Autoritarismo, movimiento popular y crisis polí­tica: Oaxaca (México) 2006

Rebelión
12 de julio de 2007
Liliana Pineda

Entrevista con el autor del libro, Ví­ctor Raúl Martí­nez Vásquez

Ante la falta de una reforma de estado democrática en México, después de las elecciones de la alternancia del año 2000, que llevaron a Vicente Fox a la presidencia de la República, se relajaron los controles sobre los gobernadores de los estados lo que permitió que en Oaxaca, como en otras entidades, éstos actuaran sin frenos ni contrapesos, como ocurrió con José Murat y Ulises Ruiz. Ello favoreció una modalidad del autoritarismo subnacional, el «gobernadorismo autoritario».

El «gobernadorismo autoritario es personalista; se funda más en el temor sobre los ciudadanos que en el consenso; en el ejercicio discrecional de la ley más que en un real estado de derecho; en el uso patrimonial y clientelar del poder y los recursos públicos que en una práctica republicana; en el uso de la fuerza más que en el diálogo y el acuerdo; prefiere el ocultamiento y la manipulación de la información pública, por lo que es reactivo a la rendición de cuentas la transparencia y la libertad de prensa.

Este régimen hizo crisis el 14 de junio del 2006, luego de la brutal represión a los maestros de la Sección 22 del SNTE – Sindicato de maestros-, que se encontraban en un ¡plantón! en el centro de la ciudad de Oaxaca. La agresión a los maestros se convirtió en un factor catalizador de la crisis y dio origen a la formación de la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca) y a un amplio movimiento popular antiautoritario, un «movimiento de movimientos» que agrupó a distintas organizaciones.

El libro escrito por Ví­ctor Raúl Martí­nez Vásquez, se refiere a los antecedentes de la crisis polí­tica oaxaqueña, su desarrollo y consecuencias y muestra a la vez qué tan lejos está la consolidación democrática del paí­s. El autor es investigador del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Ha publicado entre otros libros: Movimiento Popular y Polí­tica en Oaxaca 1968-1986; Historia de la Educación en Oaxaca 1825-1940; Juárez y la Universidad de Oaxaca (Breve Historia del Instituto de Ciencias y Artes y la UABJO). Actualmente, también es precandidato de una red ciudadana a la presidencia municipal de Oaxaca.

ENTREVISTA

¿Cuál es el detonante de los sucesos del 2006? ¿Si los maestros llevaban 26 años de manifestaciones y ¡plantones!, qué es lo ocurre en el 2006 para que su protesta genere un movimiento social tan contundente y una respuesta gubernamental tan violenta?

Esto empieza particularmente en el 2004 con la elección de Ulises Ruiz como Gobernador, y la llegada al poder de Jorge Franco Vargas, que es el subsecretario general y gobernador de facto, porque Ulises Ruiz se dedicó a la campaña de Fernando Madrazo, candidato del PRI y a la presidencia de la Republica. Jorge Franco Vargas, intentando dividir al magisterio de la sección 22, impulsó la creación de un Comité Central de Lucha. Desde el 2005, ese Comité Central de Lucha empezó a pedir la salida del lí­der de la sección 22, Enrique Rueda, y ahí­ empieza la confrontación entre el gobierno del Estado y la sección 22.

Durante ese año 2005 hubo muchas agresiones a otras organizaciones sociales, que obedecí­an al mismo patrón: dividir a las organizaciones, aprehender a los lí­deres incómodos, y evitar sus movilizaciones. Eso, imagino, fue un compromiso del gobernador con las elites económicas locales y con los grupos de empresarios, que decí­an que la ciudad era un caos debido a las marchas, los mí­tines, los plantones en el Zócalo. Se dieron muchas acciones que tení­an esa intención, por ejemplo, el palacio de gobierno se traslada fuera del centro de la ciudad y se pulveriza con el objetivo de que las marchas ya no lleguen hasta allí­; la policí­a se moviliza para impedir que las marchas se planten en el Zócalo; los cierres de calles -solicitados por las organizaciones para facilitar las marchas- no se aceptan; se manda a la policí­a para que quite a los que impedí­an el tráfico; aprehendí­an a los lideres sociales, los metí­an dos o tres dí­as en la cárcel, a algunos los sacaban, otros se quedaban presos porque tení­an contra ellos averiguaciones previas. En ese año del 2005 hubo muchos presos polí­ticos, alrededor de treinta; y muchos muertos, lí­deres asesinados. Cesar Toimil, por ejemplo, lí­der de una organización social; nadie sabe como le mataron o quien lo mato, no hay castigo. Con él murieron otras cuatro personas. Muchos lideres de distintas zonas fueron encarcelados después de haber sido convocados por la autoridad para una reunión, en ese momento los agarraron. El año 2005 fue realmente terrible, desastroso para las organizaciones sociales.

