Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/067/15
Sierra Negra, Puebla., 21 de marzo de 2015
La inauguración del Observatorio de Rayos Gamma HAWC -siglas en inglés de High Altitude Water Cherekov- resultó ser un día de fiesta y celebración para la comunidad científica de Estados Unidos y México, pues se trató de la puesta en marcha de un experimento de ciencia de frontera que permitirá seguir desentrañando los misterios del Universo, a través del estudio en los próximos diez años de la radiación electromagnética más energética que existe en el cosmos.
En la ceremonia de apertura llevada a cabo en el mismo lugar donde se localiza el observatorio, en el volcán Sierra Negra, dentro del Parque Nacional Pico de Orizaba, a 4100 metros de altura, se congregaron alrededor de 300 personas entre científicos, autoridades federales, representantes académicos de universidades e invitados especiales de los dos países.
HAWC está integrado por 300 detectores Cherenkov, cada uno constituido por un enorme contenedor de agua ultra pura de 5 metros de alto por 7 de metros de diámetro, todo equipado con instrumentación de alta sensibilidad. El experimento monitorea las 24 horas del día los 365 días del año fuentes celestes emisoras de rayo gamma. A partir de este viernes el observatorio opera al cien por ciento de su capacidad.
Fue una cantidad de visitantes nunca antes registrada en el sitio donde se organizó una agradable estancia que incluyó un recorrido por las instalaciones, enriquecido por detalladas explicaciones que ofrecieron emocionados colaboradores que participaron en el levantamiento de la espectacular infraestructura, la cual llevó un proceso de preparación de seis años.
El acto lo presidieron el director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Enrique Cabrero, y la directora de la National Science Fundation (NSF) de Estados Unidos, France Córdova, quienes estuvieron acompañados por Jordan Goodman, profesor e investigador principal del proyecto HAWC en la Universidad de Maryland; Alberto Carramiñana, director del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE); y Carlos Arámburo, coordinador de la Investigación Científica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En su intervención, tras haber realizado el recorrido por el lugar teniendo como testigo al majestuoso Pico de Orizaba, Cabrero aseguró que México se enorgullecía de saber que HAWC es un observatorio único en su clase, diferente a los observatorios clásicos basados en espejos, lentes o antenas; y que fue diseñado para el estudio astrofísico de las altas energías.
Recordó que entre las razones que llevaron a tomar la decisión de instalar el observatorio en nuestro país, específicamente en el volcán Sierra Negra, fueron su ubicación, las condiciones atmosféricas de la zona, la relevancia del proyecto y su alineación con otros observatorios en Chile y Estados Unidos.
“Este esfuerzo de colaboración termina hoy. El HAWC está listo para empezar, para llegar a la totalidad de su desarrollo y consolidarse como el instrumento más poderoso, capaz de observar los acontecimientos más extraordinarios que tienen lugar en el cosmos”.
Cabrero se dijo convencido de que el éxito del HAWC y de cualquier otro proyecto son las alianzas, la convergencia de perspectivas y las sinergias.
France Córdova, de la NSF, abrió su participación con un reconocimiento al trabajo que realizaron los alumnos de la escuela primaria “Felipe Carrillo Puerto” de la localidad de Texmalaquilla, ubicada muy cerca del observatorio, y que consistió en la elaboración y exhibición de una serie de posters relativos al HAWC. “Fue maravilloso poder leerlo en inglés y español y ver todo el trabajo de los estudiantes respecto del observatorio. Y si vemos más allá, dentro de unos 20 años – estos niños- podrían estar inspirados para hacer ciencia”.
Continuó diciendo que HAWC representaba el resultado afortunado de un trabajo conjunto entre la NSF y Conacyt. “Estoy muy contenta con estas instalaciones que tienen sus raíces en el experimento Milagro, en Los Alamos, Nuevo México”, en el que dijo haber tomado parte durante diez años.
