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Necesario estudiar cómo y hacia dónde crecen las zonas urbanas

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/005/19
Ciudad de México, 9 de enero de 2019

  • Las personas con menores recursos no son siempre las que dictan el rumbo del crecimiento expansivo de la metrópoli; en Monterrey, por ejemplo, los que marcaron el crecimiento periférico o la desconcentración de la zona fueron los que tenían el dinero y las industrias.
Con los procesos de metropolización van quedando anillos a los que se pueden llamar las no ciudades; es decir, dentro de una metrópoli pueden existir espacios que carecen de todas las características urbanas, por ejemplo, falta de infraestructura y servicios.  En la imagen, el crecimiento que ha registrado la ciudad de Monterrey, Nuevo León, de 1940 a 2005.
Con los procesos de metropolización van quedando anillos a los que se pueden llamar las no ciudades; es decir, dentro de una metrópoli pueden existir espacios que carecen de todas las características urbanas, por ejemplo, falta de infraestructura y servicios. En la imagen, el crecimiento que ha registrado la ciudad de Monterrey, Nuevo León, de 1940 a 2005.
Foto: cortesía Dr. Eduardo Souza González.
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El crecimiento de un área urbanizada y su periferia suele ser relacionada con el de la población de bajos recursos, pero esto no siempre es así, otra posibilidad es que los procesos expansivos son impulsados por los sectores que tienen vínculo con el poder del capital y del trabajo.

Eduardo Sousa González, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), se ha dedicado a estudiar el crecimiento urbano, en específico de la zona metropolitana de Monterrey, para tratar de responder a preguntas como ¿cuál es la forma en que inician históricamente los desplazamientos periféricos de un centro metropolitano?, ¿quiénes son los actores principales involucrados en el proceso?, ¿cómo y por qué se da la diferenciación de clase social en el proceso de ocupación del suelo? y ¿cómo se genera la diferenciación espacial?

Una de las hipótesis que ha guiado esta investigación es que las personas más necesitadas económicamente no son las que dictan el rumbo del crecimiento expansivo de la metrópoli. De acuerdo con el doctor en asuntos urbanos, el proceso de metropolización de Monterrey se sitúa, según los análisis históricos, en la década de 1940-1950 con la incorporación de las áreas urbanas de los municipios de Guadalupe y San Nicolás de los Garza.

Una de las características de este crecimiento urbano es que el Río Santa Catarina dividía el distrito central de negocios, al norte, del área donde se encontraban las personas sin recursos, al sur. Y en vista de que la zona norte sufría de constantes inundaciones, las personas cambiaron su lugar de residencia y se dirigieron a las zonas más altas, que fue el caso del Cerro del Obispado.

“De forma paralela al río fueron creciendo los asentamientos irregulares conforme cambiaban las fuentes de trabajo de las personas. De esta manera los que marcaron el crecimiento periférico o la desconcentración de la zona fueron los que tenían el dinero y las industrias”.

Para realizar estudios sobre expansión urbana, Souza González, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, recurre a encuestas y entrevistas cuantitativas y cualitativas, y utiliza paquetes estadísticos para procesar la información. Con los resultados es posible tener una idea de cuál es la situación actual de las zonas urbanas y hacia dónde deberían de crecer.

Además, esta información permite ver las carencias en infraestructura y equipamiento entre las diferentes zonas, ya que unas están más habilitadas que otras porque con los procesos de metropolización van quedando anillos a los que se les puede llamar las no ciudades; es decir, que dentro de una metrópoli pueden existir espacios que carecen de todas las características urbanas, señaló el investigador en entrevista.

Pese a que aplicar los instrumentos metodológicos que emplea (como las entrevistas y las encuestas) en otras zonas metropolitanas para establecer comparativos es costoso, el especialista ha podido llevar a cabo análisis en las ciudades de Guadalajara, Puebla, y en Concepción, esta última en Chile, con la que “tenemos convenios con la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, y hemos establecido comparativos entre esta ciudad chilena y la zona metropolitana de Monterrey”.

Se ha identificado que entre las ciudades de Concepción y Monterrey existen diferencias debido a que las inversiones y las políticas públicas que se establecen y que guían el crecimiento hacia la periferia son diferentes, pero el común denominador es la presencia de áreas urbanas sin la infraestructura necesaria.

Eduardo Sousa González forma parte del comité evaluador del Programa de Desarrollo Urbano de la zona metropolitana de Monterrey al 2040, que es una guía para direccionar el crecimiento urbano. “Lo que destaca de la última etapa de este programa es que por decreto se incrementa de 13 a 18 el número de municipios, lo que es irregular porque la zona metropolitana de Monterrey se vuelve una zona enorme en la cual las distancias se extienden y con ello se vuelve más caro dotar de infraestructura y servicios a todos los municipios”.

Aspectos como el anterior hace que los estudios urbanos y metropolitanos sean necesarios para dejar de implementar modelos externos y tomar en cuenta que cada zona es diferente, por lo que se deben considerar sus peculiaridades y así poder establecer la forma en la cual determinada metrópoli se puede expandir, planteó el investigador de la UANL.

Noemí Rodríguez González.

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