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POR QUÉ DECIR SÍ A LOS ORGANISMOS GENÉTICAMENTE MODIFICADOS, TAMBIÉN LLAMADOS TRANSGÉNICOS

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/210/14
México, D.F., 17 de junio de 2014

  • México debe impulsar la investigación científica en este campo y desarrollar sus propias variedades de organismos genéticamente modificados, que le permitan enfrentar los problemas locales y los derivados del cambio climático, explicó Francisco Bolívar Zapata en conferencia dictada en El Colegio Nacional
El doctor Francisco Bolívar Zapata, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias y miembro de El Colegio Nacional.
El doctor Francisco Bolívar Zapata, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias y miembro de El Colegio Nacional.
Foto: Archivo AMC.
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Las modificaciones genéticas son un fenómeno muy antiguo que se produce de manera natural y han sido parte de la misma evolución. Incluso desde el momento en que nuestras células comienzan a especializarse para cumplir ciertas funciones en nuestro cuerpo, ocurren cambios genéticos que se producen de manera natural, explicó el doctor Francisco Bolívar Zapata, uno de los mayores expertos en biotecnología a nivel internacional, durante una conferencia impartida el pasado 11 de junio en la sede de El Colegio Nacional.

Para abordar el tema de los organismos genéticamente modificados (también llamados transgénicos) añadió ante un público diverso, cómo está compuesto y cómo se replica nuestro ácido desoxirribonucleico (ADN), para señalar que en él existen elementos que tienen la capacidad de reorganizarse por sí solos.

Agregó que el ADN de todos los seres vivos, incluyendo a los humanos, tiene la misma estructura general, y gracias a eso se pueden hacer recombinaciones genéticas sin que haya rechazo de las células receptoras: “El hecho de que el ser humano comparta en distintas proporciones material genético con otros animales indica que venimos de un precursor común, como lo señaló Darwin, y de un proceso en el que los genes se fueron reorganizando”, señaló Francisco Bolívar, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias y coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Oficina de la Presidencia.

El experto subrayó que las modificaciones genéticas son un fenómeno común y cotidiano que también ocurre en la naturaleza por un proceso de “transferencia horizontal de ADN”. Esto sucede, por ejemplo, cuando los retrovirus infectan nuestras células, se replican y multiplican, y en algunos casos pueden incorporar su material genético como parte de las células infectadas, como en el caso del virus del VIH responsable del sida. Son muchos los retrovirus que pueden incorporar su material genético en las células de los organismos vivos y formar parte de nuestros cromosomas en las células de nuestros cuerpos. De hecho, se ha señalado que un porcentaje importante de nuestro genoma es de tipo retroviral.

La transferencia horizontal de ADN “también sucede en las plantas y un ejemplo es el fenómeno de endosimbiosis. Sucede que algunas bacterias tienen la capacidad de fijar la luz (fotosíntesis) y bacterias con estas capacidades se asociaron en algún momento de la evolución con plantas y gracias a ello, éstas pueden llevar a cabo al día de hoy la fotosíntesis. A estas bacterias que quedaron asociadas se les denominan cloroplastos. Inclusive se ha observado que estos cloroplastos tienen 104 genes de origen bacteriano”.

Así, el fenómeno de transferencia horizontal de material genético ––de virus a humanos o a animales y de bacterias a plantas–– es un fenómeno que ha ocurrido y ocurre ordinariamente en todas las especies, y es un fenómeno importante en los procesos de evolución en los que se reestructura el material genético de manera cotidiana. Con la ingeniería genética sólo se reprodujo de manera artificial y precisa lo que ya ocurría y ocurre de manera natural.

La ingeniería genética y la modificación genética de los organismos han impactado desde hace 30 años distintos ámbitos de nuestra vida. Sin ellos, en el campo de la salud, no se habrían creado y producido comercialmente cerca de 100 medicamentos nuevos de origen transgénico, incluyendo proteínas humanas como la insulina o el interferón, apuntó el especialista.

Los transposones son otro ejemplo importante del proceso de la reorganización del genoma de la célula viva. En las plantas, específicamente en el maíz, el 85% del genoma está compuesto por transposones, los cuales son secuencias de ADN que se pueden reubicar en otras regiones del genoma, causando reorganizaciones genéticas de manera natural. “Lo importante es usar la tecnología para reducir los impactos ambientales. Las plantas transgénicas que se han cultivado desde 1996, se diseñaron inicialmente para reducir la cantidad de insecticida químico como el DDT y así reducir el impacto ambiental y sobre la salud humana”. Añadió que algunos grupos plantean que las variedades de maíz transgénico no son las adecuadas para la agricultura mexicana ya que, por ejemplo, las plagas en naciones como Estados Unidos son distintas a las de nuestro país.

Francisco Bolívar dijo estar convencido de que México debe impulsar la investigación científica en este campo y desarrollar sus propias variedades de organismos genéticamente modificados, que le permitan enfrentar los problemas locales y los derivados del cambio climático.

Agregó que en nuestro país contamos con ejemplos de investigación de frontera de gran valor comercial, como los desarrollados en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, mediante los cuales se tienen variedades de maíz transgénico resistentes al frío y a la sequía, y otra variedad que es capaz de utilizar el fosfito en lugar del fosfato como fertilizante. Este último ejemplo, permitiría reducir la cantidad de herbicida químico para abatir la maleza que normalmente crece en los cultivares, ya que este tipo de plantas (que hay que eliminar) no crece en fosfito.

Mariana Dolores

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