El cientí­fico y el parásito

Excélsior
12 de septiembre de 2006
Thelma Gómez Durán
thelma.gomez@nuevoexcelsior.com.mx

La biografí­a de John Fernando Alderete podrí­a titularse El cientí­fico y el parásito. Este investigador, que ayer ingresó como miembro correspondiente a la Academia Mexicana de Ciencias, tiene una relación estrecha con el Tricomonas vaginalis, parásito que, tan sólo en Estados Unidos provoca que 20 millones de mujeres y hombres se sumen cada año a la lista de personas que padecen trichomonosis, enfermedad de transmisión sexual.

Las investigaciones de Alderete le permitieron desarrollar un método de diagnóstico rápido de la trichomonosis, padecimiento que si no se detecta y trata en forma adecuada puede causar infertilidad, partos prematuros o cáncer cervico-uterino.

En entrevista, el investigador del departamento de microbiologí­a de la Universidad de Texas resalta que la trichomonosis no tiene la misma fama que otras enfermedades de transmisión sexual como la sí­filis o la gonorrea, sobre todo porque se piensa que «no mata y el gobierno, por lo menos de Estados Unidos, no lo toma como una enfermedad prioritaria para atender».

Los estudios realizados en los últimos diez años demuestran que la Tricomonas vaginalis está muy alejado de un parásito de menor categorí­a. Las cifras lo sustentan: cinco por ciento de las mujeres embarazadas que tienen esta infección presentan partos prematuros; cinco por ciento de las mujeres que la tienen son candidatas a desarrollar cáncer cervico-uterino y 25 por ciento de las mujeres y hombres que adquirieron el VIH, presentaron primero esta infección.

«La mayorí­a de la gente no conoce esta enfermedad, mucho menos los jóvenes, que es la población más susceptible a esta infección. Eso es muestra de que no estamos haciendo nada bien el trabajo de informar y educar sobre las enfermedades sexuales».

Además de la educación, la investigación cientí­fica es otra herramienta para hacer frente a este parásito. Por ello, Alderete trabaja en varios estudios que buscan evidencias sobre los efectos que tiene este parásito en la población masculina.

En mayo pasado, el cientí­fico estadunidense de origen mexicano publicó un artí­culo en el que se muestra que el Tricomonas vaginalis tiene relación con el cáncer de próstata. Estos estudios los realizó en colaboración con cientí­ficos del Centro John Hopkins y la Universidad de Harvard.

«Encontramos que el parásito sí­ puede ser responsable del cáncer de próstata, pero necesitamos hacer más investigaciones y reunir más pruebas para corroborarlo», explica Alderete, quien ha tenido que enfrentar la falta de recursos para las investigaciones en su área: «La prioridad en EU son los estudios en bioterrorismo y no otros temas como éste, cuya solución no es una vacuna, sino educación sexual y diagnóstico oportuno».

Racismo cientí­fico

El doctor John Fernando Alderete Lucero nació en Nuevo México. «Somos chicanos», comenta con orgullo y menciona que su familia paterna es originaria de Veracruz, pero desconoce de qué lugar proviene su apellido materno, «eso es algo triste para nosotros, porque no sabemos realmente dónde está nuestra raí­z, como la tienen los migrantes de hoy en dí­a».

Su padre carpintero lo acercó a las matemáticas, área en la que realizó una de sus licenciaturas, la otra fue biologí­a. Cuando estudiaba matemáticas en el New Institute of Mining and Technology se encontró con el racismo. «De los 80 estudiantes de todo el estado, sólo habí­a cinco de origen mexicano o afroamericanos. La mayorí­a de mis compañeros no creí­an que pudiera estudiar matemáticas, sobre todo porque decí­an que vení­a de un pueblo de Nuevo México».

(¿En el mundo cientí­fico de Estados Unidos hay racismo?

(Sí­, pero no hablamos mucho de eso. La comunidad chicana y la comunidad de afroamericanos no estamos representados como deberí­amos en las áreas cientí­ficas. En los altos niveles de gobierno, en los colegios y universidades, no existimos.

El investigador aclara que cada vez hay más cientí­ficos de origen latinoamericano o afroamericano de gran calidad, que cuentan con la calidad suficiente para ocupar altos puestos cientí­ficos; sin embargo, «casualmente siempre hay requisitos que no pueden cumplir los latinos en los exámenes de selección para esos puestos».

Para contrarrestar el racismo cientí­fico, hace poco más de 30 años se creó la Sociedad para el Progreso de los Chicanos y Nativos Americanos en la Ciencia (SACNAS, por sus siglas en inglés), de la cual el doctor Alderete fue presidente.

«Esta sociedad se formó por un grupo pequeño de cientí­ficos chicanos que experimentaron el racismo; ellos pensaron que necesitaban una organización para la comunidad, para educar a los jóvenes y se formaran como investigadores».

El trabajo de esta organización es vital en la actualidad, sobre todo porque el panorama para los cientí­ficos chicanos y latinos es cada vez más difí­cil en Estados Unidos. «El racismo ya no es tan evidente como antes, pero sí­ existe y debemos lugar contra esas cosas, sobre todo ahora que los jóvenes cientí­ficos se enfrentan a una competencia tremenda».

Uno de los objetivos de esta organización es impulsar a los estudiantes de origen latino a continuar posgrados relacionados con la investigación cientí­fica. En la actualidad, la SACNAS cuenta con más de tres mil miembros y su próxima reunión se realizará del 26 al 29 de octubre en Tampa, Florida.

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