Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/191/12
México, D.F., 8 de septiembre de 2012
Debido a la amplia dependencia alimentaria de nuestro país, donde la agricultura mexicana está frente a enormes problemas para la producción de alimentos, no se debe descartar el uso de granos genéticamente modificados, estimó Octavio Paredes, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
“La erosión del suelo es una verdadera tragedia y México es altamente dependiente. Sin embargo, hay alternativas que nuestro país tiene”, afirmó el Miembro Titular de la Academia Mexicana de Ciencias.
Durante la mesa de trabajo “Nutrigenómica: un abordaje hacia la nutrición personalizada”, en la Semana de Ciencia e Innovación 2012, Paredes recordó que siempre que se habla de transgénicos muchas personas -desde investigadores hasta grupos ecologistas-, reaccionan negativamente.
“El producto alimenticio más cercano al corazón del mexicano es el maíz, y solamente tenemos en almacenes, el 50 por ciento de la biodiversidad genética de México; del frijol el 5 por ciento, del amaranto y calabaza cero”, señaló Paredes.
Pese a la negativa de muchas personas en el mundo, la curva de crecimiento del uso de semillas transgénicas en el mundo se ha incrementado, pues naciones de América Latina como Argentina y Brasil han apostado por este tipo de granos.
Aunque la principal crítica que se hace al tema es que los granos son producidos por empresas como Monsanto o DuPont, el investigador se preguntó: ¿cuántas empresas mexicanas se han enfocado a investigar y producir granos de mayor calidad?
“México está frente a enormes retos y hay que revisar a qué nivel queremos una autosuficiencia alimentaria, entre comillas”, consideró Paredes.
“No me parece que desechemos automáticamente a los transgénicos, considerémoslos, ustedes vayan a la página de la Academia Mexicana de Ciencias que hace poco sacó una publicación de todos los trabajos que hemos hecho los mexicanos en transgénicos, especialmente agrícolas de tipo transgénico y comparémoslos con lo que existe en el mundo”.
Adicionalmente, recordó que cada día surgen nuevos retos en el entorno científico y tecnológico, algo mucho más rápido de lo que puede procesarlos la sociedad.
“Hay una cosa que se llama biología sintética y los transgénicos son un juego de niños en relación a ella. Es la generación de organismos que hacen cosas que nunca las sociedades del mundo identificaron y nunca vivieron”, sentenció Paredes.
Durante la mesa de trabajo, en la que participaron Ninbe Torres, del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán; Elizabeth Tejero Barrera, del INMEGEN; Irma Solesi, del Centro de investigación Nestlé, en Suiza, y José Alberto Gallegos Infante, del Instituto Tecnológico de Durango se reconoció que en materia de nutrición aún es necesario hacer mucho en nuestro País.
“Los problemas relacionados con la nutrición en México son muchos, no ha desaparecido la desnutrición cuando ya tenemos grandes cantidades de enfermedades relacionadas con el desequilibrio y exceso de ciertos alimentos. La obesidad como el eje que desencadena la diabetes tipo 2 que propicia en muchos casos enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer”, dijo Torres.
“Ahí tenemos un problema muy importante de selección de alimentos, de educación en cuanto a hábitos de salud para alimentación y el propósito de la nutriogenómica es identificar mecanismos biológicos en los alimentos que permitan dar un mejor tratamiento o una mejor estrategia de prevención de enfermedades”.
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