Reforma
22 de junio de 2006
Logran mexicanos ‘leer’ 5 mil genes del parásito. Calculan completar genoma en un lapso de 3 a 5 años; será útil para combatir enfermedades
El tamaño del genoma del parásito Taenia solium, causante de cisticercosis y teniasis, fue determinado por un equipo multidisciplinario de investigadores de la UNAM, con lo cual se obtiene información clave que contribuirá a diseñar nuevas estrategias para detectarlo y prevenir su infección.
Encontrar que el organismo tiene 260 millones de nucleótidos o pares de bases (equivalentes al 7 u 8 por ciento del genoma humano) es un avance que ayudará a los científicos completar la secuencia genética de la Taenia solium, la cual en su etapa adulta (cuando se convierte en «solitaria»), sólo se desarrolla en el ser humano.
Juan Pedro Laclette, director tanto del proyecto como del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBM) de la Universidad, reveló que «ya se lleva secuenciada una buena cantidad de genes de este organismo, aproximadamente unos cinco mil de un total 20 mil, así que ya podemos comenzar a entender qué clase de máquina biológica es, e identificar algunos genes que parecen específicos, que no parecen ser compartidos (con otros organismos) y que por ende se convierten en candidatos para intentar procedimientos de diagnóstico o de vacunación».
El proyecto para descifrar el mapa genómico del parásito -que en su etapa larvaria ocasiona cisticercosis en humanos y cerdos- comenzó hace un año y prevén completarlo en un lapso de tres a cinco años, estimó el también director de la Academia Mexicana de Ciencias.
Recordó que en un reporte de avance del proyecto, al final de la etapa piloto, los expertos se reunieron para determinar una serie de parámetros para decidir si equipo tenía la capacidad de intentar la secuenciación completa.
«Los resultados se dieron de una manera tan adecuada que al final pudimos decidirnos por unanimidad por la secuenciación completa», precisó.
Complejo rompecabezas
El especialista reveló además que han logrado secuenciar entre 20 y 25 mil de los fragmentos codificantes del organismo, esto es, los que llevan a cabo la codificación de proteínas.
En el trabajo, publicado en la revista Parasitology International, participan en total 20 científicos del Instituto de Biotecnología, el Centro de Ciencias Genómicas, y las Facultades de Medicina y Ciencias.
A decir de Laclette, un factor clave que los animó a optar por la secuenciación completa fue la posibilidad de usar el equipo de secuenciación de DNA de última generación, llamado 454, ubicado en el Cinvestav-Irapuato, en conjunción con los métodos convencionales, como el de capilares.
Con este procedimiento combinado, que permite generar más información sobre el «rompecabezas» genético del bicho -aunque al final vuelve más complejo su armado- podrán reducir el costo de la operación de 7.5 a 5 millones de dólares.
«Hay grupos en otros países trabajando en la secuenciación de parásitos cercanos a la Taenia solium, como Echinococcus multilocularis y Echinococcus granulosus, (en el Instituto Singer, de Inglaterra) pero esto no trae ningún inconveniente para el buen desarrollo del proyecto (mexicano)», aclaró Raúl J. Bobes, otro de los científicos del IIBM participantes en el proyecto.
Logro para la ciencia mexicana
Incluso dijo que están en la mejor disposición para invitar a colaborar a grupos de expertos extranjeros con experiencia en el área de la genómica.
Estimó que si se culmina con éxito la empresa sería un gran logro para la ciencia mexicana.
«Demostraría que podemos formar equipos multidisciplinarios y encarar proyectos más ambiciosos.
Además, el aportar este conocimiento sería fundamental, pues este parásito es endémico de países en desarrollo de América Latina, Asia y ífrica, por lo que el genoma dará la posibilidad de mejorar los métodos de diagnóstico, así como el tratamiento de pacientes con neurocisticercosis (la variedad más grave de cisticercosis), a través de nuevos fármacos y de vacunas.
«Este proyecto genómico nos permitirá contar con una nueva herramienta para identificar en uno o dos años nuevos antígenos (que estimulan la respuesta inmunitaria) de interés para incluir en vacunas o para manipular genéticamente el parásito, no sólo para fines de investigación, sino para fines prácticos como su diagnóstico y tratamiento», coincidió la doctora Edda Sciutto, del Departamento de Inmunología del IIBM, quien también participa en el estudio.
Analizar el genoma, apuntó, es como leer un libro y entender algunos conceptos. Eso es más o menos el equivalente.
La labor de los universitarios ha sido evaluada por un comité externo, que calificó al proyecto como «acertado y eficaz en cuanto a costos».
«Las ciencias genómicas llegaron para quedarse y se trata de que nuestro País desarrolle una capacidad cada vez mayor», concluyó el doctor Laclette.