Tribuna de Campeche
26 de septiembre de 2009
(La Jornada)
MEXICO, DF.— A escala mundial, México es un importante destino de turismo sexual masculino. La mayoría de los hombres que se dedican a esa práctica son menores de 30 años, provienen de estratos socieconómicos bajos, cuentan con poca formación académica y han hallado en esa actividad un medio de sobrevivencia ante la falta de oportunidades de desarrollo.
Un estudio realizado por el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dado a conocer ayer en víspera del Día Internacional del Turismo, revela que Tijuana, Baja California; Puerto Vallarta, Jalisco; Veracruz; Cancún, Quintana Roo; Acapulco, Guerrero; Distrito Federal; Puebla y Zipolite, en la costa de Oaxaca, son de los principales puntos donde se presenta la prostitución masculina en nuestro país.
El análisis, encabezado por Alvaro López López, del Departamento de Geografía Económica de esa entidad universitaria, fue galardonado por la Academia Mexicana de Ciencias con el Premio de Investigación 2008 en el área de Ciencias Sociales y Humanidades.
El estudio revela que junto con República Dominicana, Brasil, naciones del Sureste asiático y del Occidente de Africa, México presenta un alto índice de prostitución masculina, fenómeno que se explica por la cercanía con Norteamérica ya que la mayoría de los consumidores de los servicios sexuales de varones provienen de Estados Unidos y Canadá.
El académico de la UNAM informó que la investigación tuvo como objetivo conocer el fenómeno de la interacción sexual entre varones a partir del vínculo turista-poblador local en el territorio mexicano. Abarcó tres espacios geográficos de análisis: la zona fronteriza de México, la costa y las grandes ciudades.
Para realizar el estudio científico se realizaron más de 100 entrevistas de profundidad con trabajadores sexuales hombres en las ciudades mencionadas.
Entre los resultados destaca que la gran mayoría de los hombres jóvenes que se dedican a este actividad no la realizarían si pudieran encontrar un empleo bien remunerado. En tanto que el 30 por ciento aseguraron estar orgullosos de su trabajo, por lo que lo llevan a cabo con gusto aun con los problemas sociales que implica.
El investigador informó que otras conclusiones muestran que la marginación social y económica es uno de los principales factores que influyen para que un joven se dedique a ese negocio.“Las personas entrevistadas pertenecen a poblaciones marginadas y con pocas posibilidades de conseguir empleos formales, por lo que encuentran en el trabajo sexual, especialmente con turistas, una salida fácil y rápida para obtener ingresos”.
El estudio también reveló que los hombres que realizan el trabajo sexual no tienen una formación académica elevada, contrario a lo que sucede con los consumidores, quienes en su mayoría tienen nivel educativo y adquisitivo altos.
Otro hallazgo de la investigación es que, a diferencia del trabajo sexual femenino, los varones ejercen por poco tiempo la prostitución debido a que en el ámbito de las identidades homosexuales “los turistas privilegian la juventud, por lo que a una persona mayor de 30 años se le considera vieja”.
Un elemento más que descubrieron los investigadores universitarios es que los extranjeros que contratan servicios sexuales valoran las fantasías de la masculinidad y la imagen del macho mexicano.
La investigación también reveló que entre los hombres que ejercen el trabajo sexual no se detectó una mayor incidencia de infecciones de transmisión sexual en comparación con la población en general.
López López lamentó que las autoridades locales de las ciudades estudiadas no tengan un conocimiento profundo del fenómeno, lo que se refleja en el hecho de que con frecuencia las policías extorsionan tanto a los trabajadores sexuales como a los turistas consumidores y en el “nulo interés” por emprender campañas para la prevención de enfermedades de transmisión sexual entre este grupo poblacional.
Agregó que es necesario reconocer el trabajo sexual como parte de la dinámica turística del país a fin de analizarlo y estudiarlo más ampliamente, “lo que redundaría en el abandono de estigmas y prejuicios”.