Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/138/09
México, D. F., 14 de octubre de 2009.
- Así lo planteó Rosaura Ruiz al clausurar en la sede de la Academia Mexicana de Ciencias el Coloquio Internacional Ciencia, Técnica y Filosofía
- Marcelino Cereijido, investigador miembro de la AMC, hizo un llamado a superar el analfabetismo científico que mantiene a México en el tercer mundo
- Participaron Andoni Ibarra, Ramón Peralta y Raquel Serur
- Rosaura Ruiz, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias, en compañía de Andoni Ibarra, filósofo de la ciencia de la Universidad del País Vasco.
Foto: AMC
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En México, la ciencia debe colaborar no sólo con el aumento del conocimiento, sino además encontrar la forma de garantizar que el conocimiento científico beneficie a toda la población y no únicamente a un sector, como sucede actualmente, advirtió Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Lo anterior, en respuesta a los discursos críticos de la ciencia que se presentaron durante el segundo día de trabajo del Coloquio Internacional Ciencia, Técnica y Filosofía, organizado por la UNAM y la AMC, donde se planteó la pertinencia de poner límites a la investigación científica.
Sobre el tema, la presidenta de la AMC consideró adecuado poner límites a la ciencia, con el objetivo de evitar que se repitan hechos lamentables como los experimentos llevados a cabo por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, los cuales muestran cómo no todas las preguntas científicas son válidas.
Ante académicos y alumnos de las facultades de Ciencias y de Filosofía y Letras de la UNAM, reunidos en el Auditorio Galileo Galilei de la AMC, Ruiz Gutiérrez puntualizó que si bien este tema debe discutirse, es necesario determinar quiénes plantearán los límites a la ciencia y en qué términos.
Sin dejar de lado la crítica de la ciencia, la cual dijo es fundamental, consideró que se debe de impulsar la ciencia, pues existen correlaciones estudiadas entre el bienestar social y el apoyo a la investigación científica y tecnológica.
Tras la introducción de la presidenta de la Academia, Andoni Ibarra, filósofo de la ciencia de la Universidad del País Vasco, dictó la conferencia magistral ¿Hay un lugar para la filosofía en el desarrollo actual de la ciencia?, en la cual planteó tres posiciones filosóficas que proponen una vía de aproximación de la filosofía a la ciencia actual.
Destacó la propuesta de que la filosofía actúe como un elemento dinámico que impulse nuevas posibilidades conceptuales dentro de los paradigmas científicos, al tiempo que ayude a establecer comunicación entre diferentes paradigmas científicos.
Asimismo, se dirigió a los científicos asistentes al coloquio para que expresaran su opinión sobre cómo se podría hacer una filosofía que fuera atractiva para realmente integrarla a las prácticas científicas.
En su oportunidad, Marcelino Cereijido Mattioli, profesor emérito del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV), abrió el debate de la mesa redonda Atisbos a la modernidad al manifestar que en México no existe una cultura compatible con la ciencia, principalmente debido al extendido analfabetismo científico que alcanza a científicos, líderes intelectuales y divulgadores de la ciencia.
Explicó que México, al igual que otros países del tercer mundo, ignoran que en el orbe actual prácticamente no hay nada que escape de la participación de la ciencia moderna y la tecnología avanzada.
En ese sentido, dijo que las naciones del mundo en desarrollo actúan como seres incapaces de interpretar la realidad en la que se necesita sobrevivir. “Actúan –insistió- como un mosquito que no pudiera distinguir entre picar a una persona o picar a una estatua de mármol”.
Marcelino Cereijido aseveró que una señal del analfabetismo científico en nuestra sociedad es que se habla de “apoyar la ciencia”, mientras que los países desarrollados, aquellos que desarrollan su propia tecnología e innovan, se “apoyan en la ciencia”.
Por último, el especialista fisiología biofísica y neurociencias reclamó a los filósofos no aclarar a los gobernantes que no hay dos ciencias, la ciencia básica y la ciencia aplicada, sino sólo conocimiento de los fenómenos y aplicación de este mismo conocimiento.
En su oportunidad, Ramón Peralta y Fabi, director de la Facultad de Ciencias de la UNAM, abordó el tema Las ciencias naturales y la filosofía: ¿(des)encuentro?, y definió a las ciencias naturales como el conjunto de estrategias para hacer al mundo inteligible, mientras que la filosofía es el intento de organizar el conocimiento, y ambas tienen puntos de convergencia.
El físico miembro de la AMC explicó que existe un problema de comunicación entre dichas áreas, debido a que cada gremio construye su propio lenguaje, lo que termina por separar a los filósofos de los científicos, y aunque estos últimos consideran que hablan de manera concreta, existen muchos conceptos, como masa, tiempo, espacio o vida, que no están bien definidos.
Peralta y Fabi coincidió con Marcelino Cereijido en el sentido de que en la filosofía la religión es un tema de estudio, mientras que para la ciencia es irrelevante. Al concluir, urgió en la necesidad en hacer un cambio en la educación del país, aplicando el principio del conocimiento fundamental, donde cada mexicano conozca, por lo menos, las 10 ideas fundamentales de cada disciplina científica.
En el Coloquio Internacional participó también Raquel Serur Smeke, catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, quien abordó el tema Desde la literatura fantástica moderna, y reflexionó sobre la idea de que la literatura se adelanta a la ciencia al crear mundos virtuales.