Juan Pedro Laclette

Líderes Mexicanos
Lunes 01 de octubre de 2007. Núm. 123
Matilde Morales y Jacobo Bautista

Biólogo de formación, amante de la naturaleza, este hombre se ha ido transformado en uno de los más brillantes funcionarios de la UNAM.

Nos recibió en las instalaciones de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), ubicadas a la salida de la Ciudad de México hacia Cuernavaca, en una casa de negro pasado que no queremos en estas páginas vincular con la hermosa labor de Laclette. Allí, luego de caminar por los campos, al aire libre, hablamos con Juan Pedro, nativo de Celaya, biólogo por la UNAM, actualmente investigador y funcionario.

Investigador

“Me considero absolutamente biofílico, me interesan los seres vivos. Disfruto el contacto con la naturaleza. Me gusta estar en un monumento histórico, pero me emociona mucho más estar en Los Tuxtlas. Entonces soy biofílico por naturaleza. Pero a lo largo de la vida uno va confrontando situaciones circunstanciales y se presentan oportunidades, a mi se me presentó la oportunidad de hacer mi maestría en el Cinvestav, con un investigador extraordinario, Mauricio Montalvo, y la tomé. Después contacté a Luís Cañedo que trabajaba cisticercosis y cuando conocí ese tema dije ‘esto es hacer algo que sirva’”.

Afirma Laclette que aunque es biólogo de origen, desde que comenzó su entrenamiento de postgrado tuvo inclinación hacia problemas de salud, porque “la investigación da contacto con la realidad y los temas de los problemas de salud tienen esa virtud, que lo ponen a uno en contacto con asuntos reales de México. Yo he trabajado dos enfermedades que se pueden considerar típicamente mexicanas: amibiasis y cisticercosis. La amibiasis ha sido tomada por gente de muchos países del mundo igual que la cisticercosis, pero en esta última los grupos de científicos mexicanos hemos mantenido el liderazgo, somos los mejores, los que aportamos información acerca del parásito, de la enfermedad, cómo diagnosticarla, cómo tratarla y muy recientemente cómo prevenirla, con la famosa vacuna que ya tenemos”.

Funcionario

La carrera empezó como ayudante de laboratorio. “Mi primer empleo fue en la Facultad de Medicina en el Departamento de Bioquímica, como ayudante del laboratorio. Me tocaba limpiar tubitos, poner las gradillas, el agua y las soluciones para que llegara el ayudante del profesor y llevara a cabo la práctica. A mi me tocó comenzar de achichincle del achichincle en la UNAM. Después fui ayudante de laboratorio y luego profesor de bioquímica. Por eso tengo tanta antigüedad en la UNAM porque comencé desde muy jovencito y a través del laboratorio mantengo el contacto con los jóvenes.

“Esto es un asunto interesante, yo he sido funcionario en la Universidad en distintos asuntos –jefe del departamento, coordinador de postgrado, director del instituto de investigaciones biomédicas–, pero la gran virtud de los funcionarios universitarios es que nuestras responsabilidades académicas son además de, no en lugar de, nuestro trabajo. Entonces, uno tiene que mantener su trabajo, porque si no se convierte en un burócrata, pierdes la sensibilidad del trabajo científico y comienza a establecer futuros basado en decisiones de escritorio”, asegura Laclette, Presidente de la AMC, prestigiado funcionario, pero no precisamente por vocación.

“No fue decisión ser funcionario, simplemente se dio. Cuando regresé de mis postdoctorado –en 1991– en la Universidad de Harvard, venía encarrilado como científico y me incorporé a biomédicas. Entonces me habló el director y me dijo ‘maestro necesito un jefe para el departamento de inmunología: le toca’, y respondí: ‘vengo muy encarrilado y estoy muy metido en mis investigaciones, en este momento no me interesa’. Me despedí y me regresé a mi laboratorio. A los tres días me habló otra vez y me dijo: ‘maestro usted tiene dos opciones: una, acepta la jefatura del departamento y llevamos la fiesta en paz. La otra, no acepta y no llevamos la fiesta en paz’. Entonces acepté inmediatamente. Así comencé y resultó que empecé a conseguir dinero, un donativo de 3 millones de dólares de Conacyt para Biomédicas y me di cuenta de que conseguía muchas cosas y que la gente confiaba en mi. No fue un asunto vocacional fue un asunto experimental. Después me ofrecieron la coordinación del doctorado en ciencias biomédicas. Luego la dirección del instituto y la presidencia de la AMC –cargo en el que durará un año más–. Todo esto sin dejar de lado la investigación el contacto con los jóvenes”.

La UNAM

Para el biólogo la UNAM es como la dermis. “El sentimiento puma es algo que lleva uno por debajo de la piel. La UNAM es una institución extraordinariamente generosa. Es el proyecto cultural más importante de México”, comenta y asegura que además tiene mucho que ver con su vida. “Ahí encontré a mi esposa. A mi hija jamás le cruzó por la cabeza estudiar en otro lado”, y es justamente la familia el eje central de la vida del investigador. “Uno como ser humano requiere mantener un equilibrio emocional y eso es la relación familiar, llevo más de 30 años de casado, juntos descubrimos la ciencia. Mi hija estudia medicina. La familia es mi línea de flotación, es mi estabilidad”, destaca y agrega que es muy difícil desconectarse del todo del mundo laboral, pero “se tiene método y disciplina y una de las cosas que va uno aprendiendo en la vida es que hay que procurar no preocuparse de lo que uno no puede ocuparse. Yo no sufro de tanta tensión en la toma de decisiones, pero de lo que no me puedo ocupar tampoco me ocupo”, afirma quien tiene como hobbie observar aves. “Me gusta mucho porque me da contacto con la naturaleza”.

El futuro

Laclette se considera una persona tolerante y con gran capacidad para la conciliación, vislumbra un futuro luminoso de trabajo en su laboratorio. “Ahorita estamos en una etapa final del megaproyecto del genoma de la Taenia Solium (Solitaria), un proyecto espectacular en el que estamos secuenciando el genoma de un organismo que es de 6 a 8% del tamaño del genoma humano y lo estamos realizando un grupo de 14 laboratorios de la UNAM, con estrategias y tecnologías mexicanas.

“Si el futuro es ese, por mi encantado, regresar a la investigación… aunque mi esposa me dice que no me van a dejar. Pero yo creo que uno debe de mantener desapego con las cosas, porque los cargos no son nuestros. La manera apropiada de entrar a estos cargos es a través de la vocación de servicio, si no puede ser muy frustrante porque las condiciones a veces son complicadas. La perspectiva adecuada es la vocación de servicio y se tienen que poner en la balanza los pros y los contras, uno se pierde mucho gozo del trabajo de laboratorio por ocupar estos cargos pero también se tienen satisfacciones”.

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