: creó el Instituto de Ciencia y Tecnología; el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, y promulgó la Ley de Promoción de la Ciencia y la Tecnología, a través de la cual se generaron estímulos fiscales y de inversión de capital privado; se conformaron centros de investigación y se transformaron currículos de programas de estudio.

Adicionalmente, en cada ministerio de Corea del Sur hay incorporado un programa de investigación y desarrollo, y la mayoría de su industria invierte grandes sumas en ciencia, tecnología e innovación, que son los ejes que imprimen dinamismo a la competitividad. Para 2008, contaba con cerca de 250 programas de investigación con participación del sector privado que cada vez invierte más, en comparación con el Estado.

Corea del Sur destinó en 2006 3.22% de su PIB a tareas de ciencia y tecnología, y en un plan de largo plazo (1999-2010) prevé destinar un total de 3.5 billones de dólares.

Las principales líneas de investigación en ambos países se centran, fundamentalmente, en nanotecnologías, biodiversidad y recursos naturales, energías renovables, genómica, cambio climático, entre otros. Entre las políticas nacionales que impulsan temáticas de investigación en Brasil, destacan un programa nuclear y un programa espacial.

* Presidenta de la Academia Mexicana de las Ciencias
(El Universal)


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