La ciencia al servicio de la sociedad

Excélsior
29 de abril de 2006
Thelma Gómez Durán

Este investigador es, desde ayer, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Entre las medidas que tomará, anunció que buscará que la organización deje de ser vocera de la comunidad cientí­fica.

La Academia Mexicana de Ciencias (AMC), organismo fundado en 1959 y que agrupa a más de dos mil cientí­ficos, tiene nuevo presidente. El doctor Juan Pedro Laclette San Román sustituyó ayer al doctor Octavio Paredes.

Laclette San Román estudió biologí­a en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizó su maestrí­a en el Cinvestav e hizo su posdoctorado en la Universidad de Harvard.

—¿Cuáles serán sus directrices al frente de la Academia Mexicana de Ciencias?

Ha existido relativamente poco trabajo sobre cada sección de la Academia, y de ahí­ pueden surgir recomendaciones sobre problemas como el agua, la energí­a y la salud. La AMC tiene secciones regionales en el territorio nacional y no hemos perfeccionado los mecanismos para mantener una comunicación expedita.

Eso será dentro de la institución; hacia afuera, el plan será darle un perfil de servicio hacia la sociedad. No es suficiente con que la organización sea vocera de la comunidad cientí­fica, también tiene que adquirir una vocación de servicio, por ello voy a impulsar las labores de consultorí­a a diferentes instancias del gobierno, la sociedad y la iniciativa privada.

—¿No ha cumplido esa función?

Parcialmente. En los últimos años hemos comenzado, ahora debemos formalizar esa lí­nea de consultorí­a.

—¿Continuará su afán de acercarse con los candidatos a la Presidencia para presentar sus propuestas en el área cientí­fica?
Vamos a tratar de convencer a quien llegue a la Primera Magistratura sobre la necesidad de la inversión en esta área.

La columna vertebral del desarrollo de México son la educación, la investigación y la innovación. Esto deberí­a de ser adoptado por el gobierno como una verdadera polí­tica de Estado.

Llevamos 20 años hablando de ello y no hemos convencido a los polí­ticos, creo que tiene que ver con completar el argumento.

Siempre insistimos en que requerimos más recursos, pero los propios cientí­ficos hablamos muy poco de lo que vamos a ofrecer a cambio de esa inversión. La comunidad cientí­fica debe estar comprometida con la sociedad que la sostiene; éste es un compromiso ineludible, debemos de incorporar en el discurso nuestra oferta.

—En los últimos años, la Academia ha tenido una relación rí­spida con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologí­a (Conacyt), ¿cuál será postura al respecto?
Esa rispidez tuvo que ver, en algún momento, con cuestiones presupuestales. Una parte importante del presupuesto de la academia proviene del Conacyt.

Espero que esa institución no escatime los recursos que necesita la Academia para operar sus programas, entre ellos las Olimpiadas cientí­ficas o los Veranos en la ciencia.

El Conacyt, como institución del gobierno a cargo de la promoción cientí­fica, deberí­a de establecer una relación apropiada, fluida y de respeto con la Academia Mexicana de Ciencias. Eso trataré de hacer: mantener los mejores términos de la relación entre la Academia y el Consejo, cuidando la independencia de la AMC.

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