“El volcán Sierra Negra, de una manera muy crítica, es un paso para entender todos estos misterios maravilloso del Universo debido a su alto campo de visión y sus sistemas de detección, lo cual no tiene precedentes y es lo mejor que tenemos hasta el día de hoy”.
Córdova valoró la colaboración entre Estados Unidos y México en términos económicos y científicos. Recordó que hace dos años por iniciativa de los presidentes de Estados Unidos y México se propuso apoyar una movilidad académica y la generación de innovación. “Es así que hemos estado trabajando de manera conjunta para apoyar a todas estas instituciones y sus esfuerzos en el observatorio de rayos gamma, único no solo por lo que puede lograr a nivel científico sino por lo que representa a nivel de cooperación binacional”.
En tanto, Jordan Goodman aseguró que lo que se veía en el volcán Sierra Negra era la continuación de lo que se tenía en Los Álamos, de donde se tomó mucho de lo que ya se conocía y se aplicó aquí, en México. “En este tiempo tuvimos a muchos estudiantes graduados e hicimos ciencia muy importante, pero también hemos hecho una gran contribución en la construcción y en la operación del observatorio”.
Por su parte, Alberto Carramiñana celebró el fin de la instalación y la puesta en funcionamiento del arreglo completo de detectores Cherenkov, “hoy HAWC deja de ser un proyecto para convertirse en un observatorio en plena operación con todo un universo por delante”.
Reconoció el trabajo conjunto de la NSF, del Departamento de Energía estadounidense y del Conacyt, que proporcionaron conjuntamente el financiamiento requerido -15 millones de dólares- y dieron un seguimiento claro, lo cual “ha sido elemento esencial para lograr la instalación de este observatorio y también la labor académica asociada a su desarrollo, labor que se ha dado en decenas de instituciones académicas de México y Estados Unidos”.
Carlos Arámburo, dijo que el día de ayer, viernes, era uno muy importante para México, Estados Unidos y para el mundo científico en general. “Podemos decir que también tenemos buenas noticias y que esta inauguración es una de ellas, que a través de la ciencia somos competitivos a nivel internacional, que tenemos el reconocimiento de nuestros pares y que sabemos colaborar en grandes proyectos visionarios y de futuro”.
También comentó que fue un toque emotivo que se incluyera en el programa de actividades acudir a la escuela primaria antes citada donde los invitados pudieron observar la manera en que los niños interpretaron en dibujos lo que es HAWC. “Así se está sembrando una semilla para el futuro de la ciencia en México y que bueno que en una comunidad rural como esta, en Puebla, haya una interpretación de lo que gente visionaria como los que están involucrados en este proyecto, están logrando”.
La AMC presente en la inauguración
El vicepresidente de la Academia Mexicana de Ciencias, José Luis Morán, sostuvo que el inicio formal de las actividades del HAWC fue muy emotivo y muestra de que se pueden hacer cosas importantes cuando hay un interés científico, en este caso entre Estados Unidos y México, pero también el respaldo de las autoridades representadas aquí por Conacyt y la NSF.
“Lo interesante aquí es que se están buscando nuevos proyectos, así que esperamos que en los próximos años tengamos oportunidad de tener otras inauguraciones en otros campos, estamos muy optimistas y muy contentos por lo que hoy acontece”.
En tanto, para William Lee, secretario del actual Comité Directivo de la Academia, señaló que contar con instalaciones como las que se inauguraban era muy importante, ya que no es lo mismo tenerlas para la formación de recursos humanos y el desarrollo de ciencia en el propio país que en otros sitios, por el impacto local que tiene y la inversión requerida para montarla pues implica una derrama económica a nivel nacional y local.
“Hace falta muchas más cosas como esta y que la ciencia que se va a hacer aquí será de punta. Estoy muy emocionado, muy contento”, dijo el astrofísico.
Fabiola Trelles y Elizabeth Ruiz Jaimes.
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