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México requiere definir una política científica de largo alcance

Academia Mexicana de Ciencias
Boletín AMC/187/18
Ciudad de México, 16 de agosto de 2018

  • Se necesita fortalecer al sector con acciones a plazos sostenidos hasta de 30 años y dotar al Conacyt de un marco legal y normativo que garantice la continuidad de sus proyectos.
Firman convenio de colaboración el Foro Consultivo, Científico y Tecnológico, el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República y la Academia Mexicana de Ciencias.
Firman convenio de colaboración el Foro Consultivo, Científico y Tecnológico, el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República y la Academia Mexicana de Ciencias.
Foto: Elizabeth Ruiz Jaimes/AMC.
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La Academia Mexicana de Ciencias (AMC), el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT) firmaron la tarde de ayer miércoles, a través de sus respectivos titulares, un acuerdo marco de colaboración para realizar labores conjuntas que puedan o resulten complementarias para el mejor desempeño de sus respectivas funciones y atribuciones.

La firma del convenio se llevó a cabo en el marco de la serie de foros Balance de las Reformas Estructurales: del Pacto a la acción, previo a la mesa de discusión “Ciencia y Tecnología”, una de las diez que se programaron desde el pasado 7 de agosto para ofrecer un balance de las 11 reformas estructurales.

En dicha mesa de discusión participaron Enrique Cabrero, director general de Consejo de Ciencia y Tecnología (Conacyt); Elías Micha Zaga, coordinador de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Presidencia de la República; José Luis Morán, presidente de la AMC; y José Franco, coordinador general de FCCyT.

Los participantes coincidieron en que para poder insertar a México entre las primeras economías del mundo y tener la posibilidad de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos como resultado del conocimiento, se necesita desvincular al sector de ciencia, tecnología e innovación (CTI) de los cambios sexenales y proporcionar un marco legal y normativo que garantice la continuidad de sus actividades.

Al respecto, José Luis Morán López señaló que los países que han logrado desarrollar nuevas tecnologías y productos innovadores necesariamente han hecho de la CTI una política de Estado, ejemplo de ello, agregó, es Corea del Sur, país que no cuenta con los recursos naturales que México posee, pero en cambio, ha dado prioridad a la formación de recursos humanos, en especial en ingenierías y “son quienes hacen los desarrollos tecnológicos e innovaciones de los que somos consumidores”.

El presidente de la AMC comentó que las Cátedras para Jóvenes Investigadores que impulsa el Conacyt atraen a la masa crítica que tanto necesita el país. “Hoy hay mil 500 catedráticos, pero se planeaba que fueran cinco mil al final del sexenio”, dijo. Asimismo, consideró que entre los avances que logró el Consejo y que deben fomentarse en años venideros, son los programas Estímulos a la Innovación y Fondos Mixtos.

Por otro lado, Morán hizo referencia a lo que hoy es un pendiente “que no se puede aplazar más”. Se trata de una iniciativa que no avanzó en la Cámara de Diputados y que está relacionada con la importación de insumos para ciencia básica (instrumentación, reactivos, modelos vivos para experimentación e incluso procedimientos), ya que algunos solo se consiguen en el extranjero y en ocasiones, por trámites burocráticos, tardan meses en llegar a los laboratorios. “Sin estos insumos no se puede investigar ni hacer ciencia de frontera”.

Hoy manufactura, mañana robotización
Enrique Cabrero Mendoza comentó ante los asistentes a la mesa de discusión, realizada en el auditorio Octavio Paz del Senado, que lo ideal sería dar continuidad a lo logrado en este sexenio pues en un par de décadas más, el fuerte de México, la manufactura, será sustituida por la automatización de los procesos productivos y la mitad de los empleos del país serán obsoletos.

“La robotización es un proceso que ya llegó y los países están discutiendo la legislación que se necesita para enfrentarlo, se ha pensado en gravar con impuestos a las empresas que sustituyan a las personas por inteligencia artificial, para destinarlo a capacitar a los trabajadores en otras áreas”, expuso.

El titular del Conacyt detalló que se puede creer o pensar que el país se abstraerá de lo que pasa en el mundo y que no se incorporará ningún robot a los procesos productivos para garantizar los empleos, lo que en su opinión sacaría a México de la economía mundial y de los niveles de productividad que generan. En este contexto, anunció que del 22 al 24 de agosto habrá un evento organizado por la Secretaría del Trabajo, Conacyt y centros de investigación para ampliar la discusión.

En este panel de “Ciencia y Tecnología” de los foros, Elías Micha Zaga, ofreció un recuento sobre las reformas estructurales e impacto de acción en el sector. Subrayó que entre los cambios que propuso Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, fue alentador que propusiera fortalecer al Conacyt como parte de su política científica.

“El primer paso ha sido designar a María Elena Álvarez Buylla como directora general del Conacyt a partir del 1 de diciembre”, apuntó Micha y resaltó que será la primera mujer en dicho cargo.

Por su parte, José Franco, que fungió como moderador de la mesa, la cual inició con una breve exposición por cada uno de los participantes y luego pasó a la discusión en la que se hizo énfasis en ciertos aspectos decisivos en el futuro del sector, indicó que solo una tercera parte del recurso público que se asigna al ecosistema de CTI es administrado por Conacyt, el resto está a cargo de las secretarías de Estado que tienen relación con la ciencia.

“La CTI es vista de manera transversal en este gobierno, lo cual es correcto, pero no creo que sea correcto que el Consejo solo maneje una tercera parte del presupuesto”, planteó el expresidente de la AMC y añadió que el Conacyt es el único que da un reporte anual del uso de esos recursos, pero se desconoce cómo se han usado las otras dos terceras partes del presupuesto.

Otra cuestión que puso a discusión fue el hecho de que año con año se negocia el presupuesto a CTI, lo que en su opinión genera problemas en la conclusión de los proyectos, de ahí que sea fundamental la visión a largo plazo y transexenal.

Enrique Cabrero abundó en que más allá de las dificultades presupuestales, el diseño institucional requiere ser reforzado para que esta política científica pueda tener una mayor fuerza en el futuro. Recordó que se envió al Senado en abril de este año una iniciativa de reforma en ese sentido, con una perspectiva de 20-30 años, pero en el último día de sesiones los senadores dieron prioridad al tema del fuero.

José Luis Morán añadió que los incrementos y las reducciones en el presupuesto para la CTI al inicio y al final de los sexenios tienen como consecuencia la no continuidad de los programas, mismos que podrían haber sido fructíferos y bondadosos.

Y desde una perspectiva física teórica, área en la que se formó, el presidente de la AMC denominó a este fenómeno “patrón de tiró parabólico”, ya que “su máximo se alcanza a mitad del sexenio, pero ¿dónde empieza y dónde termina?, depende de las condiciones del contorno, como decimos los físicos, pero esa es una mala política; si podemos evitar que esto suceda y logramos que la inversión sea constante, será lo único que nos permitirá desarrollar proyectos de largo aliento”.

Luz Olivia Badillo.

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