Pero viene el año 2006. Como cada año los maestros preparan su plantón, es decir, lo que ya era un ritual. Nada más que en esta ocasión si hubo una andanada mediática por la radio, por la televisión, estigmatizando a los maestros, acusándoles de flojos, de ganar mucho dinero, en fin… Y en cuanto ellos instalan el plantón empiezan las amenazas de sacar a la fuerza pública. El propio gobernador dice que se esta considerando la intervención de la fuerza publica para desalojarlos. Dí­as más tarde diputados y empresarios piden la fuerza pública para desalojarlos. Se ve que todo estaba orquestado. Así­ como, según ellos, le habí­an dado una lección a todas la organizaciones sociales anteriores, pues también a ésta de los maestros. Pero creo que partieron de presupuestos falsos: que la Sección 22 ya estaba dividida, talvez pensaron que estaba dividida por la mitad; que las bases ya estaban hartas de sus lí­deres, de que incluso iban a considerar esto como su liberación; que la población iba a aplaudir, porque ya, finalmente, se acabarí­a con ese asunto de los plantones. Entonces diseñan un dispositivo… Concluyendo, el detonante es lo que sucede el 14 de julio, son los maestros, y es el 2006 porque es la acumulación de todas las contradicciones del 2005, la enorme represión.

¿Qué relación hay entre el movimiento social de Oaxaca y el movimiento polí­tico de López Obrador?

El PRD es un partido que ha ido creciendo sistemáticamente en el Estado. De diez mil votos que tení­a antes la izquierda ahora tenemos trescientos mil votos más o menos, y es un voto duro de la izquierda en todo el estado. Estamos hablamos de un padrón cercano al millón ochocientos mil, lo que supone casi un 20%… En ese padrón hay una abstención grande, el PRI sigue siendo el que tiene el voto más alto, que fluctúa entre unos 400 mil o 500 mil votos, el PAN también ha crecido, pero yo creo que el PRD ha subido.

Hay un movimiento Obradorista que caminaba por separado, no necesariamente con la Sección 22. La Sección 22 siempre ha dicho que nada tiene que ver con los partidos polí­ticos, que es totalmente independiente. Pero en el 2006, por primera vez, la Sección 22 llamó a un voto de castigo como uno de sus resolutivos dentro del movimiento, es decir, «vamos a un voto de castigo del PAN y del PRI» . Obviamente esto favoreció al PRD, favoreció a López Obrador y favoreció a Gabino Cuet, otro personaje que fue candidato a Gobernador en el 2004 -que se considera a si mismo ganador de las elecciones y que piensa que le robaron la elección-. Realmente el PRI hizo muchas trampas, se las sabe todas, y particularmente este gobernador, que es un operador polí­tico que actúa como un alquimista, un ¡mapache! (como se le conoce en Oaxaca-. En fin, yo creo que el movimiento de López Obrador y el movimiento popular fueron por separado durante mucho tiempo. Hay un momento de entrecruce que son las elecciones, pero realmente es un momento meramente coyuntural, accidental. Después de eso López Obrador se va y sigue en su movimiento, pues él considera que le roban el triunfo, va a los tribunales… En fin, López Obrador siguió por su lado, el movimiento popular siguió por su lado. Yo dirí­a que no es sino hasta diciembre cuando López Obrador y el Obradorismo, buscan un entrecruce con el movimiento, pero entonces ya es un poco tarde porque al movimiento lo habí­an aplastado, le habí­an dado un golpe duro, y a López Obrador también le habí­an dado fuerte. Sin embargo, desde el gobierno, las elites que gobiernan, insisten en que habí­a una relación, pero realmente no habí­a una relación orgánica, aunque si habí­a una relación por abajo porque muchos perredistas participaron en el movimiento social, pero no eran miembros de las cúpulas del PRD, no estaban arriba.

¿Quien es el componente más sólido o aliado más próximo al movimiento social, a largo plazo?

