Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/400/13
México, D.F., 12 de noviembre de 2013
Falta mucho para lograr una incidencia efectiva en los programas de estudio, desde la primaria hasta el nivel universitario y ¿por qué no? desde el jardín de niños, y lograr una sólida enseñanza de las ciencias, sostuvo León Olivé Morett, investigador adscrito al Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.
El investigador señaló que “el problema en México es que desde hace décadas no se han tenido adecuadas políticas públicas, ni para impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación, y menos para fortalecer la enseñanza de la ciencia en los diferentes niveles educativos”.
Hemos tenido, añadió, algunos esfuerzos relativamente aislados, al margen de las políticas públicas, como los que viene realizando el programa de Innovación en la Enseñanza de la Ciencia (Innovec), o los que ha hecho la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), institución de la que es miembro.
Por lo anterior, opinó que “el principal reto que enfrenta el país es el de diseñar una política pública en educación que garantice una cobertura del 100% a nivel nacional, de acuerdo con la cual se asegure la enseñanza de las ciencias, tanto naturales como sociales, de alta calidad en los diferentes niveles educativos”.
Pero para lograr este fin, otro de los desafíos que debe enfrentarse y superarse es el de ofrecer la preparación adecuada a los profesores de todos los niveles educativos, lo cual debería venir como parte de la política pública en cuestión.
Esto desde luego requiere recursos económicos que el Estado debería destinar para garantizar la debida preparación de los profesores y dotar a todas las escuelas con los medios necesarios.
Otra dificultad a superar es “adaptar los programas al entorno ambiental y cultural de los estudiantes a quienes están dirigidos. No es lo mismo enseñar ciencias a niños de las grandes ciudades, que a niños de medios rurales o indígenas”.
Informó que en la UNAM se han desarrollado algunos proyectos que intentan cristalizar métodos de enseñanza de las ciencias tomando en cuenta las diferencias culturales que tenemos en México.
¿Sociedad del conocimiento?
Se habla del advenimiento de la llamada “sociedad del conocimiento”. Este es un concepto que adquiere significados diferentes según el contexto en el que se utilice y para qué fines. Hay un sentido que podríamos llamar el usual o dominante, que lo reduce a una sociedad cuya economía está basada en conocimiento científico y tecnológico, explicó.
También comentó que esto responde a un fenómeno innegable que se ha dado en las últimas décadas, y es que la producción en el sentido económico se ha estado basando cada vez más en los sistemas que muchos autores llaman “tecnocientíficos”, que no son una mera hibridación de la ciencia y la tecnología, sino que se trata de sistemas de generación de conocimiento y de intervención en la realidad, inéditos en la historia de la humanidad.
Es cierto que la mayor riqueza en el sentido económico es ahora producida por este tipo de sistemas, como lo podemos observar en la informática, la producción de “software” por ejemplo, pero también de “hardware”, en la biotecnología, en las redes satelitales, en los nuevos materiales.
“Pero este concepto se desentiende del problema de si esa mayor riqueza económica se está distribuyendo de manera equitativa y justa en la sociedad, se desentiende también de la participación ciudadana en la definición de los problemas, en la propuesta de soluciones, y en las acciones tendientes a resolver los problemas, y finalmente tampoco toma en consideración la diversidad cultural”.
Para Olivé, todo esto se debería tomar en cuenta para generar un modelo de sociedad del conocimiento que sea adecuado para México, el cual debería tener tres características: “que permita transitar hacia una sociedad menos injusta, que sea democrático, es decir que aliente la participación ciudadana en la definición de los problemas, en la propuesta de soluciones, y que sea plural en el sentido de reconocer la diversidad cultural que es tan rica en nuestro país”.
Más desafíos
Para el estudioso de la epistemología y la filosofía de la ciencia, otro desafío fundamental de superar es lograr una adecuada articulación del conocimiento científico y tecnológico con estos otros tipos de conocimientos, los cuales, desde el punto de vista epistemológico son tan legítimos y auténticos como los científicos y tecnológicos.
“La enseñanza de las ciencias a todos lo niveles resulta crucial para lograr esa articulación de los conocimientos locales y tradicionales con los científicos y tecnológicos, y además es fundamental para lograr una verdadera apropiación social de la ciencia y la tecnología, con lo cual estaremos fortaleciendo la cultura científica y tecnológica en México”.
De los países que sí han apostado por la ciencia en la educación señaló “es notorio y muy reconocido el caso de Finlandia, pero también otros países, como Brasil, en América Latina, quienes han desarrollado desde hace décadas políticas públicas de impulso a la ciencia y la tecnología, acompañadas de políticas educativas, que les han permitido un desarrollo económico importante, pero sobre todo, social, que es a lo que deberíamos aspirar”.
Pero para Olivé no se trata sólo de buscar un desarrollo económico sino también a que éste “redunde sobre todo en un desarrollo social y nos permita avanzar hacia esa sociedad del conocimiento con las características que he mencionado”.
León Olivé será reconocido este 13 de noviembre por sus aportaciones a la reflexión sobre la ciencia y su enseñanza en la educación básica, junto a otros dos entusiastas de la ciencia que son de origen chileno: Rosa Devés y Jorge Allende.
Este reconocimiento se dará como parte de la séptima Conferencia Internacional sobre Enseñanza Indagatoria de la Ciencia en Educación Básica que este año estará dedicada al tema de “La evaluación del aprendizaje de la ciencia: tendencias y retos”, misma que se realizará el 14 y el 15 de noviembre en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
Elizabeth Ruiz Jaimes
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