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Obesidad, una epidemia que requiere distintos frentes de atención

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/001/19
Ciudad de México, 2 de enero de 2019

  • Los impuestos a productos o ingredientes con alto contenido calórico han resultado positivos, pero solo de manera parcial, ya que para atender esta enfermedad se tiene que educar a la población en torno a hábitos alimenticios saludables, recomendó Bárbara Vizmanos Lamotte, especialista en nutrición y salud.
Para combatir la obesidad se tiene que educar a la población sobre hábitos alimenticios saludables, como consumir agua simple en cantidad suficiente, dejar las bebidas azucaradas, entre ellos los refrescos.
Para combatir la obesidad se tiene que educar a la población sobre hábitos alimenticios saludables, como consumir agua simple en cantidad suficiente, dejar las bebidas azucaradas, entre ellos los refrescos.
Foto: tomada de: agendaviral.mx.
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La obesidad y los trastornos que trae consigo, como son el aumento de presión arterial, azúcar alta, exceso de grasa corporal, niveles anormales de colesterol y triglicéridos, que en conjunto se conocen como síndrome metabólico, es un problema de salud pública en México que ha encendido los focos de alerta, pues hoy en día tres de cada diez niños entre 5 y 11 años tienen sobrepeso u obesidad, mientras que siete de cada diez adultos presentan sobrepeso u obesidad.

Iniciativas como gravar con impuestos refrescos, dulces y demás productos con alto contenido calórico ha funcionado para atender esta epidemia de obesidad, pero lo ha hecho de manera parcial, consideró Bárbara Vizmanos Lamotte, especialista en nutrición y salud, pues el gravamen “afecta a las poblaciones menos favorecidas económicamente porque son las que compran estos alimentos. Además de la política de imponer un impuesto a un producto o ingrediente hay que tener una política de informar sobre mejores prácticas alimenticias”.

La experiencia mexicana, resaltó la especialista, incluso se ha retomado en otros países, sin embargo, desde su perspectiva, “lo ideal es que no solo existan políticas impositivas, sino también de educación a la población en las que se le haga ver a las personas que lo que está comiendo es o no saludable. Todo ser humano sabe más o menos lo que tiene que consumir, pero no por conocimientos formales, sino porque durante milenios ha encontrado aquello que le proporciona un equilibrio saludable. No obstante, en el ambiente actual podemos fácilmente desequilibrarnos”.

La coordinadora de Investigación del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara ha aportado elementos a los nutriólogos para que les sirvan de referencia en la evaluación y tratamiento de sus pacientes. Cuando llegó a México proveniente de España, Vizmanos Lamotte se preguntaba cómo le hacían los nutriólogos para cuantificar la alimentación del mexicano porque, por ejemplo, hay diferentes tamaños de tacos y de porciones, así que elaboró con su equipo de trabajo y en colaboración con investigadores de Francia y España, un álbum fotográfico de alimentos mexicanos.

“Por lo que sé es el único que hay en el país y que está validado. Este álbum contribuye a que el nutriólogo cuando hace la evaluación de lo que come una persona, tenga el soporte visual de lo que muestra esa persona y se reduce el riesgo de error al reportar la cantidad de alimentos”, destacó la integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.

Asimismo, la experta trabajó junto con otros colegas en la validación de un cuestionario de frecuencia de consumo que permite diagnosticar en distintos periodos con qué asiduidad un paciente consume determinados alimentos y en qué cantidad. Estas preguntas sirven al nutriólogo para identificar su ingesta diaria en parámetros de energía y macronutrientes como proteínas, lípidos e hidratos de carbono.

“A partir de este cuestionario generamos un Índice de Calidad de la Dieta Mexicana, acorde con lo que se llama la dieta correcta o el plato del bien comer con el que se puede cuantificar si lo que consume una persona, grupo o comunidad específica es suficiente en energía, consumo de calcio, hierro, etcétera, y proporcionar una retroalimentación detallada y cuidadosa”, destacó la doctora en medicina y cirugía por la Universidad Rovira i Virgili, España.

Uno de los errores más comunes de las personas a la hora de hacer dieta es no acudir con un profesional e imponerse restricciones alimentarias que pronto las hacen desistir de sus intentos por bajar de peso. Se pueden hacer cambios drásticos, pero se tienen que sostener a largo plazo o bien hacer cambios progresivos en hábitos alimentarios que siempre estén orientados por los nutriólogos.

“Entre los hábitos recomendados está consumir agua simple en cantidad suficiente, dejar las bebidas azucaradas, entre ellas refrescos y jugos naturales. Incrementar el consumo de frutas y verduras, así como reducir el de carnes rojas pues sabemos que para el organismo es más saludable consumir carnes blancas como pescado, pollo o pavo”, comentó Vizmanos Lamotte.

Otro reto para México, y que discuten los profesionales de la salud, es lograr que los productos o ingredientes tengan etiquetados más sencillos sobre la información calórica y nutrimental que contienen. Chile y Francia han dado pasos en ese sentido que han resultado beneficiosos para la población pues un etiquetado sencillo permite a la población saber en una leída si el producto es saludable o no sin necesidad de conceptualizaciones ni procesos matemáticos según las porciones, como ocurre en la actualidad.

La obesidad a la larga ocasiona diabetes, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Atender esta enfermedad es urgente, añadió la cofundadora e integrante de la Red Iberoamericana sobre el Estudio del Síndrome Metabólico. “En Europa hay estudios que apuntan que las personas que consumen más vegetales y frutas de origen orgánico reducen el riesgo de enfermedades en 25%. Son señales que tendríamos que estar escuchando y atendiendo en México”, subrayó.

Luz Olivia Badillo.

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