Fugas de agua, por improvisación en plantas

Cambio de Michoacán
14 de marzo de 2006
Redacción/Cambio de Michoacán

Ricardo Cerón Plata

Poco más de cinco mil litros de agua por segundo se desaprovechan en México, como resultado de una insuficiente capacitación del personal que labora en las plantas de tratamiento de este lí­quido; de ahí­ la necesidad de contar con una norma oficial que certifique a esos trabajadores, afirmó Joel Ruiz Garcí­a, investigador del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquí­mica (Cideteq).

De acuerdo con el especialista, el cien por ciento del personal que labora en las plantas de tratamiento de agua tiene una insuficiente capacitación para ejercer su trabajo, por lo que en el paí­s hay aproximadamente mil 200 de estas instalaciones que presentan un mal funcionamiento atribuible a escasa especialización de sus trabajadores.

Explicó que de los catorce mil 652 litros por segundo de agua procesada por plantas de tratamiento que incumplí­an con la calidad requerida a finales de la década pasada, 40 por ciento era atribuible a la baja capacitación de los operadores, otro 40 por ciento a la falta de recursos para operación, y el restante 20 por ciento a la falta de inversión para mejorar los sistemas de tratamiento de las plantas.

Frente a esa situación, un grupo de cientí­ficos mexicanos del Departamento de Tecnologí­a Ambiental del Cideteq trabaja en el proyecto «Diseño y construcción de plantas didácticas de tratamiento de aguas», que se encuentra en la lista de Casos de í‰xito de la Ciencia Mexicana, elaborada por la Academia Mexicana de Ciencias.

A través de este proyecto, detalló Ruiz Garcí­a, integrante de este grupo cientí­fico, se pretende establecer un sistema didáctico a distancia para capacitación y certificación de operadores que concluyera con una Norma Oficial Mexicana para la certificación de operadores de plantas de tratamiento de aguas residuales.

Lo anterior, dijo, es muy necesario, dado que la capacitación contempla muchos aspectos técnicos y en cada una de las áreas debe ser continua. «La distribución de dichas necesidades de capacitación en los diversos temas especí­ficos es muy uniforme; oscila en 50 por ciento en muchas plantas de tratamiento, tanto residuales (saneamiento) como potabilización y para uso industrial».

De acuerdo con el especialista, la deficiencia del tratamiento del agua, la contaminación de los diversos cuerpos receptores del agua tratada deficientemente, las pérdidas y el deterioro de las instalaciones fí­sicas, los problemas de salud por usar aguas de riego tratadas deficientemente, y los altos costos de tratamiento, son parte de los problemas que se derivan de esa falta de capacitación del personal de esas instalaciones.

Desde el punto de vista de Ruiz Garcí­a, es necesario concientizar al operador acerca de su responsabilidad para obtener un agua tratada que cumpla en calidad y cantidad con los volúmenes de diseño de sus instalaciones, mediante buenas prácticas de operación.

A la par, agregó, es urgente que los trabajadores de estas plantas dominen las técnicas de operación y conocimientos prácticos de la mecánica de los diferentes componentes de tratamiento; asimismo, es necesario convencer de que requieren capacitación continua acerca de los procesos de tratamiento de agua que existen y que deben influir en la toma de decisiones de mejora de los procesos a su cargo.

Para lograr lo anterior, indicó, es necesario contar con capacitadores de amplia experiencia en el tema y con habilidades docentes, quienes requieren de formar material educativo de í­ndole autodidacta al alcance de cualquier operador en el paí­s, utilizando las tecnologí­as de formación a distancia.

Con ese sistema de capacitación, indicó el especialista, la cantidad de personal que se podrí­a actualizar serí­a ilimitada; sólo dependerí­a de las unidades pilotos que se construyan, dado que su grupo cientí­fico ha creado un sistema didáctico.

Ruiz Garcí­a explicó que con este proyecto, realizado en conjunto con la Universidad Fidel Velázquez, se busca paralelamente crear una norma oficial en la materia que certifique al personal que opera dichas plantas, la cual se prevé podrí­a concluirse en aproximadamente un año; sin embargo, mencionó, se requiere de un esfuerzo multiinstitucional para elaborarla.

Tomado de la Agencia de Noticias de la Academia Mexicana de Ciencias, con autorización de los editores.
www.amc.unam.mx

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