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MORIRÉ SIENDO ACADÉMICO: COSSÍO DÍAZ

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/047/14
México, D.F., 10 de febrero de 2014

  • El ministro ingresará este martes oficialmente como miembro de El Colegio Nacional
  • Una Judicatura que quiere incidir en los problemas reales de una sociedad no se puede quedar atrapada simplemente en los conceptos normativos, sino en la comprensión de aquello para lo cual está generando soluciones, sostiene
El doctor José Ramón Cossío Díaz, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
El doctor José Ramón Cossío Díaz, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: Paulette González/SCJN.
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José Ramón Cossío Díaz, actual ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, formalizará este martes su ingreso a El Colegio Nacional. Se convertirá así en el integrante número 93 en la historia de esta institución, de la que aspiró formar parte en sus años de juventud motivado por el prestigio de sus integrantes y por el contacto directo que tuvo posteriormente con algunos de ellos durante su desarrollo profesional.

El doctor en derecho constitucional reconoció que este ingreso representa su mayor satisfacción académica por la importancia que tiene El Colegio Nacional en la historia del país, y por la calidad de las personas que desde hace 70 años han formado parte de él.

“Ingresar a El Colegio ha sido una enorme alegría por una parte y, por otra, es una renovación de compromisos para seguir construyendo conocimiento jurídico y difundirlo que son las tareas más importantes que el estatuto impone a sus miembros”, dijo.

La academia, su esencia

José Ramón Cossío Díaz, ganador en 1998 del Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias, asociación de la que es miembro desde 1994, cree que su elección para integrar El Colegio Nacional se debe a que es un académico.

“Yo no creo que me hayan invitado como ministro, me invitaron como académico, porque como dice el maestro Fix-Zamudio: ´los académicos somos como los militares y como otras personas que tenemos una posición desde la cual vemos el mundo´. Y la posición desde la que veo el mundo es, y creo que como juez lo he podido mostrar, la de académico; me comporto como tal… En cinco años dejaré de ser ministro y me moriré académico porque eso es a mí lo que me gusta y estaré en mi universidad dando clases como lo hago ahora”.

Y justamente es la academia lo que permite tener conocimiento de las demás disciplinas, en especial de las ciencias. Esta es la labor que ha asumido convencido Cossío Díaz, que le ha permitido a él y a la Corte tener una visión más amplia para enfrentar los nuevos desafíos.

En el Poder Judicial en general, dijo, no se puede simplemente ser reactivos a los problemas. “Si hoy sabemos que tenemos una transformación enorme en el campo de los derechos humanos, por ejemplo, tendríamos que tener una preparación, adelantarnos. Los abogados debemos tener conocimientos generales y diálogo con otras profesiones para entender que el problema al que nos estamos enfrentando en muchas ocasiones no es jurídico y no pasa solamente por una solución jurídica.

“Imaginemos el caso que llegó a la SCJN sobre el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Fue precisamente la colaboración que tuvimos con los miembros de la Academia Mexicana de Ciencias, la que nos ayudó a entender las diferencias entre VIH y Sida, sus factores incapacitantes, sus consecuencias, etcétera; creo que una Corte que está abierta a estos diálogos con las distintas profesiones, con la sociedad, es una Corte que puede prever los problemas y puede en algún momento dar mejores soluciones respecto a aquellas que podrían tomar sus miembros sin tener conocimientos en las distintas especialidades.

“Me parece que una Judicatura que quiere incidir en los problemas reales de una sociedad no se puede quedar atrapada simplemente en los conceptos normativos, sino en la comprensión de aquello para lo cual está generando soluciones o normas jurídicas, para que de verdad sean soluciones”.

El ingreso a El Colegio

Poder convivir y compartir con hombres y mujeres que se han destacado de manera sobresaliente en las ciencias, las artes y las humanidades, fue una ilusión que Cossío Díaz alimentó desde joven.

El abogado narró que siendo adolecente le atrajeron la personalidad y la obra de algunos integrantes de El Colegio Nacional; sintió especial admiración por el doctor Ignacio Chávez Sánchez, fundador y primer director del Instituto Nacional de Cardiología, desde luego por Daniel Cosío Villegas, a quien se le considera el más importante historiador y crítico de la Constitución de 1857, así como por el novelista Mariano Azuela, ”que me parecían en ese momento –aún ahora– grandes personalidades”.

Mencionó que habría tenido unos 18 años cuando tuvo conocimiento de la existencia de El Colegio Nacional leyendo una revista en la que se le hacía un homenaje al doctor Chávez, “entonces decía ¡caray qué institución! y me pareció fascinante –así lo pensé– algún día estar ahí”.

Agregó que cuando conoció al doctor Héctor Fix-Zamudio, su maestro en Derecho, y se enteró que era miembro de dicha institución, le provocó desde entonces una enorme ilusión personal poder estar en El Colegio. “Tener como compañeros a sus miembros, poder reunirme y hablar con ellos, me parecía increíble. Consecuentemente uno va tomando algunas direcciones en la vida, y pues se dieron las posibilidades y ahí me tienen ahora”.

Expresó que este logro ha hecho muy feliz a su familia, empezando por su mamá, “mi papá murió cuando yo tenía 18 años, y él debe estar muy contento, yo no le he preguntado, pero me imagino que así debe estar –dijo entre risas con su habitual sentido del humor. Mi mujer y mis hijos también están muy contentos”.

José Ramón Cossío Díaz, apasionado de la lectura, amante de la música y prolífico colaborador de textos especializados para diversos medios impresos, nació en la Ciudad de México en 1960. Obtuvo la licenciatura en Derecho en la Universidad de Colima, la maestría en Derecho Constitucional y Ciencia Política en el Centro de Estudios Constitucionales de Madrid, y el doctorado en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.

Como profesor ha impartido clases en diversas instituciones académicas, especialmente en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Su trayectoria la ha construido entre la docencia, la investigación y el servicio público. El derecho constitucional es su principal línea de investigación. Ha escrito 21 libros y dirigido más de 70 tesis de licenciatura, maestría y doctorado.

Fabiola Trelles Ramírez

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