Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/257/16
Ciudad de México, 2 de noviembre de 2016
Los granos que crecen dentro de vainas y producen de una a doce semillas de tamaño, forma y color variables se les considera legumbres cuando se consumen secas. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) proclamaron en su 68º periodo de sesiones al 2016 Año Internacional de las Legumbres bajo el lema “Semillas nutritivas para un futuro sostenible” por su relevancia en la dieta de los seres humanos, ya que en general aportan un alto contenido de proteínas y aminoácidos de origen vegetal.
En México, las legumbres más conocidas y consumidas son las lentejas, chícharos, garbanzos, habas, cacahuates y frijoles, de estos últimos granos cada mexicano consume anualmente 10.8 kilos, de acuerdo con estimaciones de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Los mexicas los llamaban etl o etle, el nombre científico de la especie de mayor consumo en México es Phaseolus vulgaris y su variedades, de 50 a 70 distribuidas en el país, se conocen con los nombres de Pinto Saltillo, Jamapa, Aluyori, Azufrado, Higuera, Janasa, Azufrasin, Negro Jamapa, Pinto Centauro, Flor de Junio, Marcela y Negro Frijozac.
Esta especie también es conocida como mesoamericana, por tener su lugar de origen de domesticación en México —pero se distribuye desde nuestro estado de Chihuahua hasta la provincia de San Luis, en Argentina—. Está relacionada con los cultivos que se obtienen de la milpa, una técnica de policultivo tradicional que consiste en sembrar en una parcela al mismo tiempo calabaza, frijol, chile, tomate, quelites y maíz.
“Los productos de la milpa tienen como cualidad proveer la fibra, los carbohidratos —en el caso del maíz—, y la proteína de alta calidad que tienen las leguminosas —como el frijol—. La unión del maíz con el frijol, la calabaza y el quelite que se obtienen de la milpa hacen que las proteínas totales que ingiere la gente estén equilibradas”, explicó el coordinador del Programa Universitario de Investigación en Alimentos, Carlos Labastida Villegas, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Dentro de las legumbres que se consumen en nuestro país, el frijol es uno de los alimentos emblemáticos de los mexicanos. Además de proteínas y aminoácidos, tienen fibra, grasa, minerales (calcio y hierro) y vitaminas del complejo B como niacina, riboflavina, ácido fólico y tiamina, se trata de un grano altamente nutritivo por lo que Labastida Villegas recomendó que se incluya en el “Plato del Bien Comer”, el cual representa a los alimentos en tres grupos: verduras y frutas, cereales y tubérculos, y leguminosas y alimentos de origen animal.
“Siendo alimentos importantes, las dietas de las personas tienen que ser ricas, variadas y suficientes. El “Plato del Bien Comer” involucra, además, los porcentajes que se deben consumir por cada tipo de alimento: 30% de carbohidratos, 30% de frutas y verduras y el resto leguminosas y alimentos origen animal como carnes, quesos. Eso hace que una dieta sea equilibrada y saludable para la gente”, indicó.
Indicadores nacionales e internacionales
La producción nacional del frijol ha variado en los últimos los años, en 2015 fue de casi 970 000 toneladas (t), mientras que en 2014 alcanzó 1 274 t y en 2013 las 1 295 t. Los principales estados productores son en primer lugar Zacatecas con casi 356 000 t, Durango con 192 158 t y Sinaloa con 161. 520 t. Esta producción, sin embargo, es insuficiente para el consumo interno. De enero a agosto de 2016 se importaron 134 000 t, informó la Sagarpa.
De acuerdo con la misma secretaría, la superficie sembrada con frijol en 2014 fue de 1.68 millones de hectáreas. La producción promedio de la semilla es de 0.7 t/ha. En el país se realiza la cosecha de temporal y es quizá debido a ello y a que no se cuenta con las tecnologías para eficientar su producción que en Estados Unidos se producen 1.86 t/ha, este país es el principal abastecedor de las compras mexicanas de frijol en el exterior.
En el Atlas Agroalimentario de 2015 de la Sagarpa se indica que las características geográficas adecuadas para la producción del frijol son en terrenos de 0 a 2 mil 400 metros sobre el nivel del mar, lluvia de 450 a 900 mililitros por año, temperaturas entre 11 º y 20º Celsius y suelos franco-arcillosos y franco-arenosos, con una profundidad de 60 centímetros.
A nivel mundial, el primer productor del grano es Myanmar con 3 millones 700 mil toneladas en 2013, seguido por India, Brasil, Tanzania, Estados Unidos, China y México. En conjunto, los siete países aportan el 64.8% de la oferta global del grano, de acuerdo con el mismo documento.
Un llamado mundial
La ONU designó el 2016 como el Año Internacional de las Legumbres porque contribuyen a la seguridad alimentaria en los países en desarrollo, tienen alto valor nutricional, con su ingesta se previenen enfermedades crónicas y obesidad, además para fomentar la agricultura sostenible y contribuir a la mitigación del cambio climático —en este último aspecto las legumbres son reconocidas como fijadoras del nitrógeno en la tierra, en sus raíces se encuentran nódulos de bacterias llamadas Rhizobium que capturan el nitrógeno del ambiente—.
Los objetivos de la organismo internacional son promover el valor y la utilización de las legumbres en todo el sistema alimentario; concientizar sobre los beneficios de las legumbres, incluyendo la agricultura sostenible y la nutrición; fomentar los vínculos para incrementar la producción mundial de legumbres; promover la mejora de la investigación; abogar por una mejor utilización de las legumbres en la rotación de cultivos y abordar los desafíos del comercio de legumbres.
Relacionados con los orígenes de la agricultura, estos cultivos están unidos a las primeras civilizaciones que se desarrollaron en el Neolítico, proliferaron y se convirtieron en alimentos de alta demanda debido a su fácil almacenamiento por tratarse de semillas que se conservan en estado de latencia. Las características de las legumbres domesticadas, a diferencia de las especies silvestres, son que tienen una cáscara más delgada, semilla de mayor tamaño, la vaina no se rompe y por ende no se disemina.
Luz Olivia Badillo.
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