Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/233/12
México, D.F., 11 de octubre de 2012
La organización del Premio Nobel reconoció al británico John B. Gurdon y al japonés Shinya Yamanaka por descubrir que las células maduras, o especializadas, pueden ser reprogramadas y transformarse en células troncales; es decir, células pluripotenciales, capaces de convertirse en todo tipo de tejidos del cuerpo.
John B. Gurdon descubrió en 1962 que la especialización de las células era reversible. En lo que ahora se considera un experimento clásico, reemplazó el núcleo de una célula inmadura de una rana con el núcleo de una célula proveniente del intestino. Este huevo modificado se desarrolló en un renacuajo normal, pues el ADN de la célula madura aún tenía la información necesaria para desarrollar células de todo tipo en el batracio.
Por otra parte, Shinya Yamanaka descubrió, 44 años después, en 2006, cómo las células maduras intactas en ratones podían ser reprogramadas para transformarse en células troncales inmaduras. Sorprendentemente, al introducir sólo algunos genes, pudo reprogramar células maduras para ser pluripotentes, capaces de transformarse en células de cualquier clase en el cuerpo, a éstas células se les conoce como células pluripotentes inducidas (iPS, por sus siglas en inglés).
Avances alentadores
La Fundación Karolinska, que otorga el Nobel de Medicina, calificó al trabajo de Gurdon y Yamanaka de frontera pues cambió completamente la visión del desarrollo y la especialización celular, dijo el doctor Federico Castro Muñozledo, especialista en diferenciación celular y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
La reprogramación celular como herramienta de utilidad para la creación de órganos completos, está en sus inicios, pues falta revisar aún varias de sus implicaciones, consideró el investigador del Departamento de Biología Celular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
Con base en la investigación que está por realizarse, y que todavía nos va a llevar muchos años, dijo Castro, existe la posibilidad de obtener prácticamente cualquier tipo de tejido a partir de estas células, y se requiere avanzar en el desarrollo de las técnicas que permitan dirigirlas adecuadamente.
Por su parte, Ricardo Tapia Ibargüengoytia, Miembro Titular de la AMC, al ser interrogado sobre la trascendencia de los trabajos premiados este año con el Nobel, dijo que las aportaciones de Gurdon y Yamanaka son muy alentadoras: “El tratamiento de enfermedades degenerativas en las cuales hay una pérdida de la función o estructura de los tejidos debido en gran medida a la muerte celular, como sucede en la diabetes tipo I, es uno de los usos más promisorios de estos descubrimientos.
“Actualmente no hay terapias efectivas de tratamiento para esos padecimientos, cuando mucho son sustitutivas”, por ejemplo, a los diabéticos se les inyecta insulina para sustituir la función de las células atrofiadas del páncreas. “El potencial es extraordinario porque ya hay manera de inducir estas células troncales, cultivarlas y diferenciarlas al tejido que uno quiera: nervioso, muscular, hepático, óseo o pancreático”, explicó Tapia Ibargüengoytia, quien es además Investigador Emérito del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.
Tapia añadió que otra ventaja de la reprogramación de las células adultas a un estado primitivo mediante la introducción de genes es que “ya no abría objeciones éticas o religiosas -que yo no las tengo-, por utilizar un óvulo fecundado, desarrollarlo hasta blastocisto (una etapa temprana del embrión) para obtener células troncales y destruirlo”, como se procede en la clonación.
Actuar con cautela
Sobre la aplicación inmediata de estos resultados en el campo de la salud los especialistas de la AMC se mostraron cautelosos.
“Normalmente la reprogramación de las células no ocurre in vivo y hasta ahora no se conocen los mecanismos que la describan”, consideró Castro Muñozledo.
Hay lugares –agregó- en donde se habla que ya se está aplicando; sin embargo, estos son procesos que aún se encuentran en etapa experimental, todavía existen riesgos que no han sido evaluados por completo. De hecho, la Agencia de Drogas y Alimentos en Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aún no ha autorizado ninguna terapia con base en las llamadas células pluripotentes”.
Sobre este tema, Ricardo Tapia recordó que uno de los problemas surgidos en las primeras fases de investigación de la reprogramación celular, fue que algunos de los genes introducidos a la célula adulta, para regresarla a un estado primitivo y después diferenciarla a cierto tipo de tejido, producían tumores en los organismos a los que se les trasplantaba. Aunque esta técnica ya se ha modificado y se ha logrado evitar la formación de tumores, aún se debe ser cauteloso pues es una investigación apenas en desarrollo, apuntó.
“Ahora comprendemos que las células maduras no están confinadas por siempre en su estado especializado. Los libros de texto han sido reescritos y nuevas investigaciones se han establecido. Al reprogramar células humanas, los científicos (galardonados) han creado nuevas oportunidades para el estudio de enfermedades y el desarrollo de métodos de diagnóstico y terapia”, apuntó por su parte la Fundación Nobel.
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