Excélsior on line
14 de enero de 2009
Carlos Fernández
Luego de las fuertes críticas por la falta de transparencia en la entrega de los fondos y la supuesta preferencia a grandes corporativos transnacionales, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) eliminó su Programa de Estímulos Fiscales.
De paso, Juan Carlos Romero Hicks presentó a su sustituto, un programa para el apoyo a la investigación, desarrollo tecnológico e innovación.
Su objetivo será el de mejorar la asignación e impacto de los estímulos fiscales entregados a las compañías mexicanas para dirigirlos al desarrollo y crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas del país.
También se enfocará en fomentar la vinculación y transferencia tecnológica con la academia. Para ello, Conacyt prevé destinar dos mil 500 millones de pesos, al Programa de Estímulo para la Investigación e Innovación 2009.
A raíz de la evaluación sobre las políticas de innovación en México, presentadas por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el Conacyt ha decidido eliminar el Programa de Estímulos Fiscales, el cual durante 2007, aseguró el organismo, “benefició a 877 empresas y tres mil 198 proyectos” de toda el país con un monto de inversión superior a cuatro mil 500 millones de pesos.
Y aunque al menos en título el programa es similar a su predecesor, Leopoldo Vilchis, director de desarrollo tecnológico de Conacyt, aseguró que este nuevo proyecto “es una evolución al programa anterior que mejora y corrige la asignación de los recursos fiscales entregado a las compañías que realicen labores de investigación y desarrollo”.
De esta forma, más que un fondo para las empresas, el Programa de Estímulo a la Innovación 2009 actúa como un regulador en la entrega de recursos en tres niveles diferentes.
El primero, Innovación Tecnológica para Negocios de Alto Valor Agregado (Innovapymes), va dirigido en exclusiva para “incentivar el gasto en investigación y desarrollo tecnológico de las pequeñas y medianas empresas del país” y dispondrá de 600 millones de pesos, a fin de impactar a 300 empresas pequeñas y medianas nacionales.
Por su parte, los programas de Desarrollo e Innovación en Tecnologías Precursoras (Proinnova) e Innovación Tecnológica para la Competitividad de las Empresas (Innovatec), cuentan con fondos por 700 y mil 200 millones de pesos, respectivamente y buscan beneficiar a otros 160 consorcios y 400 empresas.
La diferencia radica en que Proinnova promueve la inversión en las compañías que estén dispuestas a “colaborar con centros educativos y de investigación”. Mientras, Innovatec incentiva la inversión a empresas que busquen incrementar su competitividad a través de los avances y desarrollo en tecnología.
El nuevo programa de estímulos todavía tiene la tarea de corregir la sombra que su predecesor dejó. En junio pasado la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), presentó una evaluación donde estipulaba que el programa del Conacyt no demostró un impacto real en la generación de patentes en México.
Al mismo tiempo, la AMC también aseguró que el Programa tenía un fuerte “favoritismo” hacia las grandes empresas internacionales sobre las pequeñas y medianas empresas mexicanas. Esto porque el organismo entregó cantidades millonarias a compañías como General Motors, Chrysler y Volkswagen.
Ante esto, Juan Carlos Romero Hicks, titular de Conacyt, reconoció que el programa anterior debía ser corregido.
“No podemos irnos a los extremos, hay que entenderlo como una película completa, ni todo es una leyenda color rosa ni tampoco podemos creer que todo el programa tiene cajas negras cuestionables. Estamos abiertos para mejorar y aprender. Bajo el entendido de que un experto es alguien que no comete ningún error y ya sabe todo, entonces sabemos que aquí no existen los expertos”, afirmó Romero Hicks.