La UNAM requiere un proyecto académico fuerte; no al alza de cuotas; es válido que candidatos entren a la universidad: De la Peña

La Crónica de Hoy
12 de octubre de 2007
A. Olivier Pavón

En 2003 fue candidato finalista a la rectorí­a de la UNAM

Nació en Monterrey el 7 de agosto de 1958. Estudió en la Preparatoria número 6 Antonio Caso.

Obtuvo los tí­tulos de licenciatura, maestrí­a y doctorado en ciencias (matemáticas) en la Facultad de Ciencias de la máxima casa de estudios entre los años 1980 y 1983. Realizó una estancia posdoctoral en la Universidad de Zurcí­, Suiza, y desde 1981 es profesor de asignatura en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Desde 1984 es investigador de tiempo completo en el Instituto de Matemáticas, del cual fue director en el periodo 1998-2006. Fungió como presidente de la Academia Mexicana de Ciencias en el periodo 2002-2004. Durante la sucesión de la rectorí­a en 2003 fue candidato finalista. El 3 de octubre pasado renunció a la Dirección Adjunta de Desarrollo Cientí­fico y Académico del Conacyt, cargo que ocupó desde enero pasado.

¡Las matemáticas son relevantes para resolver problemas!

«La universidad forma parte de un contexto social y polí­tico del paí­s y es una componente importante en la vida nacional», dice este matemático que lee a Claude Allégre y que busca saltar de las aulas a la rectorí­a. «Me gustaba hacer cuentas; ahora me parece una locura, pero de niño me encantaba, y hacerlas rápido y hacerlas bien me emocionaba», recuerda. Sin embargo, precisa: «Las matemáticas nada tienen que ver con los números». Es un matemático que asocia esa materia con la vida misma. «Se tienen que saber plantear problemas, saber qué cosas son relevantes para resolver los problemas, tener una metodologí­a, pensamiento ordenado, descubrir la solución del problema», revela. Su gusto por las matemáticas empieza en la misma facultad, allá a finales de los 70. «Descubro las matemáticas y descubro que me gustan».

¡Hay que sumar y multiplicar; después de todo, la multiplicación es una suma repetida!. Es lo que harí­a José Antonio de la Peña en caso de llegar a la rectorí­a de la UNAM.

Un matemático que habla inglés, francés y alemán y jugó futbol como preparatoniano; de mediocampista, dice. Desde entonces le gustaba el centro del campo, dirigir pues. Ahora lo buscará desde otro ángulo: la rectorí­a.

Entrevistado en sus oficinas del Instituto de Matemáticas, piensa: ¡Es hora de que un matemático sea rector!.

Un matemático al que le gustan las novelas policiacas de George Simenon o Henning Mankell. ¡Ahorita estoy leyendo El cerebro de Kennedy!, comenta sobre la última novela del creador del policí­a Kurt Wallander.

—¿Qué significó para usted la huelga de 1999?

—Muchas cosas, hay claroscuros en la época. Significa un trauma grande de descubrir la fragilidad de la universidad, descubrir la fragilidad en la práctica porque uno hablaba de la fragilidad de la universidad teóricamente, pero haberla vivido, percibir cómo intereses externos la podí­an dañar, fue traumático.

—¿Esas fuerzas externas trataron de apoderarse de la universidad?

—No creo que fuera un apoderamiento. Creo que hubo fuerzas de partidos polí­ticos; hubo fuerzas externas completamente, de intereses ajenos a la universidad.

—¿Qué fuerzas?

Fuerzas extrañas, como movimientos sociales, como los Panchos Villa; creo que hubo un alejamiento del gobierno a la situación de la universidad.

—¿Es antihuelguista?

—Creo que la huelga dañaba profundamente en su esencia, la esencia en la universidad es el trabajo docente cotidiano.

—¿Por qué José Antonio de la Peña debe ser rector?

—Porque tenemos un proyecto académico fuerte. Estamos seguros, convencidos de que lo que requiere la universidad en este momento es un proyecto académico fuerte, que le dé solidez académica, coherencia académica; discutir cuál es la universidad que la sociedad requiere de cara al siglo XXI.

—¿Cuál es su carta fuerte en el proyecto que presentará a la Junta de Gobierno?

—Se requiere atender varios problemas. Mencionaré uno, sin querer que sea el único, y es el fortalecimiento del bachillerato, que es sin duda lo que da la posibilidad de formar estudiantes plenos, que lleguen con todos los elementos posibles, con una formación rica; tenemos la posibilidad de hacer de nuestro bachillerato el más fuerte de este paí­s.

—¿Cuál es su posición con respecto al alza de cuotas?

—Uno de los aprendizajes que sacamos del conflicto del 99 es la exigencia de la sociedad por una educación superior pública gratuita; entonces creo que hay que asumirlo como un principio fundamental que no esté a discusión siquiera en este proceso; es un principio de la universidad.

—¿Como matemático, qué operaciones aplicarí­a en caso de llegar a la rectorí­a?

—Hay que sumar y multiplicar, después de todo la multiplicación es una suma repetida.

—¿Fue un error de Juan Ramón de la Fuente politizar la universidad?

—Era necesario tener un rectorado muy polí­tico, porque la crisis (del 99) fue más de carácter polí­tico que académico. En esa crisis hubo intromisión de fuerzas externas y habí­a que limpiar a la universidad de todo esto y tení­a que hacerse polí­ticamente.

—Supongamos que gana la rectorí­a, termina en 2011, se vienen las elecciones en 2012, ¿dejarí­a entrar a la universidad a los candidatos presidenciales?

—Es importante que exista una vida polí­tica de los universitarios. En ese sentido no creo que atente ni contra la autonomí­a ni contra el orden de la universidad el tener a candidatos polí­tico aquí­ y que los universitarios expresen simpatí­as, dudas, cuestionen, discutan, debatan; eso me parece válido.

—¿Les abrirí­a las puertas a los candidatos?

—Sí­, pero no la universidad.

—¿Cómo serí­a su relación con el gobierno?

—Fundamentada en el trabajo de universitarios, pienso que hay una cantidad enorme de motivos y de temas en los cuales trabajar de cerca con los gobiernos, de la ciudad, de los estados, del paí­s. Los gobiernos requieren expertos en el tratamiento de temas importantes de la vida del paí­s y la universidad tiene los mejores. Cimentarí­amos una relación sólida, fructí­fera.

—¿Cuál es el reto del siguiente rector?

—La consolidación académica de la universidad.

—¿Qué grupos lo apoyan?

—Por supuesto soy más cercano a los cientí­ficos. En la comunidad cientí­fica me conocen mejor, pero hay grupos importantes de diferentes áreas de la universidad, del bachillerato, del CCH, de preparatorias, de todos lados.

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