Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/124/10
México, D. F., a 30 de noviembre de 2010
Romper esquemas para que las mujeres se desarrollaran de una manera más natural en el mundo de la investigación científica ha sido un legado en mi trayectoria, considera la Dra. Silvia Torres Castilleja, la multipremiada astrónoma mexicana, ganadora del premio 2011 L´Oréal-Unesco “La mujer en la Ciencia”.
“Paris Pishmish -reconocida como fundadora y promotora de la enseñanza de la astronomía moderna en la UNAM- ayudó con su presencia y labor a que mi incursión en esta área de conocimiento fuera más natural. Pienso que he hecho lo mismo para que las mujeres que nos han seguido se encuentren con un ambiente más normal en su desenvolvimiento como investigadoras”, añade la miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
Ambas –prosigue- rompimos esquemas, cada una en su estilo, y eso lo considero un legado. Torres Castilleja sostiene que en su quehacer cotidiano como científica se desenvuelve en igualdad de circunstancias, “me veo a la par de mis colegas, me expreso con toda libertad y lo hago como creo y quiero”.
Silvia Torres es una de las cinco científicas del mundo que recibirá el Premio 2011 L’Oréal Unesco para las “Mujeres en la Ciencia” en marzo próximo, en la sede de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en París.
“Es una satisfacción recibir este premio, me siento muy contenta y lo estoy disfrutando mucho. Reconocimientos de este tipo siempre se sueñan y ahora está aquí”, dice la primera mujer astrónoma mexicana con formación de doctorado y la cuarta en recibir este galardón, creado en 1998.
El objetivo de este premio anual, que se alterna entre Ciencias de la Vida y Ciencias Exactas (entre ellas la Astronomía), es llevar a cabo proyectos comunes para ayudar a las científicas, estimular el avance de los conocimientos y mejorar el desarrollo de las mujeres a nivel mundial.
Aun cuando este reconocimiento internacional premia una trayectoria, es el trabajo que realizó Torres Castillejas sobre la composición química de las nebulosas planetarias, lo que definió su elección como ganadora en Latinoamericana, y junto con ella también han sido reconocidas cuatro científicas más representantes del resto de los continentes, quienes se impusieron a más de mil candidatas involucradas en el proceso de selección este año.
Las nebulosas planetarias se producen en la etapa final de algunos astros y son muestra de su próxima desaparición. Es por la cantidad de luz que emiten que se pueden observar de manera fácil a través de los telescopios y por su extrema brillantez se les aprecia como los cuerpos celestes más bellos del universo.
“Estos objetos son el conjunto de una estrella muy caliente rodeada por una envolvente en expansión, estadio que se da al final de la vida de algunas estrellas, es el antiguo núcleo de una estrella parecida al Sol, rodeado de una nube de gas que se aleja lentamente”.
Explica que en nuestra galaxia continuamente se están formando y desbaratando estrellas. “Unas estrellas tienen corta duración, como algunas supernovas cuyas progenitoras apenas duran unos tres millones de años; otras mucho más duraderas, como el Sol, que se espera viva unos 12 mil millones de años -ya han transcurridos 4mil 600 millones-, y las hay más pequeñas con menos masa que no van a contribuir a este intercambio de gas”.
Silvia: Los Inicios de una Vida Entregada a la Investigación
La investigadora emérita de la UNAM, madre de dos hijos investigadores y esposa del también astrónomo Manuel Peimbert, Premio Nacional de Ciencias y Artes 1981, galardón que ella se hizo acreedora en 2007, narra sus inicios en su vida como investigadora, los que recuerda haber enfrentando con cierta dificultad.
“Tenía gran afición a las matemáticas, me interesé en la química, no sabía que existía la carrera de física y cuando me adentré en ella supe de la Astronomía, de la que me enamoré en apenas una clase, pero “fue el posgrado lo más difícil de asumir en mi formación académica, porque la educación familiar me había programado y enseñado para cumplir con los roles tradicionales de la mujer en nuestra sociedad: tener esposo, hijos y atender una casa, una familia”.
En esa época –continúa- tuve que elegir si quería seguir o cumplir todos estos roles, entonces bajé las expectativas al mínimo esfuerzo en mis responsabilidades por un lado para concentrarme más en el trabajo académico.
“La dificultad fue conmigo misma, nadie me la impuso. La labor científica requiere de mucho compromiso y de muchas más horas de trabajo prolongado. Afortunadamente conté con el apoyo de mi esposo, y después con el de mis hijos que me vieron de manera natural desarrollarme y crecer en este campo”.
