Desarrollan menores de Sinaloa planes de investigación científica

La Jornada
10 de agosto de 2009
Emir Olivares Alonso

Impulsa el Cinvestav en esa entidad un programa de apoyo a jóvenes sobresalientes

Anhelan desde hacer negocios hasta realizar aportaciones en beneficio de la humanidad

El interés por el conocimiento y su origen sinaloense los une. Raúl, Magdali, María Vita y José Humberto aún no concluyen la secundaria o la preparatoria y tienen proyectos científicos y humanísticos de investigación. Son estudiantes con altas calificaciones y han sido reconocidos en diversos concursos regionales, nacionales e internacionales, ya sea para salvar a la humanidad o hacer negocio, su sueño es ser investigadores.

Los cuatro anhelan ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para iniciar una carrera profesional. Cuentan con los bonos suficientes: sus promedios constantemente son cercanos al 10 y, al igual que otros 90 jóvenes, son parte del programa de Apoyo a Sobresalientes en el Estado de Sinaloa (ASES), que desde 2007 impulsa el científico del Cinvestav, Octavio Paredes López, con el apoyo del gobierno de aquella entidad.

“En Sinaloa además del narcotráfico tenemos niños brillantes; ellos representan el futuro del estado y del país”, sentenció Paredes, integrante de la junta de gobierno de la UNAM y ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 1991. Explicó que este proyecto recluta a chicos de entre seis y 16 años que han destacado en sus estudios con excelentes promedios y ganado premios, a fin de acercarlos a todas las áreas del conocimiento.

Originario de la capital del estado, Raúl Padilla Ramos quiere incursionar en el área de ciencias porque se ha dado cuenta que se “puede hacer negocio”. Pese a su complexión, mide 1.80 metros, su rostro refleja rasgos infantiles.

Raúl Padilla ya desarrolló varios tipos de combustible: un biodisel orgánico, un energético de nitrógeno y ahora trabaja en la creación de un biogas fabricado con base en desechos orgánicos, como el estiércol y residuos de comida, para generar energía limpia que inclusive puede sustituir al gas natural.

“Es el proyecto que más me motiva, me gustaría en un futuro ser científico para desarrollarlo y comercializarlo. El bioetanol no lo apoyo porque requiere de comida y debemos considerar que el mundo ahora está en crisis alimentaria”.

Magdali Santilláñez Olivas vive en Guamúchil. A sus 15 años una de sus principales preocupaciones es el cuidado del medio ambiente; ha ganado por cinco años consecutivos el primer lugar del Congreso de Geografía de Sinaloa. Su padre es agricultor y su mamá ama de casa y aunque no tiene los recursos económicos suficientes confía en que podrá ingresar a una carrera universitaria. “Quiero demostrarme a mí misma que cuando se tiene un sueño y se lucha por él se puede hacer realidad”.

Su proyecto intenta crear conciencia en el cuidado de la naturaleza. “El mundo vive una contaminación alarmante. Aunque tenemos una cultura ambiental, paradójicamente pocos la aplicamos. Mi investigación trata de motivar a las personas a transformar su manera de pensar y que desde nuestros ámbitos personales hagamos mucho por ahorrar energía y agua, además de reciclar productos”.

María Vita Félix Aispuro estudia la secundaria, tiene 14 años y ya se interesa por la igualdad entre los géneros. “Mi trabajo tiene perspectiva social, el feminicidio es un problema que aqueja al país, debemos propiciar una cultura de respeto hacia la mujer que no sólo tiene que estar en la casa limpiando. Con esto intento una revolución mental, porque los cambios no deben ser violentos”.

A su corta edad ha ganado un buen número de reconocimientos: en 2007 triunfó en la Olimpiada del Conocimiento en Escuelas Públicas y fue quinto lugar nacional; ese mismo año se hizo acreedora al premio al Mérito Ciudadano en Culiacán como niña ejemplo. “Tengo dos metas para salvar a la humanidad: una es enfocarme en las humanidades y la otra sería estudiar medicina”.

Luis Humberto Ramírez Leyva es de la capital del estado, cursa el segundo año de bachillerato y desde la secundaria es inventor. En esa época creó velas con un compuesto activo de hoja de eucalipto que al encenderse acaban con 97 por ciento de las bacterias que causan el mal olor. Un año después elaboró un prototipo para crear energía eléctrica.

Actualmente intenta reutilizar el nitrógeno y el fósforo excedentes en el mar para reducir su contaminación. Por tres años consecutivos ha sido el triunfador del premio de microbiología del Centro de Ciencias de Sinaloa; el año pasado obtuvo el Premio Nacional del Agua, organizado por la UNAM, el Instituto Nacional de la Juventud y la embajada de Suecia, con lo que consiguió el mérito de representar a México en el Premio Estocolmo del Agua; y desde la secundaria tiene promedio de 10.

Junto a otros 24 jóvenes talento del programa ASES, la semana pasada visitaron la ciudad de México donde conocieron la UNAM, el Cinvestav y otros sitios y convivieron con científicos como Rosaura Ruiz, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias y René Drucker, investigador emérito de la máxima casa de estudios.


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