Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/252/11
México, D.F., 14 de diciembre de 2011
El Dr. Pedro Julio Collado Vides, quien es referencia nacional y latinoamericana, y reconocido a nivel mundial en la bioinformática asegura que la aventura más grande que le espera al ser humano en este siglo, es el viaje al interior de su genoma, que sucede a la par de la revolución en las tecnologías de información y computación.
El investigador pionero e impulsor de la bioinformática y la genómica en México es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y recientemente galardonado como Premio Nacional de Ciencias y Artes 20011 en el ámbito de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales.
El Dr. Collado es el científico mexicano de mayor prestigio nacional e internacional en su área, con una obra incisivamente original, altamente citada, pionera y ahora clásica; pilar del surgimiento de la bioinformática y las ciencias genómicas en nuestro país.
La bioinformática es la aplicación de herramientas computacionales, modelos, programas de cómputo y bases de datos, para la navegación, análisis, e interpretación del conocimiento genómico. Hay que entender que en las ciencias hay aparatos que generan datos, los cuales vienen “crudos” es decir no los podemos entender de inmediato. Hay que procesarlos para poder entenderlos, para extraer conocimiento de ellos, explica.
“Tenemos las herramientas, para que pronto, cuando nazca un nuevo bebé, con una gota de sangre le entreguen a sus padres, el genoma completo del bebé en un CD. Ni siquiera nos podemos imaginar cuánto más vamos a saber de nosotros mismos al final de este siglo, en términos de inclinaciones a enfermedades, pero también sobre nuestras cualidades, nuestras capacidades en todos los ámbitos de la creatividad, inteligencia y sentimientos, nuestra capacidad de expresión y comunicación”, informa.
Asegura que además del viaje al interior, las aplicaciones genómicas en todo lo viviente están ya sucediendo. Y lo viviente, dice, da de comer, da el oxígeno para respirar, da para vestirnos, para cosméticos, energía y mucho más, “le da vida al planeta”.
“La genómica es la base para poder sintetizar nuevas combinaciones de propiedades biológicas, nuevas formas de vida. Dejo que el lector imagine la cantidad de aplicaciones novedosas que vivirán las próximas generaciones con las tecnologías de información genómica inalámbrica en tiempo real”, añade.
Hace 15 años, sostiene, era poco frecuente ver películas de ficción biológica -todos recordamos a Frankestein y los vampiros- pero ahora hemos visto a Blade Runner, Jurassic Park, al hombre bicentenario, Gattaca, Avatar y tantas más. “No digo que todo eso sea factible, pero sin duda es un reflejo cultural del rol central de la genómica y la bioinformática como las ciencias renacentistas del siglo que está arrancando”, subraya.
Digo renacentistas, menciona, porque la bioinformática se beneficia de matemáticas, computación, estadística, física, sistemas complejos, lingüística, teoría de decisión, teoría de juegos, optimización, ingeniería al servicio de la biología.
El Premio
Academia Mexicana de Ciencias (AMC): ¿Qué significa el reconocimiento del Premio Nacional de Ciencias y Artes?
Pedro Julio Collado Vides (PJCV): Obviamente es una gran satisfacción personal, una pausa para reconocer y agradecer a personas cercanas que han nutrido mi vida, a la maravillosa Universidad Nacional Autónoma de México con sus valores de libertad para el trabajo creativo transgeneracional, y una pausa de tranquilidad para encauzar el mañana con aires renovados de confianza.
AMC: ¿Cuál fue su clave de éxito como investigador?
PJCV: Yo diría la confianza -a veces peligrosamente excesiva- en mis ideas e intuición y mi tenacidad de seguir con ellas; ideas que a la vez se han nutrido de libros clásicos de la historia de la biología molecular (La Lógica de lo Viviente, de Francois Jacob) y de linguística de Noam Chomsky.
En otras palabras, he seguido mi intuición, educada en lecturas (la fascinación del alosterismo) lo que ha desembocado en ideas nuevas, en propuestas novedosas a veces, viendo en retrospectiva, adelantadas a su tiempo, como me han hecho ver varios colegas.
Una de ellas es mi proyecto doctoral de un modelo lingüístico de la regulación genética, que me lleva en mi estancia posdoctoral a recopilar la colección de regulación en E.coli en 1991, un trabajo de visión genómica, antes del inicio de los proyectos genómicos. Dicha recopilación fue la semilla de lo que es RegulonDB, colección de la regulación del genoma de E.coli, accesible electrónicamente vía internet (http://regulondb.ccg.unam.mx/ )
AMC: Si tuviera que mencionar características específicas para llegar a ser una persona exitosa (en cualquier ámbito y particularmente en el área de la investigación), cuáles serían éstas?
PJCV: Siempre, creo yo, es una combinación de características que te hacen creativo y productivo, las que ayudan a escoger a donde dirigirse, y las que ayudan a seguir lo que uno se propone, entre ellas pasión, curiosidad, inteligencia, tenacidad, paciencia, capacidad de comunicación, amor y gusto por cambiar y crecer en el camino.
AMC: ¿Qué oportunidad tienen los países en desarrollo en el estudio de las ciencias genómicas como la bioinformática y genómica computacional?
PJCV: Enorme si pensamos que el reto mayor en la genómica es justamente lo que atiende la bioinformática: transformar los datos masivos en información y en conocimiento. Secuenciar genomas ya no es el reto mayor, sino analizarlos, interpretarlos, entender y aplicar el conocimiento.
AMC: ¿Cuál es su sugerencia en estos países donde las inversiones en temas de ciencia y tecnología no son las recomendadas por la OCDE, sobre todo para desarrollarse en áreas como ésta?
PJCV: En primer lugar crear instituciones para nuevos jóvenes investigadores de alta calidad, mexicanos que actualmente hacen su doctorado en instituciones de prestigio, quienes en su conjunto pueden hacer un brinco cuántico de la genómica y bioinformática en nuestro país.
En segundo lugar, invertir en la red de la autopista de información, el backbone nacional, así como en cómputo de alto rendimiento. En tercer lugar, fomentar la cultura de la llamada triple hélice: gobierno, instituciones educativas y empresas en conjunto para crear riqueza social a partir del intelecto, del conocimiento que será el equivalente al nuevo pozo Cantarell de la riqueza de nuestro país cuando se acabe el petróleo.
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