El movimiento magisterial sigue siendo la columna más importante, en términos de su tamaño y en términos de su estructura, sus recursos y su distribución en el espacio. Muchos maestros están también en las redes sociales, como dirigentes de colonias, dirigentes de comunidades, como maestros en las redes con los padres de familia. Si alguien tiene capacidad de movilización en todo el Estado son los maestros, y son muchos los maestros perredistas. Por eso yo creo que el aliado polí­tico más próximo es el PRD. Sin embargo el PRD esta viviendo un momento muy especial porque quienes dirigen lo dirigen son gentes a las que se vincula con el gobierno. Se dice que el gobierno las compra, les da dinero, lo mismo a los diputados que a los dirigentes. Abajo hay mucha inconformidad con los liderazgos. No se que va a pasar allí­, pero es probable que vivamos en los próximos meses una crisis interna que puede suponer un aire nuevo, fresco, para el PRD. Algo va a ocurrir, yo espero que se oxigene el PRD, cambie y se reposicione. Por otro lado, las organizaciones civiles hacen un trabajo más social que polí­tico, no son muy partidarias de las elecciones.

El movimiento indí­gena, es un actor muy importante. Para entenderlo hay que entrar a las raí­ces. Las raí­ces mas profundas son las del movimiento indí­gena. Esas no se ven, están muy abajo. Tienen formas de operación muy particulares. Por ejemplo, las redes, las asambleas, los liderazgos móviles, la cooperación, la solidaridad, los lazos informales, el estar atentos… en fin, son muchas cosas que están abajo y que se vieron en este movimiento de una u otra manera. Es un fenómeno que no solamente se da en el campo. Las comunidades se han venido a las ciudades, están en las colonias… Todo eso se entretejió y es parte de lo que no se ve y de lo nuevo.

Desde luego también están una serie de organizaciones, incluso estalinistas o que veneran la figura de Stalin, los hiperliderazgos… Grupos de posiciones vanguardistas, que consideran al proletariado como vanguardia, y luego el partido como vanguardia del proletariado. Y yo digo, ¿cuál proletariado aquí­ en Oaxaca? ¿Dónde está? ¿Dónde lo ves? Hay una serie de creencias muy arraigadas en ciertos grupos…

También hay otros en los que prima la idea de la autonomí­a, entendida como ¡ tú puedes hacer lo que tú quieras, no obedeces ninguna directriz, ningún programa, ningún principio !. Es decir, simplemente la autonomí­a en su máxima expresión. Y aquí­ también tuvimos mucho de eso. Habí­a gente que hací­a lo que querí­a porque era ¡ autónoma !. Si una barricada era autónoma hací­a lo que querí­a. Si el movimiento decí­a ¡la barricada hay que entregarla porque ya está aquí­ la PFP -policí­a federal-, y nos van a golpear a todos!, los de la barricada autónoma decí­an: ¡ No, nosotros decidimos y no la entregamos! ; luego vino la PFP y entre otros muchos motivos, -es más complejo el asunto-, pero también por esa barricada nos dio una paliza. Esa autonomí­a entendida de esa manera…

Luego está, también, el movimiento de la ¡ opción preferencial por los pobres !, que es un movimiento religioso impulsado por un obispo que tuvimos aquí­ en Oaxaca desde los años 70, Bartolomé Carrasco Briceño, quien formó sacerdotes con una nueva mí­stica, una nueva visión polí­tica, una nueva forma de relacionarse con las comunidades etc., que son las Comunidades Eclesiales de Base, un movimiento, además, latinoamericano.

Por todo eso, creo que son muy profundas las raí­ces de las organizaciones de la sociedad civil, que demandan equidad de género, la lucha contra la violencia. Los organismos de derechos humanos que proliferaron después de los años setenta, movimientos ecologistas, etc. Muchos movimientos con esas raí­ces profundas que de repente emergieron y se cruzaron.

Tenemos una agenda muy amplia hacia el futuro. El desarrollo sustentable, el pluralismo jurí­dico, la autonomí­a de los pueblos indios y libre determinación, la equidad de género, los derechos humanos y, algo que empezó a emerger y en lo que he estado insistiendo, la idea de que la gente sea consultada para la toma de decisiones, de que no se les impongan cosas; la idea de la consulta ciudadana, el referéndum, el plebiscito revocatorio y la revocación de mandato -que puedas poner pero también quitar a un gobernante-; algo parecido a la democracia participativa. También eso está presente. La gente quiere ser tomada en cuenta.

