La Jornada
4 de noviembre de 2009
Roberto Garduño y Enrique Méndez
El país destina al sector 50% menos que el promedio de AL, dice Laclette ante diputados
El avance tecnológico, punto de partida para la inserción estratégica de cualquier nación: AMC
El Foro Consultivo Científico y Tecnológico presentó a la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados su propuesta de inversión para 2010.
La comunidad científica establece que cualquier estancamiento o reducción en el presupuesto federal para investigación significará postración y atraso en el crecimiento económico y social de México.
La demanda de incrementar los recursos en ciencia y tecnología correspondió al coordinador del foro, Juan Pedro Laclette, quien advirtió que la inversión en el sector se ha reducido dramáticamente.
“Con el mundo desarrollado tenemos niveles de 10 veces menor inversión en ciencia y tecnología, ¡pero estamos 50 por ciento debajo de la destinada en América Latina, y eso es preocupante!”, expresó.
El foro consultivo está integrado por 11 instituciones docentes y empresariales ligadas a la investigación, como la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la Academia Nacional de Medicina y la Red Nacional de Consejos y Organismos Estatales de Ciencia y Tecnología.
En nombre del organismo, Laclette desglosó las demandas que habrán de ser atendidas con los recursos públicos destinados para 2010: 4 mil 188 millones de pesos para la formación de recursos humanos (becas); 2 mil 403 millones para el sostenimiento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI); 607 millones para apoyos institucionales; 2 mil 700 millones para los programas de fomento a la innovación; 400 millones a Fondos Mixtos, para alcanzar los 700 millones; mil millones para los Fondos Regionales y 900 millones para el Fondo Sectorial SEP-Conacyt.
$Mil 370 millones adicionales
El grupo de instituciones del sector científico demanda 450 millones de pesos para promover el acceso universal a las revistas científicas en 240 universidades, institutos y centros; 120 millones para concluir la puesta en macha del Gran Telescopio Milimétrico; 600 millones para terminar la construcción del Instituto Nacional de Medicina Genómica y 200 millones para ampliar la cobertura de programas para la enseñanza de las ciencias en educación básica.
Asimismo, pide mantener el artículo 219 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, por el que se establece un estímulo fiscal para las empresas que inviertan en proyectos de investigación, desarrollo e innovación.
Durante el encuentro en San Lázaro –donde la asistencia de diputados fue escasa–, Laclette avizoró equívocos en el ámbito de las políticas públicas: “La ciencia mexicana es un asunto de seguridad nacional; la discusión es ahora, no el año próximo, porque ello marcará su desempeño legislativo. Tienen una oportunidad estratégica al tomar decisiones en favor de la innovación”.
En tanto, Rosaura Ruiz, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias, señaló que la investigación y la innovación no son prioridad en las políticas públicas, porque se ha reducido la inversión y la meta de gasto. “En el momento actual, la inserción estratégica futura de cualquier país tiene como punto de partida la reafirmación de su autonomía estratégica relativa, que es a su vez consecuencia directamente proporcional de la capacidad de dicho país para avanzar en la frontera científico-tecnológica mundial”.
En respuesta, el presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología, el ex secretario de Educación Pública Reyes Tamez Guerra, expuso que tratará de conseguir los recursos demandados.
“Todos los proyectos son muy importantes; ojalá podamos conseguir fondos. Nadie puede dudar de la importancia de crecer los fondos mixtos y los regionales, ya que tenemos muchas asimetrías en el país”.
Para Gerardo Ferrando Bravo, de la Academia de Ingeniería, el tratamiento gubernamental se ha manifestado con el desprecio a la misma Constitución, que mandata una inversión mínima de uno por ciento del PIB en ciencia y tecnología. “Sin culpar a nadie, las cosas no las hemos podido cambiar. Se logró el uno por ciento del PIB, y ¡es letra muerta!”