Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/18/08
México, D.F., miércoles 13 de febrero de 2008
No solo es importante que el reconocimiento a la investigación vaya acompañado de apoyos y recursos, es igual de urgente que se otorgue un mayor reconocimiento a las ciencias sociales y a las humanidades, áreas que con frecuencia se consideran secundarias o menos rigurosas metodológica y teóricamente, dijo Elisa Speckman, ganadora del Premio de Investigación 2007 de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) en el área de Humanidades.
La investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se ha interesado por la docencia y la difusión ya que considera que el conocimiento debe ir más allá del círculo de especialistas para llegar a públicos más amplios.
En su labor académica se ha centrado principalmente en el estudio del derecho penal, la cultura jurídica y las visiones de la criminalidad, la justicia y el castigo en el siglo XIX, y las primeras décadas del siglo XX.
En su opinión, la investigación con la que fue premiada es relevante no solo porque la historia sirve para comprender los conflictos del presente, también porque “la experiencia histórica puede enriquecer la búsqueda de soluciones a los problemas actuales”.
El punto de partida de la historiadora es que la ley penal y su evolución se encuentran influidas por el marco sociopolítico y el ambiente ideológico. En ese sentido ha contextualizado que la reforma legal se ha relacionado con relevos políticos, sociales o ideológicos; con cambios en los patrones de la criminalidad o incluso en las demandas y expectativas de la comunidad.
Uno de los temas sobre los que versa la investigación de la historiadora Speckman, es lo relacionado con el jurado popular en la Ciudad de México para delitos del fuero común que estuvo vigente entre 1869 y 1929. El jurado popular era aquel que estaba formado por jueces profesionales formados en el derecho y también por individuos comunes y corrientes, sin preparación jurídica, encargados de juzgar sobre los hechos que se juzgaban.
Los estudios de Elisa Speckman muestran cómo el jurado popular sufrió diversas transformaciones en esos años, para que una persona pudiera formar parte de un jurado popular solamente era necesario que supiera leer y escribir, por el contrario en otros periodos históricos los requisitos eran mayores como percibir un ingreso determinado o tener la educación primaria.
Por otro lado, el fenómeno del “duelo” (como se le llamaba a los enfrentamientos entre hombres que supuestamente buscaban defender su honor) ejemplifica el tema del control social y la reacción de los diferentes sectores de la comunidad hacia los criminales en el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX.
De acuerdo con la historiadora en la sociedad de la época había dos visiones en torno al duelo, un sector de la población consideraba que lo más importante que tenía un hombre es el honor y que debía defenderlo en enfrentamientos honorables, ellos pensaban que llevar el asunto a los tribunales era darle publicidad a la deshonra, este mismo sector sostenía que el duelo no debía penalizarse.
Otro sector de la sociedad, en cambio, consideraba que los individuos no debían hacerse justicia por su propia mano y que debían de confiar al Estado la resolución de sus conflictos, este mismo grupo de personas pensaba que el duelo debía perseguirse de la misma forma que el homicidio o las lesiones.
Por su parte, los legisladores de la época adoptaron una postura intermedia donde se castigaba el duelo pero con sanciones menos severas que el homicidio o las lesiones, pero las autoridades raramente perseguían a los duelistas y los jueces rara vez condenaban a los hombres que actuaban en defensa del honor.
Los resultados de estas investigaciones históricas están estrechamente relacionadas no solo con la historia de la ley, también con el tema del crimen, la justicia en la Ciudad de México durante el cambio de siglo y con el surgimiento de nuevas instituciones.
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