Obviamente está el tema de los medios de comunicación y su democratización. Un régimen autoritario como este tiene el control de la radiodifusoras, los periódicos y la televisión, y la gente no tiene manera de expresarse. Por eso la toma de las radios, algo verdaderamente impresionante, además único en México. De repente se tomaron doce radiodifusoras… Yo sostengo que eso no es algo tan espontáneo, es algo que está en la mente de las gentes, porque no tienen acceso a los medios y piensan: ¡ Ah… somos tantos que tenemos capacidad de tomarnos doce radiodifusoras !. Ese fenómeno obedece a la necesidad de expresarse de la gente. Están surgiendo muchas radios comunitarias, redes de radios comunitarias. Ya esta otra vez Radio Plantón…

No has dicho nada sobre el papel de los intelectuales. ¿Ha existido, no ha existido?

Ha existido y en los dos sentidos. Los que están a favor del movimiento y los que están en contra del movimiento. Aquí­ tampoco hay dobleces. En el propio instituto donde trabajo es muy claro quienes son los investigadores que están con el movimiento, y quienes en contra. Hay publicaciones de compañeros como Eduardo Bautista; intelectuales que estuvieron incluso en las barricadas. También los hay que están en contra y algunos que trabajan para el Gobierno. Tienen chamba y tienen sueldo, están en su nómina. Hay de todo.

¿Habéis pensado que para poder realizar muchas de vuestras propuestas puede que sea necesario transformar el Estado? ¿Habéis pensado en un nuevo Modelo de Estado?

Son muchos los temas, la agenda es muy amplia… Obviamente pasa por una Reforma Constitucional. Se habla de un Congreso Constituyente, una Reforma Constitucional o una nueva Constitución que refleje todo esto, nuestros nuevos principios… Eso es parte del problema que estamos planteando. México supuestamente transitó a la democracia, supuestamente se vino abajo el partido hegemónico, se vino abajo el presidencialismo. Pero no hubo una reforma constitucional, una reforma del marco jurí­dico. Sigue existiendo el viejo marco jurí­dico del viejo sistema presidencialista autoritario y no hay reforma, tan no hay reforma que ahora se está planteando la Reforma del Estado. Ya se creó una comisión a nivel nacional para elaborarla y se está dando el plazo de un año. Aquí­ en Oaxaca también se ha estado hablando de una reforma. En eso está la Cámara de Diputados que ya va de salida y en la que nadie cree. Son los que llamaron a la PFP, etc. etc. ¿Cómo creer que quieran hacer una reforma del Estado?…

¿Se puede construir en México una autonomí­a democrática?

Bueno yo creo que si, a partir de un marco constitucional nuevo. Cuando tengamos una ley de participación ciudadana que establezca figuras jurí­dicas como la democracia participativa. Incluso se habla del presupuesto participativo para que la gente también decida en qué se gastan los recursos, cómo se priorizan las obras. Creo que tenemos que ir hacia esas nuevas figuras jurí­dicas. Yo planteo una ley de transparencia y acceso a la información pública, pero de veras, porque ya hicieron una ley, pero una ley opaca, solo sirve para poder saber, dentro de 14 años, qué hicieron con los recursos los que gobernaban, es absurdo…

Creo que tenemos una crisis de régimen pero también una crisis de clase polí­tica. Es una clase polí­tica demasiado corrompida, demasiado putrefacta, demasiado cí­nica. Además, no tiene propuestas, no tiene alternativas, no tiene visión, ni formación teórica, ni forma de plantear salidas; actúa de manera esquizofrénica y niega incluso que la APPO existe: ¡ Pues ya desapareció la APPO, son unos cuantos ¿no?, ya no hay magisterio, ya no hay problemas, todo está tranquilo, todo está en paz ¿no? !. Y si hay una marcha de doscientas mil o trescientas mil personas, ellos dicen: ¡ No, eso no existe! . No lo ven, es realmente impresionante. Pero, por otro lado, mantienen una polí­tica de terrorismo de estado y siguen con su polí­tica de contrainsurgencia. Niegan que exista el enemigo y sin embargo atacan al enemigo, deteniendo sin orden de aprehensión, torturando a la gente… Todos los dí­as detienen a alguien, se lo llevan, lo golpean, lo sueltan; atemorizan mediante llamadas telefónicas, amenazas de muerte. Con medidas de contrainsurgencia criminalizan la protesta. A mí­, que casi casi soy un franciscano, me dicen que soy del EPR (Ejército Popular Revolucionario). Pero yo no soy partidario de la acción armada sino de la acción legal, constitucional. Aún así­, me cuelgan el mote de guerrillero. Cuando mi única arma ha sido esta pluma con la que escribo. Pero así­ están operando, cuando creen que existe algún riesgo tienen que criminalizarlo y luego detenerlo o golpearlo, luego soltarlo, a veces. Por eso creo que se trata de una clase polí­tica que ya no da para más. Si no hay un recambio de la clase polí­tica, con nuevas figuras, va a haber una crisis todaví­a más grave…

