Alternativas de la ciencia a favor de la productividad en México

La Revista Peninsular
11 de octubre de 2006
Ariadne Gallardo y Horacio Dí­az
agalfi@yahoo.com y horacio961@yahoo.com.br

Edición 885, 11/Octubre/2006

Entrevista con el Dr. Juan Ku Vera, Presidente regional sureste I de la Academia Mexicana de Ciencia

Actualmente la mesa directiva de la Academia Mexicana de Ciencia en la región denominada Sureste I cuenta con tres importantes investigadores: el Dr. Juan Ku Vera, de la UADY, funge como Presidente, el Dr. Iván Oliva, del Cinvestav, unidad Mérida, como secretario y el Dr. Jorge Santamarí­a, del CICY, como tesorero.

En esta ocasión les invitamos a compartir las inquietudes y propuestas que el Presidente de la AMC desarrolla a favor de la ciencia desde su campo de acción cientí­fica, a través del cual busca alternativas para difundir ciencia y al mismo tiempo señala puntos crí­ticos que no podemos desatender como sociedad global.

Una realidad que nos rebasa

El panorama en la región no es muy distinto del que priva en el ámbito nacional, los recursos agropecuarios se abastecen con granos de exportación, el material e insumos con que se cuenta en lo local y regional en cada zona geográfica de nuestra patria, están en detrimento con relación a lo que la ¡moda globalizadota! impone; hay preguntas por contestar y caminos que tomar, en tal sentido preguntamos al Dr. Juan Ku Vera, quien labora en la unidad de postgrado e investigación del campus de ciencias biológicas y agropecuarias de la Universidad Autónoma de Yucatán las posibles respuestas a diversos escenarios que percibimos al vernos como un pueblo en ví­as de desarrollo con un caudal inagotable de recursos.

Posibles alternativas

¿Cuál serí­a la innovación cientí­fica para ligar a la productividad nacional, regional y local?

El paí­s tiene un serio problema de falta de productividad, polarización de la competitividad, carencia de reformas adecuadas y una inversión relativamente baja en cuanto a financiamiento para invertir en ciencia y tecnologí­a.

Para revertir esta situación y lograr que la región y el paí­s cuente con un nivel de competitividad adecuado, se tendrí­a que invertir en innovación tecnológica, modificar las cifras que actualmente nos colocan en el 0.37% de inversión del PIB, y acercarlo al 7.8% en el corto plazo. Incorporarles valor agregado a los sistemas de producción a través de investigación.

Producir acorde a las demandas del mercado: calidad, precio, novedad en los productos que se ofrecen y que se distribuyan a nivel local, regional e internacional… Para todo ello se necesita de investigación y desarrollo tecnológico.

En el caso especí­fico de la carne, el mercado demanda un producto libre de contaminantes, de antibióticos, virtualmente bajo en precio, atractivo a la vista, con una presentación de almacenaje agradable a la clientela, con sabor y textura óptimos. Todo esto no surge de las buenas intenciones del comercio, se necesita investigación y tecnologí­a involucrada en el proceso.

Inversión en recursos, estudiantes que se canalicen al trabajo de campo, mantener el posicionamiento del mercado nacional, hay que privilegiar lo propio como un insumo de calidad especial, que los mercados, supermercados, y tianguis locales cuenten con los elementos antes mencionados para ofertar un producto orgullosamente mexicano, incentivar el consumo interno y, al mismo tiempo contar con excedentes para exportar a otros paí­ses, no que otros pueblos del mundo coloquen sus productos por encima de la calidad o presentación de los nacionales.

Mirar más al mercado interno y local

Culturalmente estamos acostumbrados a ver en lo exportado algo superior a lo local, se privilegia el mercado extranjero con relación al producto del propio medio. ¿Hay voluntad polí­tica para que los gobiernos, las instituciones cientí­ficas, las paraestatales y empresas privadas tomen en cuenta la transferencia tecnológica e inviertan en ciencia como una necesidad?, esto sucede en otros paí­ses, ¿cómo es posible que no se incentive a pesar de saber de los buenos resultados detectados en el orbe?

