Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/013/12
México, D.F., 19 de enero de 2012
Ante el fracaso del actual sistema alimentario, se presenta la necesidad de cambiarlo de manera integral para cubrir los actuales y futuros requerimientos de consumo humano, haciendo uso de nuevos conocimientos y tecnologías, dijo en conferencia plenaria James Fraser Muir, profesor emérito de la Universidad de Stirling, Escocia, en el segundo día del Congreso Ciencia y Humanismo 2012 de la Academia Mexicana de Ciencias.
“Para tener mayor productividad en las cosechas, menos desperdicio y bajos costos en el proceso alimentario, vamos a necesitar de mucha investigación y tecnologías focalizadas y utilizarlos de manera creativa para generar un gran impacto”, mencionó el evaluador y asesor de investigación y desarrollo internacional.
El objetivo es – añadió el científico- terminar con el hambre de mil millones de personas que la padecen en el mundo y disminuir el riesgo de que la padezcan otros mil millones en las próximas décadas.
“Aunque hay potencial para producir alimento para 9 mil o 10 mil millones de personas que está calculado seamos en el 2050, porque no habrá un problema técnico o de producción, sí será un problema político y de servicio social”, dijo quien es reconocido como uno de los actuales líderes en temas de alimentación en el mundo.
Con el título “Alimentación para el 2050: ¿Cómo se puede mantener la sustentabilidad en el menú”?, estudio que presentó en la plenaria citando a su colega John Beddington, quien es consejero científico en Reino Unido, JF Muir estableció que aún cuando el Banco Mundial confía y asegura que en los próximo años el PIB irá en aumento, la combinación del incremento de la población y el consumo de alimento va a enfrentar a los países a una demanda importante de alimentos, “unos dicen que será de 70%, y otros aseguran llegaría al 100%”.
El punto es –agregó- es que tenemos un tiempo específico en el que convergen amenazas en la producción agrícola, los efectos del cambio climático, que va a empeorar la producción, y la tendencia a la utilización de menos recursos energéticos; hay preocupación también por el uso de la tierra y el agua.
Ante esta problemática, el experto en temas de acuicultura y pesca, desarrollo sustentable y cambio climático, entre otros, planteó cinco retos para las próximas cuatro décadas:
1) Mantener un balance entre la oferta y la demanda (¿se podrá hacer para alimentar a 9 mil o 10 mil millones de habitantes en el mundo?); 2) Hacer frente a la amenaza de la volatilidad del futuro en el sistema alimentario; 3) Acabar con el hambre (que es lo que se requiere); 4) Interacción con el cambio climático y reducción de gases tipo invernadero, y 5) Conservar la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas (para el agua y la tierra que se utiliza para la producción de alimentos y asegurar que la producción de alimentos no dependan de estos recursos exclusivamente).
“No estamos llegando a las metas. Los objetivos del Milenio es reducir la hambruna al 8% en el 2015 y al 5% en el 2020. Por lo que necesitamos que nuestro sistema funcione mejor. Si tenemos a mil millones de personas padeciendo hambre y muriendo por ella, nos dice que el actual sistema no está funcionando”, subrayó.
James Fraser Muir en ese sentido dio tres mensajes clave:
De continuar con el actual sistema alimentario no se va a poder hacer lo que se necesita hacer; la agricultura y el proceso alimentario no son la solución por sí solos, se necesitan de políticas, de reglas de comercio, de uso sustentable y asignación regulada de agua y tierra; es decir, de una solución integral de intervención de varias áreas y especializaciones; y rediseñar de manera radical el sistema global de alimentos.
Como aspecto importante subrayó que el nivel desigual de ingresos de un país, pocos ricos y muchos pobres, hace que la situación alimentaria sea un reto muy grande; así como el ascenso de la intensificación sustentable, “que suena fácil, pero que es muy difícil de poner en práctica al utilizar los mismos o menos recursos para producir más alimentos, “que no es imposible, pero para ello es necesario cerrar las brechas que existen en el proceso de producción”.
Muir sostuvo que la hambruna es a largo plazo y que su impacto debe entenderse de manera temprana y tener un mejor seguimiento de los compromisos que se asumen en foros y cumbres mundiales. “Los compromisos se ven muy bonitos en los titulares de los periódicos, pero en la realidad no es así. Hay que mantener a los responsables “responsables” de lo que comprometen”,
Durante las actividades del segundo día de trabajo del Congreso Ciencia y Humanismo 2012, en que respecta a la mesa de Ingeniería: Transición energética, que coordinó el doctor José Luis Fernández Zayas, se habló sobre los diversos fuetes energéticas.
Claudio Estrada Gasca, se refirió al uso de la energía nuclear y sostuvo que esta es una de las grandes opciones por el alto grado de beneficios y porque se cuenta con soluciones de alta tecnología para enfrentar eventuales condiciones de riesgo que puedan presentarse en su utilización.
Por su parte, Carlos Vélez Ocón se refirió a la importancia de inculcar entre la sociedad una cultura del ahorro energético. Destacó que en la actualidad circulan diariamente más de 500 mil millones de correos electrónicos; que tan solo en 2011 se vendieron siete mil millones de celulares de los cuales se desechó el 70 por ciento, lo que significa un gran desperdicio de energía.
En este simposio, participaron también Gaudencio Ramos Niembro y Jorge Eduardo Navarrete.
En el simposio de Geociencias, los doctores Graciela Binimelis, María del Socorro Lozano, Venkatachalam Ramaswamy y Alan Robock, hablaron sobre “Pasado, presente y retos futuros del cambio climático”.
Lozano García en su ponencia se refirió a los estudios realizados sobre el impacto humano registrado en sedimentos, de cómo se ha establecido este cambio en el clima y la historia de la actividad humana en los últimos cuatro mil años.
Habló de la investigación paleoclimática realizada en los estados que conforman el centro del país, principalmente en Chalco, Estado de México, y de cómo las altas temperaturas registradas en la actualidad se asemejan de manera significativa a las de los años 1600, datos que, dijo, servirán para realizar las proyecciones en las condiciones del cambio climático a futuro en nuestro país.
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