Efectivamente, hemos visto que son muchas las propuestas, pero para que realmente se puedan llevar a cabo, ¿no serí­an necesarios más recursos? No basta con la voluntad de hacer, también es indispensable que esta se acompañe de suficiencia financiera. ¿No serí­a necesaria una fiscalidad redistributiva, que cobrara los impuestos a los que más tienen? Por ejemplo, ¿Los empresarios pagan todos los impuestos que deberí­an pagar?

Bueno, en México, los impuestos están centralizados. Creo que lo único que puede recaudar el Gobierno de Oaxaca es un 2% sobre el turismo. Los impuestos son básicamente federales. Y en México los empresarios tienen muchas formas de esquivar los impuestos, ese es efectivamente uno de los problemas que tenemos. Los grandes empresarios en México no pagan, pagan las clases medias y los asalariados y la otra parte viene del petróleo. Entonces sí­ que necesitamos una reforma fiscal a nivel nacional, federal. Eso es urgente y es parte de los temas de la agenda pública del futuro.

¿Una Reforma Agraria, también serí­a necesaria?

El nuestro es un estado pobre. Por sus caracterí­sticas sociodemográficas es un estado de campesinos. En Oaxaca, esa es otra de sus particularidades, el 70% de la tierra es propiedad social, es decir, el 50% pertenece a las comunidades indí­genas y el 20% son ¡ejidos! creados después de la Revolución Mexicana -el campesino es usufructuario de la tierra, mas no propietario-. Hay un proceso de privatización agraria introducido por las reformas constitucionales que hizo hace unos años Carlos Salinas de Gortari, que estableció que si los ¡ejidatarios! quieren vender pueden vender sus tierras. Sin embargo tampoco los grandes entran porque no les interesa, no es negocio para ellos. Claro que es un estado muy montañoso y por eso nunca fue objeto, digamos, de la rapiña. El campo en México está en crisis. Todo aquel que quiera producir para comercializar está condenado al fracaso. No hay quien le compre su producto en los canales de comercialización, no hay asesorí­a técnica, no hay apoyos crediticios. Esta clase polí­tica nacional se olvidó del campo. El paí­s se ha convertido en un surtidor de mano de obra barata a los Estados Unidos, es impresionante. Creo que son ya 18 mil millones de dólares los que recibimos por remesas. Oaxaca debe de recibir cerca de los 1000 millones de dólares. Tenemos una gran cantidad de campesinos indí­genas que están fuera, en Estados Unidos o en otros paí­ses como Canadá. El campo está muy abandonado. Tendrí­a que haber prácticamente un cambio de modelo de desarrollo agropecuario en México y con una centralidad en la autosuficiencia alimentaria, en productos que le proporcionen realmente recursos a la gente, porque en este momento sembrar no da nada más que para la comida. El café está a la baja y era el principal producto que tení­amos. La agricultura es de subsistencia, la gente está emigrando y los recursos que revierten los emigrados solo les sirven para hacer sus casas.

También hay un problema grave de Servicios Públicos… Pero sin recursos, aunque se produjera un cambio polí­tico en Oaxaca, ¿cómo conseguir que la gente considere ese cambio como un avance, y que sienta que ha valido la pena toda esa lucha?

Simplemente con que los recursos públicos que actualmente existen se canalizaran a esos servicios públicos y que la gente se beneficiara, con eso, con que los polí­ticos no roben, ya se verí­a un avance. Y es que se tiene la impresión de que ellos se roban la mitad o más. Es verdaderamente impresionante. Hemos escuchado casos de constructores que dicen, ¡ oye, es que fí­jate, me piden el 40% del coste de la obra !. Obviamente por eso es tan importante una ley de transparencia y acceso a la información pública; por eso son tan importantes las auditorias bien hechas e independientes de quienes gestionan los recursos; el control ciudadano, la auditoria ciudadana. Con eso obtendrí­amos recursos para atender las necesidades de la gente. La gente cuando vas a las colonias te dice, ¡ mira, es que aquí­ nosotros juntamos 150 mil pesos e hicimos tres cuadras de pavimento, ellos llegaron con 400 mil pesos e hicieron menos de una cuadra !. Eso es un robo tremendo.