En México desde la década de los 50’s se utilizó un modelo de tecnologí­a para transitar hacia la industrialización del paí­s, con el tiempo resultó negativo, puesto que no se decidió poner una inversión fuerte a la ciencia y tecnologí­a, como lo hicieron los paí­ses de la cuenca del pací­fico o los asiáticos en particular, ésto los ha posicionado como lí­deres en la generación de productos con valor agregado y bienes de consumo atractivos, por falta de visión en el liderazgo polí­tico de aquellos tiempos no se dio esa necesaria apertura. México necesita cambiar y tener confianza en su sistema de investigación cientí­fica y tecnológica, al mismo tiempo que sus lí­deres polí­ticos sostengan la convicción de que ese es el camino que México debe que seguir para revertir la situación de baja competitividad y productividad, donde la mano de obra mexicana no es valorada de la forma debida.

Mientras el convencimiento recí­proco entre investigadores y empresarios no se presente, los diferentes sectores del paí­s se verán mermados. La iniciativa de los que generan y modifican las leyes en el congreso nacional, requiere ver más de cerca lo que oferta la ciencia y la tecnologí­a y su necesaria intromisión en los aparatos productivos de innovación tecnológica en el medio nacional, regional y local.

Sobre todo apuntalar al sector primario, industrial y de servicios dentro de una polí­tica de Estado que permita hacer crecer a dichos rubros.

El compromiso de los cientí­ficos

La ciencia que surge de los centros de investigación en un buen número de casos emigra a otras fronteras para poder entrar en la competencia. Desde su punto de vista, Dr. Ku, conociendo el medio rural de la entidad y las necesidades que se tienen, ¿cómo señala el rumbo, cuál es la alternativa a seguir, qué hace falta para que esos puntos de cohesión entre lo que es el investigador y el productor se den?

Hay que trabajar fuertemente en la coordinación de productores, éste necesita estar organizado para colocar su producto en el mercado, por ejemplo vemos el caso de los ovino-productores de pequeña escala, no llegan lejos con la oferta de su producto, la carne es vendida en pie a los intermediarios y éstos logran una ganancia del 100 al 150% con la venta del producto terminado, la barbacoa se vende muy bien en el centro del paí­s. Por otra parte, las cooperativas son una fuerte respuesta para combatir la baja competitividad, ante todo al colaborar con institutos de investigación y universidades se puede transferir la tecnologí­a generada en el Estado al reducir costos de producción.

Dénos un ejemplo Dr. Juan Ku, es claro que la gente se deja llevar por los modelos exportados.

Un ejemplo reside en el consumo de ramas y hojas de wasim, pixoy y ramón en la producción ganadera de rumiantes, no es necesario exportar granos y sorgo, como acostumbra la economí­a global; para que los rumiantes en general logren el peso adecuado y no se encarezcan los costos de alimentación y producción hay que mirar lo que el suelo yucateco produce desde tiempos ancestrales, los árboles de estas variedades son alternativa viable y segura.

Responder al productor y mejorar su realidad

Incrementar la productividad del ganadero, que tenga un ingreso mayor, salarios, incentivos a la productividad, todo aquello que le permita satisfacer sus necesidades de alimentación, vivienda, educación, calidad de vida y salud asegurada. La toma de decisiones de las instancias municipales, estatales y federales que tienen que ver con el sector agropecuario, deben cambiar el modelo de producción, es necesario romper los cuellos de botella de la comercialización, tomar en cuenta tasas preferenciales en los créditos otorgados al campo, es un reto ante el conocimiento de los riesgos y eventualidades climáticas que conlleva la producción agropecuaria: sequí­a, lluvia, huracanes, etc, son factores que hacen vulnerable al sector, se pierde confianza en la creación de infraestructura, cuando a la larga ésta es la que dará un alto valor a la productividad, resulta necesario crear los canales de comercialización adecuada para que la producción llegue a los mercados propicios.

