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Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/051/10
México, D. F., a 12 de mayo de 2010.

• Integrantes del Consejo Directivo de la AMC señalaron que los gobiernos de países desarrollados consultan a sus comunidades científicas para resolver sus problemas, lo que no sucede en México
• En conferencia de prensa, anunciaron que el International Council for Science establecerá en México su oficina regional, en las instalaciones de la AMC
• Rosaura Ruiz, Arturo Menchaca y José Franco consideraron que este hecho contribuirá a que México recupere liderazgo científico en América Latina

Integrantes del Consejo Directivo de la AMC anunciaron que el International Council for Science establecerá en México su oficina regional, en las instalaciones de la Academia.
Foto: AMC
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Si se invirtieran los recursos suficientes, México podría ser líder mundial en investigación en informática y en energías renovables, lamentablemente, por falta de visión política, esto no ha sido posible, manifestó Rosaura Ruiz Gutiérrez, presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

En conferencia de presa convocada para dar a conocer los logros de la AMC en materia de relaciones internacionales, la presidenta de este organismo destacó que en la actualidad México no es líder mundial en ninguna de las áreas científicas.

Para revertir esta situación y promover el desarrollo científico es preciso, dijo, que la población “demande su derecho a que en México haya una ciencia que contribuya a resolver los problemas nacionales”.

Tras destacar la participación de la Academia Mexicana de Ciencias en el ámbito internacional, Rosaura Ruiz dio a conocer que en los próximos meses el International Council for Science (ICSU) situará en México su oficina regional, en las instalaciones de la AMC.

Esto es posible, destacó, gracias a la colaboración de la AMC con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), institución que aportará los recursos para el funcionamiento de la sede de ICSU en nuestro país.

Indicó que la decisión de instalar las oficinas (actualmente establecidas en Brasil) en México es un reconocimiento a la AMC y a la ciencia mexicana, además de que constituye el primer paso para que el país recupere su liderazgo científico en América Latina.

Rosaura Ruiz expresó que una vez establecida la sede regional de ICSU en México, se promoverán reuniones y congresos donde se discutan las políticas científicas más adecuadas para los países de la región.

En su oportunidad, Arturo Menchaca Rocha, presidente electo de la Academia Mexicana de Ciencias para el periodo 2010-2012, habló sobre los logros de la institución como integrante de la Academias de Ciencias del Grupo G8+5.

Señaló que, a pesar de ser México el país menos desarrollado del grupo y la nación que menos invierte en ciencia y tecnología, la Academia Mexicana de Ciencias ha logrado una posición de liderazgo en el ámbito internacional colocando en la agenda científica mundial temas propios del mundo en desarrollo.

Dio a conocer que la AMC participó en la reunión del grupo G8+5, celebrada en abril de 2010 en Ottawa, Canadá, la cual se concentró en dos temas de interés mundial: la innovación tecnológica y la salud de mujeres y niños.

Al respecto, resaltó que la Academia Mexicana de Ciencias puso sobre la mesa el tema del aborto y las graves consecuencias que tiene en los países en desarrollo para la salud de la mujer. También se abordó la problemática de la fuga de cerebros, asunto que ha dejado de ser una preocupación para los países del primer mundo, pero que aflige a las naciones latinoamericanas.

El vicepresidente de la AMC consideró que en México se hace ciencia de buena calidad; sin embargo, se enfrentan problemas para el desarrollo de tecnología, en su opinión porque el desarrollo tecnológico toca intereses financieros de las naciones que nos venden su tecnología.

Por su parte, José Franco López, vicepresidente electo de la AMC para el periodo 2010-2012, consideró que el conocimiento es lo que ha dado a los países desarrollados su posición hegemónica. Estas naciones, explicó, usan el conocimiento y sus gobiernos consultan a sus expertos en ciencia y tecnología para la solución de sus problemas.

En México, por el contrario, la Academia Mexicana de Ciencias ha hecho llegar al titular del Poder Ejecutivo, por los conductos adecuados, los documentos con las recomendaciones de las Academias de Ciencias del Grupo G8+5 y “nunca hemos recibido respuesta”, aseguró.

El actual secretario de la AMC denunció que el país gasta en pago de licencias y patentes por el uso de tecnología extranjera 40 mil millones de dólares cada año, diez veces más que los 43 mil millones de pesos que el presupuesto federal dedicó al sector de ciencia y tecnología.

Las cifras anteriores demuestran que México está financiando el desarrollo científico y tecnológico de otros países, aseveró Franco López.

El también director del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lamentó que en Latinoamérica, fuera de Brasil y Chile, no hay país donde las academias de ciencias tengan un impacto real e importante en las agendas nacionales y expresó sus expectativas de que el establecimiento de las oficinas de ICSU en México contribuya a fortalecer a las Academias de Ciencias de la región.

Al abordar el tema del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), los miembros del consejo directivo de la Academia coincidieron en que tiene el mérito de que permite evaluar con los mismos parámetros a todos los investigadores del país.

Sin embargo, opinaron que el SNI ha fallado en su objetivo inicial de impedir la fuga de cerebros e inhibe actividades fundamentales en la ciencia como los proyectos a largo plazo, la interdisciplinariedad y la creación de infraestructura.

Al respecto, Rosaura Ruiz señaló que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología ha sido rebasado y que debería sustituirse con una Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, que coordine el desarrollo científico de México e impulse la ciencia en los estados de la República que presentan rezago.