¿Es posible la relación entre partido y movimiento? ¿Es posible que los movimientos sociales junto con algunos partidos puedan tomar el poder local, democráticamente? Eso multiplicarí­a las posibilidades reales de un cambio en la gestión de los recursos. Se puede hacer una buena ley pero también tiene que haber el deseo y la voluntad de que se cumpla, para lo que es necesario el poder. Pero, ¿Se puede tomar el poder local desde el movimiento?

Yo creo que los distintos movimientos -porque como decí­a, aquí­ hay distintas posiciones- no se han planteado este asunto seriamente y eso es lamentable. Esto de llegar a los puestos de poder, además, ha generado una división muy fuerte, particularmente en el Consejo Estatal de la Asamblea de los Pueblos de Oaxaca, donde se formaron dos bloques: por un lado los identificados con la otra campaña, las visiones zapatistas de que ellos son más de la autonomí­a, de tejer desde abajo y crear redes, de no creer en las elecciones y olvidarse del poder. Y por otro lado, los que pensaron que era el momento de tratar de ganar espacios, por ejemplo en el Congreso, porque en el Congreso es donde se van a hacer las leyes. Eso, lamentablemente, generó un enfrentamiento, una división, que se llevó al terreno de la opinión pública, de los escritos, las cartas, las acusaciones de unos contra otros… Hay incluso un muchacho que esta preso, que mantiene esa posición de ¡ no a las elecciones !, que ha acusado a los otros de ser unos oportunistas, de montarse sobre el movimiento para buscar lugares en el Congreso…

Pero claro, esta realidad es compleja. La izquierda en México no se plantea con seriedad el asunto de la toma del poder. Pareciera como si la propia izquierda que llega al poder no quiere llegar al poder. A veces da esa impresión, que solo ve en el poder los sueldos, los carros, los celulares… Luego tenemos también a gentes de una tradición de izquierda revolucionaria de rechazo al poder, o de rechazo a llegar por ví­a de las elecciones al poder, ¡ por la ví­a de la democracia burguesa !. Piensan que hay que llegar al poder por otras ví­as. En fin, es un tema muy polémico, lo es dentro del sindicato y lo es dentro del movimiento, como acabamos de ver.

Yo particularmente, ahora soy precandidato de una red ciudadana a la presidencia municipal. Mi intención es poner en práctica estas ideas del presupuesto participativo; que la gente se organice en sus colonias, que ellos prioricen sus obras, que ellos decidan, y bueno, que la autoridad nada más recoja. Pero claro, hay que considerar que tiene que llegar a todos y tiene que llegar más a los que menos tienen. Son los dos criterios para la asignación de los recursos. Las obras tienen que ser más en las colonias que en el centro histórico, y debe haber transparencia, y que la gente pueda enterarse cuánto se va a ejercer y quién lo va a aplicar; teléfonos a los que pueda llamar a consultar y páginas en Internet, en fin, todo lo que sea trasparentar. Esta es la idea simple. Se que hay problemas graves. Pero pienso que algunos de esos problemas graves podrí­an resolverse sin tanto dinero. Por ejemplo el problema del agua aquí­ es tremendo. Primero, es un problema técnico, porque las tuberí­as están muy dañadas, hay muchas fugas, hay quien estima que se pierde hasta el 50%. Habrí­a que ir arreglando por partes, por tramos en función de las necesidades, con un plan que lo resuelva. Pero los polí­ticos profesionales piensan en proyectos como traer el agua desde una zona que está a 300 Km. de distancia, y eso supondrí­a cientos de millones de pesos. Creo que piensan más en el negocio, pero como no les alcanza el dinero del presupuesto entonces no resuelven. Ahora hay un foro sobre el agua en la ciudad para estudiar ese problema. De todos modos lo cierto es que se pueden hacer cosas con menos dinero. Como el presupuesto no es muy alto, por lo menos que lo que haya se priorice, que le llegue a las gentes que más lo necesitan. Con eso me darí­a por satisfecho. Como no tengo necesidad de llegar a robar, parte de mi lema es, ¡ vengo a servir no a servirme !. Francamente yo gano bien en la Universidad. Pero creo que en este momento hay que dejar esto para servir y eso es un poco lo que me anima. No como algo personal sino porque veo que la gente tiene una serie de expectativas que no ve satisfechas y hay que entrarle, entrarle a lucha.

Oaxaca – México. Julio 2007

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