Del papel a los hechos

¿Qué tanta facilidad hay para dar esa apertura?, ustedes como investigadores tienen una importante vinculación con el sistema nacional de investigadores, los proyectos e iniciativas que surgen del sector cientí­fico, les permiten darse a conocer en el ámbito internacional, los llamados ¡papers! que se manejan como status de calidad del investigador para lograr relevancia académica y reconocimiento internacional.

Es un requisito que sostiene a la planta laboral entre cientí­ficos, orgullo que se comparte con otros académicos y cuyo valor reside en muchas ocasiones en ser citados por doctores y profesionales de otras latitudes, en sus propios artí­culos. Pero, ¿qué facilidades hay para poder llegar a la gente, de esos pueblos que se convierten en material de estudio, donde hace falta verter los conocimientos?

Es importante revisar la función social de los institutos de investigación y la universidad pública en México, asumir la responsabilidad para contribuir en la mejora de los estándares de calidad de vida de la población en todos sentidos; que se lleve a cabo este ejercicio de análisis de manera puntual para dirigirse al mercado interno con recursos propios. Más allá del artí­culo cientí­fico para la revista internacional que impone la publicación en inglés y que no puede llegar al productor regional, Es importante que se redacte y ejercite la difusión práctica de los estudios, en un lenguaje llano y directo dirigido a los ranchos, las granjas, los centros regionales de producción vegetal y animal, con la finalidad de impactar en el incremento del ingreso y la mejora en la calidad productiva.

Orientar una polí­tica de Estado a favor de la ciencia en México

La polí­tica del sistema educativo es fundamental, que el Estado tenga un papel interactivo con los centros de investigación. Al momento el papel social de la investigación está desorientado, respondiendo al modelo neo-liberal y global de la economí­a insertado en nuestro paí­s por espacio de dos décadas, lo cual ha llevado a la mitad de la población actual a vivir en situación de extrema pobreza.

Esperamos que el próximo presidente de la nación se involucre en la redefinición de este capí­tulo que debe llevarnos hacia un nuevo paradigma, reorientar a los centros de investigación, al propio CONACYT y las universidades para responder a la problemática real que enfrentamos en este nuevo siglo.

Un compromiso para fincar a futuro

Como presidente de la Academia Mexicana de Ciencia, regional sureste I, ¿dí­ganos su punto de vista respecto a la difusión que se está dando a los planteamientos de la actividad productiva y cuál es su propuesta en dicho sentido?

Incrementar la difusión, la fundación Produce Yucatán está haciendo un buen trabajo en cuanto al apoyo a proyectos productivos, pero se necesita más, por ejemplo folletos y manuales escritos en un lenguaje entendible y práctico para llegar al productor.

En tal sentido la AMC, al igual que los centros de investigación tienen la capacidad para poder preparar ese tipo de materiales de difusión masiva con afán de impactar en los diversos sectores productivos de la región, ante todo crear un ví­nculo más estrecho con el sector agropecuario. Es notable la desvinculación que existe entre el aparato productivo y el sector de la ciencia y la tecnologí­a, es necesario construir un puente que los una, con trabajo, apoyo y esfuerzo será posible tener el futuro que se espera.

Una de las iniciativas de vinculación está en los clubes de ciencia generados en las secundarias y preparatorias para lograr la difusión cientí­fica y técnica, llegar con ellos a las comunidades e incentivar el conocimiento entre los productores e investigadores, es una idea que voy a llevar al Dr. Juan Pedro Laclette, Presidente Nacional de la Academia Mexicana de Ciencia, es importante despertar en los jóvenes de la metrópoli y las zonas rurales la curiosidad por los eventos de la naturaleza y su relación con las ciencias exactas, como lo son la fí­sica, la biologí­a, las matemáticas, es una forma dinámica de difundir conocimiento.

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