Descuidan avance en ciencia y tecnología

Vértigo
22 de noviembre de 2009
Gade Herrera

Ademas de la poca atención hacia el desarrollo científico y tecnológico la desvinculación entre las ciencias básicas y la educación merma la generación de investigadores en México

El incremento de 482 millones de pesos al presupuesto del Conacyt para 2010 demuestra de nueva cuenta que la ciencia no es un tema prioritario en la agenda nacional.

Para el gremio científico el problema no es actual, pues desde hace más de diez años se arrastra en ciencia, tecnología e innovación la misma fórmula de inversión, aunque está más que demostrado que no funciona.

Rafael Loyola coordinador del área de Ciencias y Humanidades de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), dice a Vértigo que en el sexenio pasado se separó a la educación de la ciencia con la idea de proporcionar más inversión a esta última, pero sucedió lo contrario y se redujeron los recursos al sector. “Se empezó a trabajar una estrategia, vigente aún y explícita en el Conacyt y el gobierno federal, en la cual la Secretaría de Economía funciona como cabeza de sector, con lo que se reafirma la distancia entre la educación y la ciencia, alejando las posibilidades de fortalecer a este último y eliminando la parte formativa; no podemos concebir el desarrollo de la ciencia sin la parte educativa y sin la formación de nuevos científicos”, considera.

Aunque todavía no se define bien el presupuesto destinado al Ramo 38 (Ciencia y tecnología), la aprobación en lo general del Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación el pasado martes 17 de noviembre deja entrever que no se alcanzará 1 del Producto Interno Bruto (PIB) que establece la ley, lo que restará competitividad y ha puesto a la nación en la cola de otras que siguen la tendencia de economías en desarrollo, como es el caso de Brasil

Por separado, Juan Pedro Laclette, coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico confirma que México no alcanzará 1% del PIB en inversión que marca la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación, pues en 2009 la contribución federal al financiamiento del ramo fue de 0.35%, mientras que la iniciativa privada contribuye con 0.12%, alcanzando 0.47% del PIB, posicionando a México por debajo del nivel de Latinoamérica, cercano a 0.5%, y muy por debajo del nivel de Estados Unidos, que se posiciona en tres por ciento.

Nueva tendencia

El problema de los políticos mexicanos, considera Rafael Loyola, es que no se han dado cuenta de que la ciencia es un eje fundamental que debe cuidarse, pues sirve para enfrentar problemas de productividad y competitividad, para afrontar problemas de transición energética y el cambio climático.

“Mientras que en países como Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea y China se da un buen lugar a la ciencia, aquí no, está afuera de su mirada; por lo que a veces me pregunto si creen que la ciencia es como el Discovery Channel o Nacional Geographic: un pretexto para el entretenimiento nocturno y de divertirnos un poco con la creación de la ciencia y con lo que se descubre en ella”, critica.

Ante la poca atención en ciencia y tecnología, añade, México en diez años perdió 30 lugares de competitividad, ya que en 2000 la nación ocupaba el puesto 33 y este año descendió hasta el 60 entre 132 naciones, según el último Informe de Competitividad del Foro Económico Mundial.

“En inventiva el país está perdiendo: estamos en 0.07% de inventiva a nivel internacional, cuando las naciones avanzadas mantienen más de 2%. Estamos fallando en todo lo que se refiere al uso de conocimiento para mejorar la calidad de vida y para mejorar competitividad. Son indicadores internacionales que circulan que los acepta el gobierno mexicano que figuran en los informes sobre el estado de la ciencia denuncia.

Para el investigador, el país dejó de puntear en la materia y permitió que naciones como Brasil, Chile yArgentina se posicionaran arriba en cuestión de innovación en ciencia y tecnología, es decir, se dejó de marcar un liderazgo en América Latina.

Chile y Argentina “nos llevan la delantera en capacidad de innovación; de desarrollo tecnológico; en formación de doctores; en producción científica internacional, porque hay una propuesta y un plan de desarrollo, así como programas que incorporan el tema del conocimiento y la innovación, mientras que en México se realizan reuniones, se le piden apoyos a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), pero en la adopción de políticas públicas la ciencia no figura. Si se revisa el Plan de Desarrollo del gobierno federal, el tema del conocimiento y la innovación no está entre los puntos estratégicos”, deplora.

Para Juan Pedro Laclette, aunque México avanza de manera gradual en el rubro, las demás naciones avanzan a mayor velocidad. Tan es así, que Brasil alcanzó en 2009 casi 1.2% del PIB para el sector y pretende llegar a 1.5% el próximo año, pues su inversión en el ramo crece «a pasos agigantados» y ya tiene reflejos en su sector económico.

“Desde hace años en China los incrementos anuales promedio para presupuesto en inversión en ciencia y tecnología equivalen a 20 o 25%, de tal forma que aumenta su capacidad científica y tecnológica de manera impresionante. India y Sudáfrica mantienen un ritmo parecido. Argentina, en Latinoamérica, está despertando e incrementando su inversión. Incluso lo hacen países como Uruguay y Chile, este último el caso de mayor éxito en la región en el tema del fomento a la innovación”, aclara.

Interés político no de la nación

Con la nueva Legislatura, la comunidad científica tenía la esperanza de que se diera “un golpe de timón” que posicionara el tema científico dentro de los rubros estratégicos para el desarrollo del país, pero a pocas semanas parece que sus intereses giran más en torno de lo electoral y de grupo, afirma Laclette.

“Los políticos están involucrados en una lucha descarnada por el poder y las decisiones que toman son para que su partido o grupo salga beneficiado en la siguiente elección y se mantienen al margen los intereses estratégicos”, considera.

Y es que la ciencia y la tecnología pueden ser un asunto de “seguridad nacional” ya que, de no tomarse las decisiones adecuadas, la situación económica de México se puede deteriorar. Además, el avance tiene que ver con generar empresas más productivas y por con siguiente mayores ganancias, lo que a mediano plazo las hará más competitivas y de mayor capacidad exportadora, reflejándose en la generación de empleos y el impulso en la actividad económica.

“La inversión en ciencia y tecnología e innovación requiere de continuidad en las políticas, de tal manera que se cosechen los frutos en mediano y largo plazos”.

Aunque el panorama es difícil, para Rafael Loyola la forma de salir adelante en ciencia y tecnología en México implica cuestionar el modelo de política que se ha seguido desde la última década en el sector, es decir, se requiere más apoyo a la investigación, no desvincular la investigación fundamental de la aplicación del conocimiento, suministrar recursos de forma equitativa a investigación y a desarrollo tecnológico e innovación.

Presupuesto a ciencia

La cifra total en inversión de la Federación en Ciencia y tecnología (Ramo 38) es la suma de las contribuciones de distintos ramos, entre ellas el de Conacyt y secretarías como Salud, Sagarpa, Semamat y Energía. En 2009 el presupuesto fue de 15 mil 474 millones de pesos, mientras para 2010 será de 15 mil 956 millones de pesos.


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