Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/190/14
México, D.F., 03 de junio de 2014
En los últimos años, el término Química verde ha tomado mayor relevancia gracias a las alternativas que representa para la obtención de productos amigables con el ambiente. En la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la doctora María del Carmen Durán Domínguez con su equipo de investigadores desarrollan proyectos que ofrecen alternativas para la reutilización de residuos.
El término Química verde lo acuñó el doctor Stanley E. Manahan, profesor emérito del Departamento de Química de la Universidad de Missouri, Estados Unidos, con el objetivo de utilizar a las ciencias químicas para ayudar al ambiente y no para dañarlo. La doctora Durán explicó que en 1997 este investigador fue invitado a la UNAM para participar en el Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Químicas y, durante los diez años siguientes, impartió el curso de Introducción a la Química Ambiental de manera completamente altruista.
“Lo que él percibía era que la sociedad tiende a ver a todo lo relacionado con la química como la ‘mala de la película’, ya que se considera que todo lo que hacemos con los químicos es dañino o no benéfico para la sociedad, lo cual es totalmente erróneo, porque los enseres domésticos, polímeros, telas, pintura, etc., etc., y casi todo lo que volteamos a ver es producto de la química. Es imposible no tener residuos, pero no nada más en la producción química se tienen residuos, sino en todas las actividades humanas. La idea de esta química verde es minimizar los residuos o aprovecharlos para otras cosas.” explicó la investigadora.
Los estudiantes, riqueza en propuestas
De acuerdo con el químico de alimentos y estudiante de la maestría en ingeniería ambiental Jesús Alfredo Ortega Granados, se pueden aprovechar los residuos para utilizarlos en la producción de alimentos para personas y animales, en suelos y otros medios para tener una alternativa totalmente biodegradable. En su trabajo de investigación realizado en colaboración con estudiantes de la carrera de química de alimentos ––el cual fue presentado en uno de los seminarios académicos de la Facultad de Química titulado La Química verde en acción: esponjas de quitina, un buen sustituto del unicel–– explicó que las harinas obtenidas de cabezas y exoesqueletos de camarón que son arrojadas directamente al océano o a los suelos, se pueden extraer polímeros que pueden ser utilizados en distintas áreas como las orientadas a extender la vida de los alimentos, hacerlos más atractivos y nutritivos, así como para crear distintas alternativas a productos como plásticos y artículos de uso cotidiano.
La doctora María del Carmen Durán Domínguez integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, entre otras academia e institutos académicos y profesionales, y asesora de este proyecto, explicó que la idea surgió hace varias décadas de un proyecto de tesis de licenciatura sobre la construcción de un molino secador en los barcos camaroneros. “Buscamos aprovechar los gases de combustión de los motores del barco para calentar aire y con ese aire secar por un lado la fauna de acompañamiento que también se tira al mar, para tener una fuente de proteínas para dietas de otros animales y las cabezas de camarón y el exoesqueleto. En el año 1991 ganamos el primer lugar Premio Nacional de Diseño Industrial por este trabajo” (Gaceta UNAM Edición 2,612 / 28 de noviembre de 1991) y la distinción mención honorífica del Premio Beca ‘Clara Porset’ al Diseño Industrial 1991 por parte de la fundación del mismo nombre”.
Tener conciencia para el ambiente
Para la especialista, el concepto de protección al ambiente se ha incorporado cada vez más en la sociedad, por lo que es muy importante tratar de explicar que debe ser una responsabilidad compartida. “Tenemos que aprender a separar la basura para poder aprovecharla mejor, no considerarla basura, sino como un subproducto de nuestras actividades, cuidar el agua y el aire y reutilizar todo lo que sea factible de hacerse y lo que no sea posible con el estado actual de la tecnología tratarlo, estabilizarlo y disponerlo adecuadamente”.
Sugirió que el agua que sale de nuestros domicilios, puede ser tratada en pequeñas plantas en cada delegación, colonia o unidad habitacional puesto que es más fácil y seguro. La idea, explicó, es tener plantas de tratamiento pequeñas y cercanas donde la longitud de las tuberías sea corta y controlable para tener mejores sistemas, especialmente en zonas sísmicas como la ciudad de México, donde estos movimientos telúricos rompen o dañan las tuberías haciendo costosa su reparación especialmente si dirigen el agua residual a grandes distancias como ocurre actualmente. El agua tratada podría enviarse a lo que queda del Lago de Texcoco para tener un sistema acuático que estabilice el clima de la ex-cuenca de México, como lo señalan los investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera.
Actualmente la investigadora colabora en el estado de Puebla con el propósito de ayudar a zonas necesitadas. “En la Facultad buscamos proyectos de tratamiento de aguas residuales para ayudar a comunidades menos favorecidas, para que ellos mismos construyan sus sistemas de tratamiento de aguas con lo que ellos denominan tequio, que es en trabajo comunitario los fines de semana y puedan tener mejores condiciones de higiene y salud”.
Hacer conciencia ciudadana es de gran importancia para el avance y mantenimiento del ambiente, por lo cual la doctora Durán Domínguez, para terminar, mencionó que el conocimiento adquirido con el profesor emérito y doctor Stanley E. Manahan ha sido de gran relevancia para su trabajo, por lo que como él sugiere, un curso introductorio a la química ambiental debería ser tomado por todos los ciudadanos, puesto que todos contribuimos a la contaminación del ambiente.
Carla Ramírez Torres
Regresar Arriba, o a Comunicados, o al Inicio.
AMC "Casa Tlalpan" Calle Cipreses s/n, km 23.5 de la carretera federal México - Cuernavaca, San
Andrés Totoltepec, Tlalpan, C.P. 14400, México, D.F.
Coordinación de Comunicación y Divulgación
Teléfonos: (52-55) 58 49 49 04, Fax: (52-55) 58 49 51 10, amcpress@unam.mx
Mapa de ubicación