Huracanes, una visita anticipada

Cambio de Michoacán
25 de septiembre de 2007
Redacción

La temporada de huracanes intensos mayores a la categorí­a dos según la escala Saffir-Simpson en el Atlántico iniciaron más temprano de lo habitual: el 20 de agosto, con el huracán Dean, cuando normalmente ocurre a principios de septiembre, señaló la investigadora Tereza Cavazos, del Centro de Investigación Cientí­fica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE).

¡Recordemos que alcanzó la categorí­a cinco, la más alta de la escala, al pasar por las aguas profundas y cálidas (mayores a 27° C( y se convirtió en el noveno huracán más intenso observado en la cuenca del Atlántico; posteriormente se desarrolló el huracán Félix, también de categorí­a 53, dijo.

Asimismo, afirmó que la temporada de tormentas y ciclones de este verano en el Atlántico y el Caribe inició más temprano: el 9 de mayo con la tormenta subtropical Andrea, (que no afectó a México(, cuando lo tí­pico es que la temporada inicie el primero de junio y termine el 30 de noviembre, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de Florida.

En el caso del Pací­fico, la temporada de tormentas tropicales inicia el 15 de mayo y termina también el 30 de noviembre. ¡La actividad observada en el 2007 ha estado dentro de lo normal, incluso empezó un poco más tarde con la tormenta tropical Alvin el 26 de mayo, pero no representó un riesgo para México!.

Informó que México es un paí­s de fuertes contrastes climáticos, pues mientras que el centro, este y sureste del paí­s se han visto afectados gravemente por intensas lluvias este año, el noroeste de México vive una fuerte sequí­a cuya intensidad no fue aminorada por el paso del huracán Henriette (el primer huracán del Pací­fico en el presente año, de categorí­a uno, pero que aquejó las entidades de Baja California Sur, Sinaloa y Sonora.

Debate cientí­fico

Cavazos indicó que actualmente hay un debate cientí­fico y polí­tico internacional que se desarrolló a partir de las graves consecuencias de la temporada de huracanes en el 2005, sobre sí­ el incremento de huracanes se debe al calentamiento global por los gases de efecto invernadero o si es puramente forzado por la variabilidad natural del clima.

Recordó que algunos cientí­ficos como Kerry Emanuel, Peter Webster y Greg Holland, han evidenciado en diversos artí­culos publicados en revistas como Nature, Science, y Phylosophical Transactions of the Royal Society, que las temperaturas superficiales de los océanos entre ellas las del Atlántico Norte, se han incrementado significativamente, especialmente después de 1970.

¡La tendencia de las temperaturas superficiales del Atlántico, por ejemplo, es de + 0.7o C en los últimos 100 años. Holland y Webster concluyen que la tendencia a la alza tanto en las temperaturas superficiales del océano como en la intensidad y número de huracanes está sustancialmente influenciada por el calentamiento global!, acotó Cavazos. ¡Esto es consecuencia parcial del aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, como lo demuestran otros autores en la Revista Proceedings of the National Academy of Sciences¡.

Agregó que la teorí­a sugiere y el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, 2007) lo menciona en su último informe, que si el calentamiento global continua, la frecuencia de huracanes intensos y la lluvia extrema aumentarán.

Actualmente, la especialista envió el artí­culo Extreme precipitation variability in the core of the North American Monsoon, que aborda el tema del aumento de eventos extremos de lluvia derivados de huracanes en el Noroeste de México, a la revista Geophysical Research Letters para su revisión.

La Niña

De igual forma, el fenómeno de ‘La Niña’, que consiste en la presencia de aguas inusualmente frí­as en el Océano Pací­fico Ecuatorial Oriental, favorecerá la formación de huracanes en el Atlántico y precipitaciones intensas de verano en México, indicó Cavazos.

‘La Niña’ es una de las dos fases del fenómeno conocido como El Niño Oscilación del Sur, el cual se presenta en intervalos de dos a siete años y se caracteriza porque la temperatura de la superficie del mar y la atmósfera sobre esta zona ecuatorial, tienen una condición anormal durante un perí­odo que va de 12 a 18 meses.

¡El invierno pasado, por ejemplo, tuvimos un evento moderado de El Niño y ahora durante el verano se ha empezado a desarrollar una Niña en el Pací­fico Oriental Ecuatorial, como se ha documentado en trabajos cientí­ficos, lo cual favorece las lluvias de verano en México!, comentó la especialista del departamento de Oceanografí­a Fí­sica.

Subrayó que las temperaturas superficiales del Mar Caribe han estado por arriba de la media en el último mes y medio, lo cual también favoreció el desarrollo de los huracanes Dean y Félix.

Tereza Cavazos recalcó que como hemos visto en las noticias, hay inundaciones graves en distintas partes del paí­s, especialmente el centro y este de México; la causa es que el suelo ya está saturado de humedad. ¡Así­ que de aquí­ en adelante aunque las tormentas no sean muy fuertes seguirán produciendo inundaciones!.

Tomado de la Agencia de Noticias de la Academia Mexicana de Ciencias, con autorización de los editores.
www.amc.unam.mx

La formación de un huracán

Los huracanes se forman en los trópicos cerca del ecuador. No se pueden forman justo en el ecuador porque allí­ no existe la Fuerza de Coriolis, ésta es la que permite que un huracán gire, de la misma manera que el agua empieza a girar cuando va cayendo por un desagí¼e.

Los huracanes necesitan gran cantidad de energí­a. El agua y el aire caliente cerca de la superficie ayudan a que se formen los huracanes. Una vez que se han formado, los huracanes toman energí­a del agua para hacerse más fuertes. Si llega a tierra, comenzará a debilitarse y, eventualmente, a desaparecer. Esta es la razón por la cual las áreas costeras son las más afectadas por los huracanes.

Históricamente los huracanes más fuertes que han tocado costas mexicanas en el Atlántico Norte y El Caribe han sido Wilma (2005), le sigue Gilberto (1988) y Dean (agosto 2007). Mientras que en las costas del Pací­fico, el huracán más destructivo fue Paulina en 1997.

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