Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/221/19
Ciudad de México, 29 de noviembre de 2019
En las excavaciones arqueológicas realizadas en el Templo Mayor de Tenochtitlán, durante 1978 hasta 2006, han sido encontradas más de diez mil piezas realizadas con turquesa que fueron colocadas como ofrenda en este sitio. Estudios realizados por el doctor Emiliano Ricardo Melgar Tísoc han permitido confirmar que estos materiales eran símbolo de la realeza, el fuego, los cometas, las hierbas y el año.
De acuerdo con Melgar Tísoc, aunque la turquesa verdadera, un fosfoaluminato de cobre hidratado, fue un material ampliamente usado por grupos de artesanos para la elaboración de ornamentos, no todos los materiales azules hallados en las zonas arqueológicas de Mesoamérica corresponden a este material, ya que se pueden encontrar otras piedras con una coloración similar como la crisocola, la amazonita, la malaquita y la azurita que son conocidas como turquesas culturales.
“Fue gracias a la caracterización mineralógica de los materiales estudiados que pudimos conocer la composición química de las piezas halladas en el Templo Mayor y confirmar que la mayoría de estas contenían turquesas verdaderas provenientes principalmente del noroeste de nuestro país y del suroeste de Estados Unidos”.
Estos resultados forman parte del estudio comparativo La filiación cultural y el simbolismo de los objetos de turquesa en el Templo Mayor de Tenochtitlán, en el que el doctor Melgar realizó también un análisis de las fuentes escritas que reportan el uso de las turquesas. En estos se pueden ubicar diferentes nombres en náhuatl para referirse a este material que hacen alusión a su gama cromática que estaba asociada con su conceptualización simbólica.
“Su color verde-azul se asociaba con las plantas y hierbas, un manojo de hierba simbolizaba el inicio de un nuevo año y el atado de un ramo o palos es la representación de 52 años o Fuego Nuevo en el mundo mesoamericano, es por ello que la turquesa estaba asociada con el año. Por otra parte, este material se relacionaba con el azul central de las llamas, lo que los asociaba con los cometas o fuegos celestes, pero también se le asociaba a la realeza, al linaje y al poder de los gobernantes”, señaló el investigador adscrito al Museo del Templo Mayor.
Como parte de su investigación encontró que aunque la Matrícula de Tributos y el Códice Mendicino indican que Quiyauhteopan, Yohualtepec y Tochpan tributaban materiales con turquesa a los mexicas, como cazuelas, máscaras, collares o discos de mosaicos, estos materiales se encuentran escasos en las ofrendas del Templo Mayor, lo que puede estar asociado a que los mexicas decidían usar estos materiales en insignias con el fin de expresar su poder y estatus.
El doctor Melgar, quien fue reconocido con el Premio de Investigación para científicos jóvenes 2019, de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), en el área de humanidades, concluyó que este tipo de estudios que toman en cuenta la composición química de los materiales estudiados, así como sus simbolismos, formas y sus procesos de elaboración, permite profundizar en las formas en las que los grupos prehispánicos transformaban las materias primas, como las turquesas, para dotarlas de nuevos significados.
El antropólogo con especialidad en arqueología ha participado en proyectos e investigaciones de distintas partes de México y en el extranjero. Durante 15 años de investigación ha desarrollado, de manera detallada e integral, el origen, obtención, manufactura, uso y distribución de objetos lapidarios y de concha considerados bienes de prestigio y de consumo ritual en Mesoamérica y regiones vecinas.
“A partir de la riqueza de la información obtenida en más de 50 sitios de distintas áreas y temporalidades, ha sido posible generar una amplia base de datos sobre estos materiales. En particular, mis contribuciones en los estudios sobre la lapidaria han impactado en la manera de abordar estos materiales en México e incluso he aplicado mis conocimientos, experiencia y metodología en colecciones lapidarias de otros países como: Guatemala, Estados Unidos, Perú y Ecuador”, dijo en entrevista con la AMC.
José Eduardo González Reyes
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