Admite que en su época de estudiante universitaria y posgrado las mujeres no trabajaban, por lo que era difícil asumir la idea. “Hoy las mujeres en México se perciben esencialmente trabajando toda su vida, por lo que buscan una actividad que les guste para desempeñarse”.
Datos de 1989, año en que se aprueba el Programa de Posgrado en Ciencias (Astronomía) en colaboración con la Facultad de Ciencias de la UNAM, en la primera generación en la maestría y el doctorado, sólo ingresaron hombres, y fue hasta la segunda generación que las mujeres ingresaron a la maestría y al doctorado.
En la actualidad, la matrícula vigente (en noviembre de 2010), hay 14 mujeres de 35 alumnos inscritos para el caso de la maestría; en cuanto al doctorado hay 14 mujeres inscritas de 41 alumnos.
Y de la Experiencia en el Ámbito Académico
Silvia Torres recuerda que se percibía un “leve” problema de actitudes, porque los hombres en el pasado pensaban que las mujeres estaban para apoyarlos “lo que lleva un poco de esfuerzo cuesta arriba y yo me decía: no estoy para apoyar a nadie, tenemos que apoyarnos todos. Esta situación era muy sutil, difícil de identificar, pero no había una relación de igualdad estrictamente hablando”.
La científica, de las primeras mujeres en incursionar en la astronomía mexicana, asegura que el nivel de esta ciencia en el país es muy buena y satisfactoria, y que eso se ha logrado a través de la labor que hacen los investigadores de larga trayectoria y el actual dinamismo que le imprimen los jóvenes, “eso es muy bueno, que estén muy vigorosos, aun cuando en el país están faltando instrumentos de primera calidad para realizar el trabajo”.
Subraya que la ciencia es cada vez una actividad más cara y se requieren aparatos delicados, de alta precisión, que resultan muy costosos, por lo que “necesitamos un apoyo claro y sostenido para que todo este talento que existe pueda alcanzar a desarrollar todo su potencial”.
“Me preocupa que no tengamos un nuevo telescopio en San Pedro Mártir, en Baja California; el sitio es muy bueno, pero no hemos demostrado lo suficiente que es un sitio bueno, porque se encuentra en el mejor lugar dentro del territorio mexicano y es uno de los mejores en la zona de Norteamérica. Necesitamos contar con telescopios de calidad para tener mejores imágenes y resultados, lo que no ocurre en la actualidad”.
Indica que la astronomía mexicana ha aportado a la ciencia mundial en temas específicos, como es el caso de las nebulosas gaseosas, en la comprensión de cómo han cambiado los gases en el espacio, entre otros tópicos que enriquecen el conocimiento y entendimiento del universo.
“La ciencia no es de un resultado y ya, se va construyendo poco a poco entre todos, con aportaciones y, en esa construcción, sí hemos participado, por lo que hay un respeto internacional por nuestro trabajo”.
Sin embargo, asegura que no es fácil construir en la comunidad de astrónomos, porque es muy competitiva, se requiere de mucho trabajo de alto nivel y escribir publicaciones de calidad.
“Para publicar se necesita el arbitraje de los colegas y a veces pueden ser muy estrictos y los textos pueden no pasar, en parte porque no fueron bien escritos, o porque no estuvieron lo suficientemente demostradas las hipótesis, y parte porque son colegas del área y tienen intereses específicos y no quiere que uno saque sus resultados”.
En este espacio –reflexiona la investigadora- están todas las emociones humanas, hay pasión en lo que uno hace, en lo que se prepara y escribe, y aparece el juicio propio y el de los demás, y eso es normal, es parte de una sociedad.
En la actualidad, la astrónoma estudia las protonebulosas planetarias, estrellas en fases anteriores que están arrojando material al espacio, pero que aún la estrella central no está lo suficientemente caliente para entrar a la etapa final, por lo que tienen otras características y es otra vertiente de trabajo y análisis científico.
Linda Silvia Torres Castilleja nació en la Ciudad de México en 1940. Posee estudios en Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM y un doctorado en Astronomía en la Universidad de California, en Berkeley.
Fue directora del Instituto de Astronomía de la UNAM y vicepresidenta de la Unión Astronómica Internacional de 2003 a 2006, entre otros cargos. Fue editora de 1974, año de su fundación, hasta 1998 de la Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica. Asimismo, ha publicado en revistas internacionales de prestigio más de 100 artículos.
En su carrera ha sido reconocida con la Medalla Guillaume Bude, del College de France; la Medalla Académica de la Sociedad Mexicana de Física; el Premio Universidad Nacional en el área de Ciencias Exactas, de la UNAM; y la Medalla Heberto Castillo del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal; en el 2007 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
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