Impacto
7 de enero de 2010
Carlos Villa Roiz
Los países decentes, según la Academia Mexicana de la Ciencia
Legisladores de 18 estados de la República Mexicana, en donde se involucran las posturas de diversos partidos políticos, decidieron libremente reprobar el aborto, porque consideran que éste puede ser evitado con medidas precautorias por parte de las parejas, pero además porque la “interrupción del embarazo” implica, necesariamente, matar a la persona humana que se encuentra en el vientre materno.
La presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Rosaura Ruiz, encabezó la publicación de un desplegado en el que culpa a la Iglesia Católica de inducir la dirección del voto en las Legislaturas de estos estados, ignorando dos cosas: 1) No es exclusivamente la Iglesia Católica la que se opone al aborto sino todas las iglesias históricas, como en su momento lo expresaron en conferencia de prensa los principales representantes de las asociaciones religiosas; 2) Las encuestas han demostrado que la mayor parte de la población nacional está en contra de la interrupción de embarazo, a excepción de las causales expresadas en la Ley Robles.
Por ende, la nueva Ley aprobada en el Distrito Federal que permite el aborto durante las 12 primeras semanas de embarazo, en principio, lleva consigo un rechazo generalizado entre la población nacional.
Causa extrañeza, pues, que si la gran mayoría de los ciudadanos rechazan esta ley, más allá de sus principios religiosos, a causa del cruel asesinato del hijo en el vientre materno, un prestigiado grupo de académicos venga ahora a decir que la mayor parte de los mexicanos estamos equivocados, que somos retrógradas y para ponerle una cereza al ensangrentado pastel, Octavio Paredes, ex titular de la AMC, asegura que “los comités de bioética han explicado que en ningún país decente se acepta el principio de la vida en el momento de la concepción, el cual sólo obedece a posiciones religiosas e ideológicas”.
De sus palabras se pueden deducir dos cosas: 1) Las únicas personas decentes que hay en México son el PRD, la AMC y las Católicas por el derecho a decidir, y, 2) Los indecentes son todas las iglesias: Jerarcas y fieles (98% de la población nacional) y los científicos que no están de acuerdo con la moral de la AMC.
En todo el mundo, especialistas en bioética se pronuncian a favor como en contra del aborto, por lo que no se puede generalizar como lo ha hecho la Academia Mexicana de la Ciencia, quienes están en su derecho de manifestar su postura política a sabiendas que otros prestigiados científicos y académicos piensan lo contrario sobre bioética.
Sin embargo, no se debe ignorar que en distintas ocasiones se ha denunciado públicamente los oscuros intereses de laboratorios y empresas trasnacionales que fabrican materiales para estas prácticas quirúrgicas y que aportan millonarios recursos a instituciones y grupos proabortistas para que los promuevan, garantizando mayores ventas.
No está por demás afirmar que ni la Biblia, ni las iglesias tienen dogma alguno que prohíban el aborto, más allá del mandamiento de la Ley de Dios que dice: No matarás.
La oposición de las iglesias al aborto es estrictamente científico: Un embrión humano sólo puede producir a una persona humana, por lo tanto, interrumpir el embarazo es matar a un ser humano que es mucho más que simples células. Basta nueve meses para demostrar esta tesis.