Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/266/18
Ciudad de México, 18 de noviembre de 2018
En un ambiente festivo que invitó a familias enteras a sumergirse en el conocimiento astronómico, se llevó a cabo por décimo año consecutivo la Noche de las Estrellas en cien sedes en toda la república mexicana. Con el lema Cosmovisiones. Las historias del cielo los talleres, charlas, experimentos, observaciones a través de telescopios y exhibiciones en planetarios se abordaron historias de cómo han concebido las culturas antiguas al cosmos y lo que ahora se sabe sobre el Universo.
En las Islas de Ciudad Universitaria, la sede principal del evento nacional, se llevó a cabo la inauguración oficial, donde José Franco, creador, promotor y coordinador general de esta actividad, recordó que más de un millón 700 mil personas han asistido a esta fiesta en las ediciones anteriores y que en este décimo año seguramente se alcanzaban los dos millones.
“Estamos muy contentos, estamos felices y el ánimo de la Noche de las Estrellas se ha contagiado a muchos países, incluso en ocasiones anteriores tuvimos una hermandad con el planetario de Beijing, China, se ha hecho en Guatemala, Puerto Rico, Costa Rica, Colombia, Brasil, Argentina. El evento atrae a los jóvenes hacia las ciencias de una manera muy simple y sencilla: que vean al cielo y se intriguen con mirarlo”, destacó el expresidente de la Academia Mexicana de Ciencias, asociación que coordina a nivel nacional la actividad.
Algunas cifras que dan una idea de la logística de esta fiesta es que solo en la sede de Ciudad Universitaria, una de las cuatro que se registraron para la Ciudad de México junto con el Planetario Luis Enrique Erro del IPN, el Bosque de Tláhuac y el Museo de Historia Natural, colaboraron más de 900 voluntarios, además de las más de 60 carpas temáticas, charlas, talleres, exposiciones y exhibiciones que se ofrecieron; a lo largo y ancho del país son alrededor de ocho mil los voluntarios.
Brenda Carolina Arias, coordinadora de la Noche de las Estrellas en la sede de la UNAM, agregó que se han escuchado las propuestas del público y se han incorporado temáticas que les solicitan como la fusión de agujeros negros, ondas gravitacionales y fusión de estrellas de neutrones, lo que ha hecho que los visitantes hagan suyo el evento.
Hace 30 años, la Noche de las Estrellas nació en Francia. El astrónomo galo Bruno Monflier, uno de los fundadores de la esta iniciativa en su país y presidente del grupo de La Granja de las Estrellas hizo un recorrido por las carpas y participó anoche en la ceremonia de inauguración. Dijo admira la adaptación de este programa en México y su nutrida asistencia.
“La versión mexicana es muy colorida, yo estoy impresionado por el número de carpas que hay, el número de gente que se dedica a atender al público y por el número de visitantes que asiste, es muy impresionante. Este evento interesa a mucha gente y hay una diversidad de presentaciones increíble”, dijo Monflier en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Después de realizarse por diez años consecutivos la Noche de las Estrellas en México, comentó que en el futuro de este evento hay un margen de progreso muy importante. “Cada año debería ser más importante, hoy en día son 100 sedes en un país que es 7 u 8 veces más grande que Francia, pero allá hay más de 400 sedes. Una de las condiciones para que siga creciendo esta actividad es que las autoridades entiendan su importancia para la cultura científica y que lo apoyen decididamente”.
Robótica pedagógica móvil
La Noche de las Estrellas es un programa de la AMC, como también lo es Robótica Pedagógica Móvil, que ofrece talleres para niños de primaria y secundaria en el que los participantes arman ruedas de la fortuna y sillas voladoras que luego activan con los tonos de un teléfono celular. Los mismos jóvenes que han cursado el taller hoy en día participan como voluntarios enseñando a otros, en esta ocasión fueron 15 jóvenes los que guiaron la actividad para 400 niños durante la jornada del sábado.
Luis Rodríguez de 11 años armó una rueda de la fortuna, comentó que lo más difícil fue armar los engranajes de plástico de las sillas. Aprendió que un robot no es únicamente un aparato con forma humana, sino aparatos que están cotidianamente en las casas como lo es una licuadora. Le gusta mucho la robótica y ha aprendido que los robots pueden ser tan simples como un reloj o tan complicados como los androides.
Un evento para convivir en familia
Edgar Rodríguez, 47 años, llevó a sus dos hijas, una de 11 años y otra de 7. Desde hace meses supo que se realizaría el evento pues ha asistido en años anteriores solo, pero esta fue la primera vez que llevó a sus hijas. “Es un evento extraordinario y el que organiza la UNAM es fantástico. Entender cómo funciona el Universo y las estrellas es fascinante”.
Luego de haber disfrutado el planetario móvil de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Ciudad de México, uno de los más visitados por el público, Shanat Rodríguez Alcalá, la hija de 11 años de Edgar, comentó que vio unas cápsulas informativas sobre la cosmogonía maya, los hoyos negros y las constelaciones. “Lo que más me ha gustado es la explicación de cómo hicieron los mayas sus calendarios”.
Griselda Vargas Maldonado es una abuela que asistió con su esposo y sus dos nietos. Se enteró por un cartel que estaba en el Metro. “Es fabuloso y un acierto acercar la ciencia a la gente común y corriente, porque estamos rodeados de pensamiento mágico y charlatanería. Es una buena tarea que tienen que hacer las universidades: acercar el conocimiento al público, a los ciudadanos de pie, como se dice”.
Gracias a la recomendación que le hizo su profesor de biología, Eric García Sánchez, de 17 años, ha podido continuar aprendiendo sobre astronomía, “ahora sé un poco más sobre cómo los distintos espectros de color en las estrellas pueden servir para identificar si hay vida en otros planetas. Las actividades me han parecido muy interactivas y entretenidas”.
Guillermo Bernal, del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, impartió la conferencia magistral “Kambalil ek’o’ob: astros, constelaciones y dioses celestes mayas del periodo prehispánico”.
Esta ocasión el cielo semidespejado permitió que se observara en el día al Sol y por la tarde-noche a la Luna, Marte y Saturno gracias a los más de 200 aficionados que llevaron sus telescopios para que los asistentes pudieran observar al cielo.
Jesús González González, director del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, hizo la declaratoria inaugural en una ceremonia en la que también participaron Raúl Arsenio Aguilar Tamayo, secretario de Prevención, Atención y Seguridad Universitaria de la UNAM; Mireya Ímaz, directora de Atención a la Comunidad Universitaria; Jean Joinville Vacher, agregado científico de la Embajada de Francia; y Mario Arreola, de la Agencia Espacial Mexicana.
Bajo el cielo nocturno en las Islas de CU la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata de la UNAM interpretó la obra “Los Planetas” de Gustav Holst y se proyectaron simultáneamente imágenes actuales de los planetas, marcando el cierre de la velada.
Luz Olivia Badillo.
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