Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/120/16
Ciudad de México, 1 de junio de 2016
La biología molecular está viviendo una revolución sin precedentes gracias a un sistema de edición del genoma. En la actualidad, los científicos de todo el mundo tienen a su disposición una técnica para cortar y pegar pedazos del ADN, una metodología aprendida del mecanismo de defensa de las bacterias.
Este avance “es extremadamente eficiente,económico y versátil, cuando antes había sido difícil, complejo e ineficiente, pero la posibilidad que nos da esta nueva tecnología de edición basada en la proteína Cas9 y el sistema CRISPR (siglas en inglés de Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas), es hacer investigación casi cien veces más rápida y precisa”, dijo Xavier Soberón Mainero, director general del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen).
Obra de las investigadoras Emmanuelle Charpentier, del Instituto Max Planck, en Alemania, y Jennifer Doudna, de la Universidad de Berkeley, Estados Unidos, esta técnica abre un panorama nuevo, “el cambio es cualitativo, lo que antes no, ahora sí; comenzó a regarse como pólvora por todo el mundo; los laboratorios que ya trabajaban con genes en organismos vieron la posibilidad de generar cosas nuevas más rápido.
En ese sentido, México no es excepción, pues se tienen laboratorios con experimentos o que están empezando a incorporar esta técnica, como en el Inmegen, donde al menos tres grupos de investigación ya la utilizan, de acuerdo con Soberón, quien anotó que la investigación básica tendrá enorme crecimiento en la próxima década, sobre todo para los grupos que trabajan con organismos modelo como rata, pez cebra o mosca.
Otra área que crecerá desde el punto de vista científico, prevé el investigador, es el de células humanas en cultivo, pero hay cientos o miles de células humanas derivadas de diferentes experimentos que se cultivan y que se pueden utilizar para diferentes análisis, como las células cancerosas, candidatas de estudio con este sistema.
“Lo más interesante para el público será el tema de la modificación de células humanas. En México no conozco a ningún grupo que esté en condición de hacer una modificación de células humanas para ser usadas en tratamientos o aspectos reproductivos, dos de las grandes discusiones hoy en día”, destacó en entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias, de la que es miembro.
Sobre la aplicación de este sistema de edición directamente en protocolos clínicos o en la modificación del linaje humano, opinó que en el aspecto reproductivo hay más implicaciones bioéticas y, por tanto, la recomendación de la Cumbre Internacional en Edición Genética Humana, realizada en diciembre de 2015 en Washington, fue que no se hagan modificaciones con fines reproductivos.
Soberón Mainero consideró que el sector que se va a revitalizar con CRISPR-Cas9 al usar esta tecnología es el de la industria agronómica para la producción de transgénicos, ya que uno de los argumentos en contra de estos productos es que la metodología utilizada es imprecisa, “y ese razonamiento ya no está en la mesa”. Ahora, por ejemplo, se le podrán transferir a una planta características particulares de una estirpe que tiene resistencia a la sequía y no sería, aseguró, un transgénico en el sentido estricto, sería un gen de la misma planta que se ha seleccionado en otro contexto, simplemente se transferirá más rápido, no será un gen exógeno, será de la misma especie.
La regulación y la bioética
Se sabe que los avances tecnológicos y científicos no siempre vienen acompañados por una legislación adecuada, “este es el caso con el sistema CRISPR-Cas9, un avance que rebasa el plano legislativo. En el Inmegen estamos en seminarios permanentes con algunos de los investigadores que hacen la parte social, ética y legal para tener un decálogo de cómo debe conducirse la investigación que se refiere al genoma de las personas, no a la edición”, apuntó.
Asimismo, sostuvo que en la institución que dirige no se ha hecho y no se hará en un futuro previsible la edición de genoma humano con objetivos clínicos, pero sí se investigará con líneas celulares en cultivo.
Previó que la terapia génica somática se va a dinamizar, por ejemplo, para curar la talasemia, un tipo de anemia presente en la sangre para la que se propone “tomar médula ósea, editar las células, remplazar y curar definitivamente”.
Ahora que CRISPR/Cas9 hace menos costosa la edición de genes, que habrá grupos que hagan ciencia básica con células en cultivo y lo realicen con gran precisión, la posibilidad de trabajar con esta técnica en tejido humano no será tan complicado. “Se puede pensar que en las instituciones en México se podrían formular protocolos de terapia génica para resolver problemas específicos”, sostuvo.
“Hasta este momento en el Inmegen no hemos emprendido un proyecto ni siquiera de investigación sobre la posibilidad de hacer terapia génica en humanos, no es algo que tengamos prohibido o que se aparte de nuestras posibilidades como instituto, ya que nuestra vocación ha sido el conocimiento del genoma como está y su correlación con la salud, no en su modificación. Pero ahora que la edición se convierte en un tema accesible a laboratorios convencionales de cualquier parte del mundo, se nos han abierto nuevas posibilidades a todos. No hemos decidido hacerlo, pero no quiere decir que no lo podamos hacer, eso sí –subrayó-, nunca en términos reproductivos, está prohibido en nuestros estatutos y en la ley, y no nos preocupa ahora, no es un problema de salud pública, pero la terapia génica somática sí”.
Xavier Soberón destacó que en la próxima década la investigación básica estará inmersa en una revolución silenciosa, que el público no la va a notar tan rápido, y que más investigadores harán hallazgos más rápido y con mayor precisión, lo que generará nuevo conocimiento, que es lo más importante.
“Lo otro que creo que va a pasar es que surgirán protocolos de terapia génica, propios de los sistemas clínicos y biomédicos del país, y no solo los que adoptemos del extranjero”.
Elizabeth Ruiz Jaimes.
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