Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/48/05
México, D.F., jueves 5 de mayo de 2005
Los coordinadores de la Olimpiada Nacional de Química hicieron un llamado a las autoridades encargadas de administrar recursos a la ciencia en México para dejar de poner ¡parches! en materia de investigación, es decir, imponer sólo medidas paliativas, y enfocarse a crear un programa científico serio, con reformas profundas que beneficien a esta actividad.
Durante una rueda de prensa realizada este jueves por la Academia Mexicana de Ciencias, María Antonia Dosal y Mauricio Castro lamentaron que, con las actuales medidas que hay en materia científica en el país, se propicie la fuga de cerebros, un nulo recambio generacional en los cuadros de investigadores, y limitadas posibilidades de trabajo para los jóvenes científicos que egresan del posgrado.
Los también investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México reiteraron su rechazo a la cancelación de becas a los finalistas de las Olimpiadas Nacionales de las diversas especialidades de la ciencia, porque consideraron que con ello se reprimen las aspiraciones profesionales de decenas de jóvenes talentosos, que han demostrado con hechos ser de los mejores en sus respectivas especialidades en el país.
Acompañados de los jóvenes preseleccionados para la Olimpiada Internacional de Química, a efectuarse en julio próximo en Taiwán, y la Iberoamericana, a desarrollarse en Perú, además de algunos ex olímpicos que actualmente se dedican a la investigación, Dosal y Castro afirmaron que, con tan sólo unos cuantos millones de pesos, las autoridades mexicanas podrían asegurar que esos jóvenes talentosos, que han logrado primeros lugares en competencias mundiales, concluyan sus estudios universitarios e incluso posgrados.
María Antonia Dosal lamentó que este tipo de certámenes que sirven en otros países para impulsar a jóvenes talentosos, en México en muchas ocasiones, ante el nulo apoyo de las autoridades, sólo propician que universidades extranjeras ubiquen el talento mexicano para llevárselo.
Al respecto, Mauricio Castro afirmó que la mayoría de los jóvenes mexicanos que cursan posgrados en el extranjero destacan en sus respectivas áreas de estudio, por ello, las universidades donde cursan sus doctorados buscan la manera de conservarlos dentro de esa institución.
¡Si a ello le suman que en México existen pocas ofertas laborales para los jóvenes científicos y que las convocatorias de repatriación se abren muy esporádicamente, pues los pocos egresados de doctorado o posdoctorado en el extranjero que regresan al país lo hacen sólo por amor a esta nación!, dijo.
Además, agregó, debido al modelo de apoyo a los investigadores a través de incentivos, los cuales representan hasta un 50 por ciento de los ingresos de un científico mexicano y se pierden al jubilarse, casi ningún investigador quiere dejar su plaza de trabajo para que sea ocupada por las nuevas generaciones, por lo que el promedio de la comunidad científica es cada vez más alta.
En tanto, la ex olímpica Liliana Quintanar, quien recientemente concluyó sus estudios posdoctorales en la Universidad de Stanford y actualmente está adscrita al Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, precisó que aunado a la falta de apoyo en los programas de repatriación, cuando se presenta una oportunidad de trabajo en el país, difícilmente se tiene la infraestructura para hacer investigación de punta.
Explicó que este tipo de problemas se presenta con mayor regularidad en áreas científicas nuevas en México, donde existe poca infraestructura, además de salarios que difícilmente son competitivos con los que tienen otros científicos en el extranjero.
A su vez, Iván Castillo, quien participó en la primera Olimpiada Nacional de Química hace 15 años y que actualmente es investigador del Instituto de Química de la UNAM, comentó que en muchas ocasiones lo único que te pueden ofrecer las autoridades para regresar a México es una plaza, un pequeño cubículo y un escritorio, dado que se carece de infraestructura y, con esas condiciones es casi imposible competir con los científicos de los países desarrollados.
Castillo, quien recientemente regreso de una estancia posdoctoral en la Universidad de Berkeley, también criticó las convocatorias de repatriación del Conacyt de las cuales dijo: ¡pareciera que lo que menos quieren, es que alguien sea repatriado!, y es que argumentó que además de carecer de una regularidad de publicación, son muy breves.
En su oportunidad, los 12 jóvenes que actualmente compiten por obtener un lugar en el representativo mexicano que participará en las olimpiadas Internacional e Iberoamericana de la especialidad, también se quejaron de bajo apoyo que les brindan las autoridades estatales o municipales para competir en este tipo de concursos.
A pesar de que a través de diversas etapas se han logrado imponer a decenas de miles de jóvenes de todo el país dentro de este certamen, reconocieron que las autoridades estatales o municipales de sus lugares de origen no reconocen esos esfuerzos e incluso se niegan a apoyarlos con un boleto de avión para salir a concursar, como sucedió en esta ocasión con el participante de Tijuana.
Sin embargo, los jóvenes de nivel bachillerato mostraron su interés por continuar sus estudios, en su gran mayoría en áreas científicas, y pidieron a las autoridades de responsables de administrar los recursos económicos a la ciencia mexicana mejorar las condiciones de la investigación nacional, para que ellos en el futuro no tengan como único recurso abandonar el país para hacer ciencia como lo han hecho muchos de sus predecesores en las olimpiadas de la ciencia.
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